El 2005 (1)
Ahora que finaliza el 2005 puede ser un buen momento para ver como ha sido este año dentro del mundo de la literatura fantástica en nuestro país. En una primera entrada hablaré de cómo le han ido a las editoriales y más adelante veré cual ha sido la calidad de lo publicado.
Ya se sabe que cuando toca hablar del estado de la cf y similares en España sale pronto a relucir la famosa teoría del péndulo. Bueno, sin querer ser agorero, quizás este año el péndulo haya empezado a oscilar un poquito, quizás...
Tenemos en primer lugar las, llamémoslas, editoriales periféricas que publican literatura de género pero no de moda. Vamos, clásicos y cosas más mainstream. Las tres principales son Abraxas, Valdemar y Siruela.
En lo negativo hay que señalar la desaparición de Abraxas que acaba de saldar sus colecciones (ya hablaré de ello en una futura entrada). La situación de Siruela tampoco es del todo positiva. Su anterior dueño, Jacobo de Alba, ha vendido la editorial y fundado un nuevo sello, Atalanta, que esperemos sea tan exitoso como su anterior proyecto. Los actuales responsables de Siruela no acaban de cogerle el truco a la editorial, en mi modesta opinión, muchos de los últimos títulos publicados o bien son reediciones de colecciones ya extintas (principalmente de El Ojo sin Parpado), véase el caso de Machen, Blackwood o Peske; o continuaciones de libros de cierto éxito (McDonald) o títulos fáciles de encontrar en otros sitios (Cazotte). En fin, el tiempo dirá lo que pasará con este sello tan importante como fundamental.
Afortunadamente, Valdemar sigue viento en popa a toda vela. Un buen número de publicaciones todos los años, un mantenimiento más que adecuado del fondo editorial y un buen gusto a la hora de editar que para si querrían muchos. Simplemente por la publicación tan exquisita de las obras completas de Lovercraft ya habría que hacerles un monumento pero, además, han presentado al público autores nuevos como Quills-Couch y redescubierto otros como Bierce, Ewers, Dumas o Bloch, sin olvidar magníficas antologías (“Frenesí Gótico”, “Sanguinarius”) o la cuidadosa edición de todo un clásico como “Drácula”.
Luego tenemos las editoriales específicas de género, que podemos dividir entre pequeñas y grandes. La situación de las pequeñas también ha sido dispar. Hay algunas que están pasando bastante desapercibidas por parte de la mayoría de los aficionados. Berenice, Vórtice, Jaguar o el Grupo AJEC parece que no acaban de arrancar. Puede que sea por publicar muy poco o puede que por culpa de la distribución pero no suelen ser proyectos que estén en boca de los aficionados (excepto, en algunos casos, para criticar la baja calidad del producto ofertado). Y es una pena por que casi todas han sacado cosas interesantes dentro de su modestia (El “Hombre lobo en Paris” de Endore en Jaguar, “Idios Kosmos” de Capanna en AJEC, “La nave” de Salvador en Berenice,...). En fin, el tiempo y los beneficios dirán hasta que punto estos proyectos pueden aguantar.
Hay otro grupo de editoriales pequeñas que poseen más ambición y poco a poco se están convirtiendo en la auténtica espina dorsal del género en España. Me refiero a Gigamesh, Bibliopolis y La Factoría de Ideas. Gigamesh está teniendo, para mi, una trayectoria un tanto irregular, mezclando lo bueno con lo malo. En el lado bueno su estupenda política de reedición de clásicos recientes (Holdstock, Powers) y antiguos (los cuentos completos de Brown han sido una de las sensaciones del año) y el mantenimiento de la saga de Martín. En el debe situaría la excesiva fe de Alejo en autores de una calidad más que discutible, Calder en el pasado y Gemmell en la actualidad. Y que, además , no tengo claro que estén funcionando muy bien en cuanto a ventas. Por otro lado, sacan pocos títulos, como si el esfuerzo de publicar a Martín les dejase agotados.
La Factoría, en cambio, va a toda máquina. En cierta forma, y por ponerme nostálgico, su política me recuerda a la de Martínez Roca en mi época. Sacar un buen panorama de la cf que se publica en nuestros días y algún clásico de vez en cuando. Es una suerte que gracias a ellos estemos conociendo lo último de autores como McLeod o Banks, así como recuperar inéditos de Matheson o libros inencontrables como “Incordie a Jack Barron” de Spinrad. Además, mantiene activas otras dos colecciones muy interesantes de terror y fantasía y ha diversificado su producción al meterse en la edición en bolsillo.
Si la Factoría es Martínez Roca, Bibliopolis es Edhasa. Lo suyo es una cf y fantasía de gran calidad literaria. Reconozco que tengo debilidad por esta editorial pero me da un poco de miedo el camino que ha emprendido Luis. A veces, pienso que se ha metido en demasiados proyectos a la vez y algunos de bastante riesgo. Dos colecciones, una grande y otra de bolsillo, varias sagas en marcha (no todas con éxito, por desgracia), publicación de autores españoles y no anglosajones, antologías de relatos (Artifex, Paura), de ensayo (Jabberwock), una buena cantidad de títulos todos los años... Y todo en manos de una editorial muy, muy pequeña. No se, a veces tengo la sensación de que Luis está abarcando demasiado y que la cosa puede acabar por petar, eso si, esperemos que Sapkowski le siga dando el dinero suficiente como para seguir publicando otras cosas igual de buenas aunque más minoritarias.
En cuanto a las dos grandes, Minotauro y B, pues las cosas no parece que les vayan muy bien. B anda con el piloto automático, ni publica mucho ni excesivamente interesante, enésimas continuaciones de sagas interminables, los premios de todos los años, y cosas no muy llamativas. Eso si, está potenciando su línea de bolsillo pero, en general, parece que es la que más está sufriendo la competencia de las editoriales más pequeñas pero más ambiciosas.
En cuanto a Minotauro, por lo menos sigue manteniendo su rico fondo editorial por que en cuanto a los nuevos títulos poco hay que decir, demasiada dependencia del premio y una bajada de calidad que nunca hubiésemos creído posible en tiempos de Porrua.
En fin, muchas cosas malas, una que se va, otras que no acaban de arrancar, algunas que van en punto muerto y otras quizás demasiado ambiciosas. Visto así parece que el péndulo va a empezar a moverse. Pero, por otro lado, uno se da una vuelta por la sección de cf, fantasía y terror de cualquier tienda y da gusto ver la proliferación de títulos, colecciones, formatos y demás paisaje. Y, por un segundo, da la sensación de que esta vez ni de coña, de que el jodido péndulo va a estarse quieto de una vez por todas, de que al fin hemos llegado casi a donde queríamos y de que nadie nos va a mover.
¿La solución? Puede que en el 2006.
Ya se sabe que cuando toca hablar del estado de la cf y similares en España sale pronto a relucir la famosa teoría del péndulo. Bueno, sin querer ser agorero, quizás este año el péndulo haya empezado a oscilar un poquito, quizás...
Tenemos en primer lugar las, llamémoslas, editoriales periféricas que publican literatura de género pero no de moda. Vamos, clásicos y cosas más mainstream. Las tres principales son Abraxas, Valdemar y Siruela.
En lo negativo hay que señalar la desaparición de Abraxas que acaba de saldar sus colecciones (ya hablaré de ello en una futura entrada). La situación de Siruela tampoco es del todo positiva. Su anterior dueño, Jacobo de Alba, ha vendido la editorial y fundado un nuevo sello, Atalanta, que esperemos sea tan exitoso como su anterior proyecto. Los actuales responsables de Siruela no acaban de cogerle el truco a la editorial, en mi modesta opinión, muchos de los últimos títulos publicados o bien son reediciones de colecciones ya extintas (principalmente de El Ojo sin Parpado), véase el caso de Machen, Blackwood o Peske; o continuaciones de libros de cierto éxito (McDonald) o títulos fáciles de encontrar en otros sitios (Cazotte). En fin, el tiempo dirá lo que pasará con este sello tan importante como fundamental.
Afortunadamente, Valdemar sigue viento en popa a toda vela. Un buen número de publicaciones todos los años, un mantenimiento más que adecuado del fondo editorial y un buen gusto a la hora de editar que para si querrían muchos. Simplemente por la publicación tan exquisita de las obras completas de Lovercraft ya habría que hacerles un monumento pero, además, han presentado al público autores nuevos como Quills-Couch y redescubierto otros como Bierce, Ewers, Dumas o Bloch, sin olvidar magníficas antologías (“Frenesí Gótico”, “Sanguinarius”) o la cuidadosa edición de todo un clásico como “Drácula”.
Luego tenemos las editoriales específicas de género, que podemos dividir entre pequeñas y grandes. La situación de las pequeñas también ha sido dispar. Hay algunas que están pasando bastante desapercibidas por parte de la mayoría de los aficionados. Berenice, Vórtice, Jaguar o el Grupo AJEC parece que no acaban de arrancar. Puede que sea por publicar muy poco o puede que por culpa de la distribución pero no suelen ser proyectos que estén en boca de los aficionados (excepto, en algunos casos, para criticar la baja calidad del producto ofertado). Y es una pena por que casi todas han sacado cosas interesantes dentro de su modestia (El “Hombre lobo en Paris” de Endore en Jaguar, “Idios Kosmos” de Capanna en AJEC, “La nave” de Salvador en Berenice,...). En fin, el tiempo y los beneficios dirán hasta que punto estos proyectos pueden aguantar.
Hay otro grupo de editoriales pequeñas que poseen más ambición y poco a poco se están convirtiendo en la auténtica espina dorsal del género en España. Me refiero a Gigamesh, Bibliopolis y La Factoría de Ideas. Gigamesh está teniendo, para mi, una trayectoria un tanto irregular, mezclando lo bueno con lo malo. En el lado bueno su estupenda política de reedición de clásicos recientes (Holdstock, Powers) y antiguos (los cuentos completos de Brown han sido una de las sensaciones del año) y el mantenimiento de la saga de Martín. En el debe situaría la excesiva fe de Alejo en autores de una calidad más que discutible, Calder en el pasado y Gemmell en la actualidad. Y que, además , no tengo claro que estén funcionando muy bien en cuanto a ventas. Por otro lado, sacan pocos títulos, como si el esfuerzo de publicar a Martín les dejase agotados.
La Factoría, en cambio, va a toda máquina. En cierta forma, y por ponerme nostálgico, su política me recuerda a la de Martínez Roca en mi época. Sacar un buen panorama de la cf que se publica en nuestros días y algún clásico de vez en cuando. Es una suerte que gracias a ellos estemos conociendo lo último de autores como McLeod o Banks, así como recuperar inéditos de Matheson o libros inencontrables como “Incordie a Jack Barron” de Spinrad. Además, mantiene activas otras dos colecciones muy interesantes de terror y fantasía y ha diversificado su producción al meterse en la edición en bolsillo.
Si la Factoría es Martínez Roca, Bibliopolis es Edhasa. Lo suyo es una cf y fantasía de gran calidad literaria. Reconozco que tengo debilidad por esta editorial pero me da un poco de miedo el camino que ha emprendido Luis. A veces, pienso que se ha metido en demasiados proyectos a la vez y algunos de bastante riesgo. Dos colecciones, una grande y otra de bolsillo, varias sagas en marcha (no todas con éxito, por desgracia), publicación de autores españoles y no anglosajones, antologías de relatos (Artifex, Paura), de ensayo (Jabberwock), una buena cantidad de títulos todos los años... Y todo en manos de una editorial muy, muy pequeña. No se, a veces tengo la sensación de que Luis está abarcando demasiado y que la cosa puede acabar por petar, eso si, esperemos que Sapkowski le siga dando el dinero suficiente como para seguir publicando otras cosas igual de buenas aunque más minoritarias.
En cuanto a las dos grandes, Minotauro y B, pues las cosas no parece que les vayan muy bien. B anda con el piloto automático, ni publica mucho ni excesivamente interesante, enésimas continuaciones de sagas interminables, los premios de todos los años, y cosas no muy llamativas. Eso si, está potenciando su línea de bolsillo pero, en general, parece que es la que más está sufriendo la competencia de las editoriales más pequeñas pero más ambiciosas.
En cuanto a Minotauro, por lo menos sigue manteniendo su rico fondo editorial por que en cuanto a los nuevos títulos poco hay que decir, demasiada dependencia del premio y una bajada de calidad que nunca hubiésemos creído posible en tiempos de Porrua.
En fin, muchas cosas malas, una que se va, otras que no acaban de arrancar, algunas que van en punto muerto y otras quizás demasiado ambiciosas. Visto así parece que el péndulo va a empezar a moverse. Pero, por otro lado, uno se da una vuelta por la sección de cf, fantasía y terror de cualquier tienda y da gusto ver la proliferación de títulos, colecciones, formatos y demás paisaje. Y, por un segundo, da la sensación de que esta vez ni de coña, de que el jodido péndulo va a estarse quieto de una vez por todas, de que al fin hemos llegado casi a donde queríamos y de que nadie nos va a mover.
¿La solución? Puede que en el 2006.