Una oportunidad perdida. Este sería un adecuado subtítulo para esta entrada. Y es que, la verdad, esperaba mucho más de Alianza Editorial a la hora de editar los cuentos de E. T. A. Hoffmann. Me explico, Hoffmann es, probablemente, el escritor más importantes del XIX alemán (dejemos a Goethe al margen por aquello de cabalgar entre ambos siglos) y, para mayor interés en nuestro caso de frikis irredentos, es un escritor fantástico. Sin complejos ni tapujos, le va la marcha al respecto. Y, además, es uno de los autores cuya influencia ha sido más poderosa a lo largo del tiempo llegando incluso a anticipar muchos de los presupuestos de la escuela psicoanalítica de Freud. Vamos, por poner un ejemplo, es alguien a la misma altura que Poe, ni más ni menos.
Y, encima, es un artista cuya obra sobre todo descansa en el cuento y la novela corta. Cierto, tiene alguna novela como “Opiniones del Gato Murr” o “Los Elixires del Diablo” pero, en mi modesta opinión, donde se nota con más fuerza su maestría es en la distancia corta, ahí es letal, maravillosamente letal.
Básicamente, la obra corta de Hoffmann se publicó en vida en tres volúmenes: “Fantasías a la Manera de Callot”, “Los Hermanos de San Serapión” y “Nocturnos”. Estos libros fueron publicados en los 80 por la editorial Anaya en una de sus colecciones de literatura infantil (¿?). Hoy en día están agotados, son difíciles de encontrar y, me temo, serán muy caros. En los tres casos se sigue una estructura de cuento dentro del cuento a la manera de Chaucer o Bocaccio. Por supuesto, ahí no acaba todo, Hoffmann publicó otros muchos cuentos (“El Puchero de Oro”, “Datura Fastuosa”) de forma independiente. En fin, en los últimos 20 años han proliferado muchas antologías de Hoffmann que oscilan entre el par y las docena de relatos. En total se acercan a las 25 pero, y ahí está lo grave, ninguna de ellas recoge ni los volúmenes originales de cuentos ni una edición completa de estos.
Así pues, si queremos degustar la obra del alemán, nos encontramos ante una misión imposible. Deberíamos conseguir acceder a los muy buscados tomos de Anaya y, además, comprar muchas de las antologías por aquello de que tengan algún cuento aislado que falte. Para volverse locos.
Claro, al final uno tira por el camino más fácil y recurre o bien a esta edición en dos tomos de Alianza o a la de un solo tomo de Valdemar, colección Gótica (“El Hombre de Arena”), en ambos casos los números son muy similares: 13 cuentos, teóricamente los mejores. Y en ambos casos el resultado es el mismo: insatisfacción total y absoluta.
Como decía antes, uno esperaba algo más de Alianza cuya edición de los cuentos completos de Poe es modélica. Personalmente esperaba un esfuerzo similar en el caso del autor alemán pero, obviamente, no ha sido así. Y lo mismo se podría decir para Valdemar, que ha demostrado un gran valor a la hora de redescubrir a un gran número de autores clásicos que iban camino del olvido pero que en este caso ha pecado de timorata.
La única solución factible es que Anaya reedite los tomos de los años 80 (¿Por qué no en la colección “Tus Libros”?) o que cualquiera de las tres editoriales antes mencionadas (o Siruela que juega en la misma división) se atreviesen con los cuentos completos. Mientras sueño despierto no me ha quedado más remedio que contentarme con la edición de Alianza y seguir suspirandocon títulos como “El Puchero de Oro”, “Cascanueces y ell Rey de los Ratones”, “El Mayorazgo”, “Las Minas de Falum”, “La Señorita Scuderi”, “Signor Formica”, “El Niño Extraño”, “La Princesa Pirlipat”, “El Tonelero de Nuremberg”, etc.
La edición de Alianza incluye los siguientes relatos. Tomo 1: “El Magnetizador”. Hoffmann siempre sintió fascinación por los experimentos de hipnotismo de su época, en este estupendo relato se nos narra la ruina de una familia debido a los manejos de un malvado magnetizador capaz de dominar la voluntad de cualquiera. Aparte de que impresiona aún que el “malo” se salga con la suya, el cuento puede ser visto como una premonición de los actuales lavados de cerebros llevados a cabo por sectas, grupos políticos, etc.
“El Hombre de la Arena”. El más célebre ciento de Hoffmann y con razón. Roza la perfección. Poco puedo añadir pero destacaría lo que han dicho los críticos durante el último siglo: una perfecta recreación de la locura, incluida sus causas “freudianas” y un potente, y primerizo, cuento de robots.
“La Iglesia de los Jesuitas de G.”. Otro atisbo a la locura, en este caso a la que arrastra el arte. Un auténtico culebrón folletinesco y ciertos aires autobiográficos pero nada de fantasía.
“La Casa Vacía”. Otro cuento de locura, un tema muy tratado por el Hoffmann, pero en este caso destacaría lo bien que está creada la atmósfera de misterio que envuelve la casa y los pocos datos que se dan para intentar entender lo que está pasando. Un increíble tour de force que se cierra con auténtica maestría.
“El Sanctus”. Una curación milagrosa, de los más discretos.
“Los Autómatas”. Un cuento problemático. Lo que se lee fascina pero le deja a uno perplejo, no hay principio ni final, sólo la descripción (eso si, magnífica) de una exhibición de autómatas y ciertos misterios que envuelven a los personajes. Uno no sabe si esto es debido a la impericia del autor, al gusto romántico por la historia inacabada o, más bien, a que lo que falta aparece en el cuento marco que engloba a los demás del tomo “Los Hermanos de San Serapión”.
Tomo 2: “Bárbara Roloffin”, Brevísimo cuento que narra un suceso real de brujería en el Berlín del siglo XVII. Un atisbo entre la antropología y la historia a una época. Muy logrado.
“El Huésped Siniestro”. Un folletín de amores contrariados que recuerda vagamente a los relatos de Kleist. La gracia está en la presencia de otro malvado hipnotizador que casi se sale con la suya.
“Afortunado en el Juego”. Sin nada de fantasía pero un buen análisis de la ludopatía.
“Vampirismo”. De lo mejor de la antología. Una cruda e impactante historia de vampiros que deja a Le Fanu y Stoker a la altura del betún.
“Historia de Fantasmas”. El título lo dice todo. Discreta pero simpática.
“La Marquesa de Pivardiére”. Nada de fantasía, más bien un policíaco que se adelanta a Poe y a otros muchos a la hora de mostrar un falso culpable.
“Datura Fastuosa”. Recomendable historia de amores traicionados y ambición, el sexo como causa inevitable de perdición y un jardín maligno donde los haya. El último cuento escrito por Hoffmann. Lastima.