Memoria Recuperada: "Extravagancias" Recopilación de Groff Conklin
Traducción aceptable de Antonio Álvarez, portada curiosa muy años 60. Estamos ante un libro de relatos recopilado en 1966 por Groff Conklin, el primer gran antologista de la ciencia ficción (y uno de los mejores). La obra se articula a través de una introducción del recopilador y doce relatos, a saber: "La sopa mágica" (Alan Arkin), "¿Qué es eso que llaman amor?" (Isaac Asimov), "Los dientes de la desesperación" (Avram Davidson y Sydney Klein), "La calabaza galáctica" (G. C. Edmonson), "Sin cuerda" (Robert Lory), "El problema de H.A.R.R.I." (Edward McKin), "El devorador de agua" (Winston K. Marks), "La guerra Tierra-Venus de 1979" (Gerard E. Neyroud), "La medicina de Coffin" (Alan E. Nouse), "En pantalla" (John Novotny), "Punch" (Frederick Pohl), y "Los jugadores de ajedrez" (Charles L. Harness). Además, cada cuento suele ir acompañado de una pequeña nota introductoria de Conklin.
El menosprecio que sufre la ciencia ficción en nuestro país no deja de ser un tanto absurdo. Puede que una buena forma de acabar con él sea leer libros como este, cortos y concisos, pero con un puñado de magníficas historias. Es posible que, en general, estén escritas de una forma un tanto torpe (no lo neguemos, un fallo habitual en mucha ciencia ficción), pero hay aquí un puñado de grotescas y extrañas historias que, aparentemente, sólo tienen el fin de entretener pero que, a la vez, nos hacen pensar un poco más en nosotros y lo que nos rodea.
Con un decidido tono humorístico, no exento de un cierto escalofrío, tenemos parodias tan agudas como las de Asimov o Harness, historias de aprendices de brujo, como las de Arkin o Marks, simples ratos para reirse, como con Nouse y Novotny, y temas más serios como el que se desarolla en "Punch" de Frederick Pohl, probablemente el mejor cuento de todo el libro.
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Me encanta la ciencia fición, y me encantan los relatos. Y tengo la inmensa suerte de que ambos gustos se complementan, porque es un lugar común decir que lo mejor de la ciencia ficción se ha escrito en forma de relato. Y es también llamativo que muchos buenos cuentos de este género han sido escritos por ilustres desconocidos, segundones mediocres que tuvieron su momento de gloria. Esta rara antología, que fue editada hace mucho tiempo en una colección generalista, es una buena muestra. Apenas un par de nombres famosos y luego una larga ristra de desconocidos con nombres que apestan a seudónimo (¿Novotny? ¿Neyroud?), pero da igual, los buenos cuentos están asegurados para disfrute de los adictos como yo.