"Balada de Caín" de Manuel Vicent
Puede que sorprenda un poco encontrar en este blog un libro como este, pero es que, muy a menudo, los caminos del fantástico español son cuando menos peculiares y, sobre todo, desconocidos.
Me resulta peculiar haber oído y leído en foros y reuniones comentarios diversos (no muchos, todo hay que decirlo) sobre la obra de William Burroughs y sus conexiones con la CF. Lo mismo para un autor tan apreciado en determinados círculos como Samuel R. Delany y su “La intersección de Einstein”, uno de esos libros malditos y peculiares que sólo la New Wave fue capaz de parir.
En cambio, nunca he tenido conocimiento de nadie del fandom (desde el más ghettista al elitista y literario) que reivindique “Balada de Caín” de Manuel Vicent, un libro con claras conexiones con los ejemplos antes expuestos.
En efecto, Vicent entronca directamente con Burroughs con su visión poética de la narrativa, su creación de un lenguaje nuevo, original y provisto de una voz propia, basado en el surrealismo y las metáforas más arriesgadas, y centrado en una especie de monólogo interior en que se retrata al protagonista principal del libro. Dicho lo cual, me apresuro a decir que Vicent no llega ni al salvajismo, ni al nihilismo de Burroughs, la suya es más una influencia de forma que de fondo.
Por otra parte, los puntos en común con “La intersección de Einstein” son también peculiares. Desconozco si Vicent es lector de Delany pero, dejando al lado cuestiones obvias como la homoerótica, en ambos casos nos encontramos con reescrituras en clave fantástica de mitos primigenios de Occidente. Si Delany se atrevió con Orfeo y Eurídice (mitología griega), Vicent la emprende con Caín, Abel y familia (mitología bíblica). Si en el caso del estadounidense, parecíamos estar ante E.T.s que repetían sin entender muy bien el por qué una vieja historia terrestre, aquí tenemos una clarísima situación de deslizamientos temporales, con un Caín que transita por el Próximo Oriente del Antiguo Testamento pero donde, a la vez, convive con las modernas guerras que asolan la región. Cazabombarderos a reacción, tanques, portaviones, nidos de ametralladora, alambradas y minas alternan con Adán y Eva, caravanas árabes y navíos fenicios.
Situaciones, por tanto, muy de la New Wave, como ya he dicho, y que firmadas por Delany, Silverberg, Ellison o Moorcock probablemente ahora serían lugares comunes dentro del acervo de más de un aficionado.
Y, sin embargo, el autor de estos pasajes es valenciano, columnista de El País, escritor famoso y ganador del Premio Nadal de 1986 por esta novela. Decididamente, un caladero extraño para que determinados lectores probasen suerte en sus páginas.
Vicent ya había ganado el Alfaguara por “Pascua y naranjas” y escribía en El País pero fue esta novela la que definitivamente le dio a conocer al gran público. Fama que se acrecentó con su, probablemente, libro más conocido: “Tranvía a la Malvarrosa”.
Con todo, para mí Vicent no es tanto un autor encuadrable en un género, fantástico o realista-nostálgico, como el dueño de un estilo propio inconfundible. Uno de eso afortunados con una voz propia fácil de reconocer con sólo leer unas líneas. Afortunado o maldito, por que ese estilo tan característico suele producir igual número de filias que de fobias. Ejemplo perfecto sería el de Umbral, autor con más de un punto en común con Vicent y que a mí, personalmente, me produce auténtica indigestión leerle siquiera unos pocos párrafos. Me imagino que con Vicent ocurrirá igual aunque, obviamente, no es mi caso.
“Balada de Caín” es un libro breve (192 páginas) pero jugosos, al lenguaje del escritor valenciano, hay que unirle unas descripciones muy bellas, tanto de los protagonistas como del paisaje bíblico y el neoyorkino, donde Caín acaba como solista de Jazz. Hay una clara crítica, a veces incluso burla, a la religión cristiana y al Dios del Antiguo Testamento. Una especie de ensoñación poética de la muerte de Dios que diría Nieztsche y una re-escritura desde Caín, la homosexualidad y el incesto de uno de los mitos más importantes de la Historia de Occidente. Por supuesto, hay más cosas, en especial las referidas a la violencia y a nuestra sociedad actual pero esas es mejor dejarlas en el tintero y que cada uno las descubra cuando lea un libro tan especial y necesario como este.