martes, octubre 31, 2006

Mis 10 Más Buscados de Terror

Y por último, para acabar con esta pequeña memez (divertida, eso si) mis diez más buscados en terror. Reconozco de que todos los géneros este es el que menos trabajo y también que a veces no lo diferencio bien del misterio no sobrenatural pero uno es así, además de friki incompetente. Ahí van:

Arthur Machen

La Colina de los Sueños Siruela

Robert Marasco

Juego Homicida Pomaire

F. Paul Wilson

El Torreón Luna Oscura

Joe R. Lansdale

Mucho Mojo Thassalia

William Hope Hodgson

Carnacki, el Cazafantasmas Anaya

Clive Barker

El Juego de las Maldiciones Plaza Janés
El Gran Espectáculo Secreto Plaza Janés

Isaac Asimov

Soplo Mortal El Cid

Abraham Merrit

Arde Bruja, Arde Anaya

Joseph Payne Brennan

Historias de Tinieblas y Terror Luna Oscura

viernes, octubre 27, 2006

100

Pues eso, que está es la entrada número 100. En 14 meses no está nada mal, creo. A ver cuando tardo en llegar a las 200, si llego.

jueves, octubre 26, 2006

Los Elixires del Diablo de E. T. A. Hoffmann


“Los Elixires del Diablo” (1815) de E. T. A. Hoffmann es, sin duda, la novela más famosa de este escritor alemán y el más conseguido ejemplo del género gótico en Alemania. Escrita a una gran velocidad (en menos de mes y medio la primera parte) e inspirándose en “El Monje” de Lewis ha sido un libro que ha despertado grandes entusiasmo en su país. Y, sin embargo, a mi se me ha atragantado un poquito.
Vaya por delante que el libro no es malo pero si me atrevo a definirlo como un tanto indigesto. Frente a la facilidad de lectura de los autores ingleses, la germánica prosa de Hoffmann, en este caso, se hace un poco pesada.
La historia en si narra las aventuras de Medardo, un joven fraile descendiente de una familia de pecadores y que es la última esperanza para que su estirpe alcance la redención. Por supuesto, el diablo se va a encargar de ponerle las cosas difíciles al pobre Medardo que, al final, y tras una serie de aventuras tan imposibles como alucinantes, logra triunfar.
No es de extrañar que cierta crítica considere que este es un gran libro, en especial si tenemos en cuenta las alabanzas que ha recibido por parte de Freud y Jung que vieron en Hoffmann a un precursor. En efecto, a partir de cierto momento, casi toda la novela posee un aire onírico que hace que más de una vez nos preguntemos si las cosas que suceden son reales o soñadas. Por otro lado, y creo que de forma totalmente novedosa, Hoffmann enuncia muy a menudo la teoría de que el yo de Medardo se deja poseer por otro yo que le empuja a todo tipo de actos pecaminosos, el hecho de que estos pecados estén basados todos en el sexo es, indudablemente, la razón que llevó a los primeros psicoanalistas a dejarse fascinar por la obra de Hoffmann.
Por otro lado, el alemán hizo muy bien sus deberes. Su formación como juez se deja ver a la perfección en la parte central del libro que no deja de ser un policiaco tan primitivo como efectivo. Las descripciones de los múltiples locos que pueblan la obra están basadas en las visitas del propio autor a los manicomios más cercanos, lo que las convierten en los mejores momentos de la historia (inquietantes de lo realistas que son).
Por otro lado, la atención morbosa con que son descritos los muchos crímenes de Merdardo y su familia (violaciones y asesinatos) debieron de representar una brutal transgresión para el delicado espíritu de la época.
Aquí residen pues las grandes virtudes del libro, en esa ambientación onírica, en esos locos que entran y salen de la historia como posesos, en ese insano aire de sexualidad enfermiza que corrompe cada página de la novela.
Pero en el debe hay también que señalar muchas cosas que hacen que el libro se torne indigerible, su grosor desmedido, el farragoso estilo de Hoffmann, lo inverosímil y arbitrario de la historia, la absurdas complejidad de una buena parte de la trama y el aroma santurrón que recoge algunas partes de la obra, en especial cuando se trata del arrepentimiento y perdón de Medardo.
En fin, un libro de esos que te tiene que gustar mucho para disfrutarlo plenamente, en mi caso sólo lo logré a medias.

Dos Sorpresa Editoriales

La primera es positiva, Editorial Abraxas renace de sus cenizas cual ave fénix y vuelve a la carga. Personalmente me parece sorprendente visto el megasaldo de hace unos meses pero ya se sabe lo volatil del negocio editorial. Por lo que sé, parecen haberse centrado en Henry Rider Haggard del que sacan dos libros, una re-edición de "Cleopatra" y otro volumen más de las aventuras de Allan Quatermain: "Hija de la Tempestad".
Quizás el centrarse en un autor siempre de moda sea una estrategia para sobrevivir pero me temo que siguen cometiendo los mismos errores de antaño, su distribución es penosa y los libros son difíciles de encontrar, más allá del encargo al librero de confianza de cada cual y, claro, las cosas así se ponen imposibles para cualquiera. En fin, que les deseo suerte pero no soy nada optimista; si tuviesen la misma cabeza para elegir distribuidor de novedades que la que tienen para el de saldos ...
La otra novedad es un tanto más desagradable, acaba de nacer una nueva editorial, su nombre es el de su editor, Andrés Sofio González, y ha sacado al menos tres libros: "Amiocap" de Edgar Rice Burroughs (parte de la saga de "Pellucidar"), "Las siete huellas de Satán" de Abraham Merrit y "Ala de vampiro" de Sax Rohmer. El aspecto exterior es penoso y la ubicación de la editorial se sitúa en Alcalá de Henares. En fin, tanto por el diseño de la colección, la elección de los títulos y la ubicación geográfica la cosa me recuerda demasiado a Pulp como para no levantar mis sospechas. Es cierto que son autores muy antiguos con sus derechos quizás libres (aunque lo dudo en el caso de Burroughs) pero la cosa me mosquea, quizás soy un paranoico y como no tengo ganas de acabar en un frenopático agradecería más información al respecto (si mis sospechas son infundadas prometo pedir disculpas públicas).

martes, octubre 24, 2006

Wilhelm Hauff (1802-1827)


A simple vista, Wilhelm Hauff podría ser considerado el ejemplo perfecto de escritor romántico. Muerto con sólo 25 años, cuando su carrera como literato acababa de empezar, un tanto incomprendido en su época y sólo reivindicado por críticos y lectores post-mortem. Y, sin embargo, no hay nada más engañoso que esta supuesta afiliación. Hauff únicamente puede ser considerado como romántico por una simple cuestión cronológica, ni por su vida ni por su obra podemos identificarlo con otros autores de muerte prematura y consideración social dudosa, Hauff no fue un Shelley, ni un Byron, un Kleist o un Larra, fue, más bien, un sólido y tranquilo autor burgués con unos intereses un tanto alejados del de muchos de sus coetáneos.
Su vida, por ejemplo, es de un anodino que pasma. Huérfano relativamente joven, es acogido por uno de esos abuelos con biblioteca mítica donde se despierta su pasión por los libros. Cursó la carrera de Filosofía y Teología en su Württemberg natal, donde a pesar de coincidir con otros famosos futuros escritores suabos (como Mörike o los menos conocidos en España Bauer o Waiblinger) apenas los trató. Rechazó la posibilidad de convertirse en un pastor protestante y pasó a trabajar como profesor particular de los hijos de uno de los más poderosos nobles locales, viajó un poco por Francia, Alemania y Suiza (no mucho), conoció ,se enamoró y casó con una prima suya (con la discreta oposición de su familia), inició una prometedora carrera literaria y falleció de unas “fiebres cerebrales” (o sea, de cualquier cosa que la medicina de la época aún no sabía diagnosticar) a edad temprana para nuestros parámetros pero no tan rara para inicios del XIX. En fin, como puede verse una vida muy poco excepcional y, probablemente, muy similar a la de muchos de sus contemporaneos.
Su breve obra ha sido, por desgracia, muy poco traducida al castellano. Algunos libros de viajes, poemas populares ( y en esto si siguió la moda romántica), una parodia de las novelas sentimentales de su tiempo (“El hombre en la Luna”), una imitación de Walter Scott que aún goza de fama y prestigio (“Lichtenstein”), una incompleta aunque, dicen, fascinante novela fantástica (“Memorias de Satán”), una serie de cuentos infantiles y seis brillantes novelas cortas. De todo ello muy poco está traducido al español. Existe una reciente (2001) y magnífica edición de sus “Cuentos Completos” (los infantiles) en la Colección Tus Libros Nº 161 de Anaya (colección que se merece más de una reivindicación como una de las mejores del panorama nacional). De sus novelas cortas hay dos traducidas, “Othello” (2000, Editorial Astri) y “La Cantante” en una edición inencontrable de principios del siglo XX (por lo menos yo no le he podido echar el ojo encima).
Visto lo visto, uno podría ponerse a pensar si merece la pena una entrada para un autor que aquí conocemos fundamentalmente por su producción infantil. Y la respuesta es un si rotundo por que la obra de Hauff, aparte de fantástica, es un prodigio de esos que hacen disfrutar por igual a grandes y chicos.

Es obvio que el grueso de su producción son sus “Cuentos Completos”, recogen un total de 14 piezas agrupadas en tres volúmenes todos ellos titulados “Almanaque de cuentos para hijos e hijas de clases cultas” y que aparecieron sucesivamente en 1826, 1827 y 1828. El propio Hauff daba poca importancia a estas obritas y las consideraba como meramente alimenticias pero se han convertido en clásicos ineludibles de la literatura infantil de todos los tiempos.
Además, Hauff introduce en ellas no pocas novedades. Por ejemplo, y con los preclaros precedentes de Chaucer y Bocaccio presentes, los tres tomos de cuentos se presentan mediante un interesante fix-up de relatos. Hay una historia marco que sirve de pretexto para que una serie de personajes cuenten una serie de relatos, algunos de ellos se relacionan entre si o se conectan con los propios cuentos narrados hasta llegar a la solución de un enigma planteado en las primeras páginas del libro.
En el almanaque de 1826 nos encontramos con una caravana de mercaderes árabes amenazada por bandidos del desierto, en el de 1827 con un jeque que todos los años libera a diez esclavos debido a que su propio hijo sufre este destino (este es el almanaque más irregular ya que sólo 4 cuentos son de Hauff los otros 6 fueron añadidos por otros autores entre los que destacan los hermanos Grimm), finalmente, en el tomo de 1828 (que apareció de forma póstuma) el relato marco engloba a unos viajeros que deben de pasar una noche en vela mientras esperan en una posada el posible asalto de unos bandidos.
A bote pronto hay un par de cosas que quedan claras una vez leídos estos relatos. La primera, que Hauff era un devoto lector de “Las Mil y Una Noches”, recientemente traducidas al alemán. Dos de los tres almanaques tienen ambientación árabe y lo mismo se puede decir de 9 de los 14 cuentos. Para rematar, en uno de ellos aparece el mismo Harum Al Rashid como protagonista secundario. La segunda cuestión es que, como es habitual en este género, Hauff saquea sin contemplaciones todo lo que tiene a mano para escribir sus cuentos, desde leyendas clásicas alemanas o escocesas, hasta las propias “Mil y Una Noches”, Voltaire o la historia del Holandés Errante.
Sin embargo, Hauff introduce una serie de cambios muy interesantes en la estructura del cuento infantil. Así, sus obras deben más a su propia imaginación o a la influencia de escritores de su tiempo (como Hoffmann) más que a las tradiciones populares de su tierra. Los cuentos de Hauff no proceden de un acervo popular donde yacen enterrado mitos ancestrales (como sería el caso de los de Perraul o los Grimm) son una clara obra de su imaginación y, en concreto, de, en cierta forma, una moda de la época (la ambientación árabe). Esto, por supuesto, no les hace ser menos valiosos como obra literaria pero si marcan una pauta luego seguida por autores posteriores como Collodi, Andersen o Wilde.
Además, sus historias son un poco más “blandas” que las anteriores, por supuesto que sigue existiendo una fuerte dosis de crueldad que a más de un adulto puede sorprender pero muy poca en comparación con D’Aulnoy, Perrault, Basile o los Grimm. De hecho, otro rasgo interesante de la obra de Hauff (y que lo aleja totalmente del espíritu romántico) es la condición burguesa de sus historias. Puede que por convicción del propio autor o por intentar acercarse a su público potencial pero los héroes de Hauff son un dechado de virtudes burguesas (honradez, fidelidad, tenacidad, devoción, esfuerzo) que al final siempre consiguen triunfar por muy difíciles que estén las cosas.
También resulta interesante observar el aire de cuento de terror de algunas de estas historias, un cuento de terror de lo más efectivo y con detalles sangrientos y morbosos de los que dejan huella en el lector y que nuevamente hacen que uno se plantee hasta que punto estamos ante una lectura realmente infantil (para lo que se entiende por tal en nuestro siglo XXI).
En cuanto a las mejores piezas destacan “El Califa Cigüeña”, “El Pequeño Muck” y “El Enano Narizotas” como las más típicamente infantiles en el buen sentido del término, como cuentos son sencillamente deliciosos. La vena de terror aparece con fuerza en “El Barco Fantasma”, “La Mano Cortada” o “La Gruta de Steenfoll”, en todos ellos los detalles sangrientos, las apariciones y la dureza de algunas historias realmente aún pueden sobrecoger casi 200 años después. Hauff incluso roza la ciencia ficción en “El Mono Hombre” una historia humorística de científico loco que consigue hacer pasar a un orangután por un joven de la alta sociedad gracias a un peculiar artilugio y un exhaustivo entrenamiento, un cuento que, para mí, ha sido todo un descubrimiento. Pero no todo es humor en la obra de Hauff su “Leyenda del Florín del Ciervo” recoge una tal crueldad sobre la condición humana que de nuevo nos encontramos ante la duda de si es un cuento realmente destinado a los niños. Por último no se puede dejar de mencionar “El corazón Frío”, su pieza más famosa y según algunos críticos el mejor cuento fantástico de toda la literatura alemana. Una obra ambientada en la Selva Negra y que si parece partir de tradiciones populares pero que no deja de ser una terrible y sincera fábula sobre el egoísmo y los deseos humanos. “La Suerte de Said” y “El Falso Príncipe” son, probablemente, los cuentos fantásticos menos logrados de toda la colección mientras que “El Rescate de Fátima” y “La Historia de Almanzor” no cuentan con rasgos fantásticos.
Mención aparte merece “Abner, el judío que no había visto nada” un relato de un antisemitismo tan vulgar como atroz. A pesar de ser entendible dado el contexto histórico de la época (Arnim hacia algo parecido en su “Isabela de Egipto” por las mismas fechas) personalmente me parece repulsivo y, me temo, no fue el único pecado de Hauff al respecto, una de sus novelas cortas, sin traducir, se titula “El Judío Süss” e inspiró a una conocida película nazi de propaganda en los años 30.
Duele esta postura de Hauff visto el buen ánimo que demuestra hacia otra minoría tradicionalmente enemiga de la Europa cristiana como es la árabe y resulta doblemente dolorosa si pensamos que está destinada a la educación de la infancia alemana de aquellos años, bajo su apariencia cómica y banal, “Abner...” despide el mismo fétido olor que los hornos crematorios de Auschwitz.

La única obra para adultos que podemos disfrutar del autor alemán es su novela corta “Othello”. En sus apenas 100 páginas, Hauff despliega una serie de habilidades que nos hacen suspirar por todos esos libros suyos todavía inéditos en nuestro país. La brevedad del relato no evita una cierta complejidad, por un lado tenemos una historia de amor imposible entre una princesa de uno de esos estado alemanes minúsculos de opereta y por otro una terrible maldición que afecta a su familia en relación con la opera de Rossinni que da nombre al libro. Hauff consigue entrelazar ambas historias de una forma tan verosímil como brillante y consigue que el amargo desenlace final posea una lógica tan aplastante como desoladora. El azar parece ser la única guía que dirige nuestras vidas, un azar tan siniestro como ominoso. La agobiante atmósfera que impregna toda la historia, la sensación de que algo terrible va a ocurrir de una forma totalmente ineludible nos recuerda, lejanamente, a un Lovercraft capaz de crear ambientaciones similares, pesadas, inexorables, ineludibles...
En fin, Wilhelm Hauff un romántico muy poco romántico, un autor para niños muy poco infantil y un gran escritor fantástico y de terror, en cualquier caso, alguien que merece la pena redescubrir.

jueves, octubre 19, 2006

Mis 10 Más Buscados de Fantasía

Bueno, siguiendo con la racha aquí presento mis diez más buscados de fantasía. Como en el caso anterior no pretendo que sean grandes libros pero si que llevo mucho tiempo detrás de ellos y no hay manera. Igualmente se aceptan donaciones:

Clemens Brentano

Cuentos Italianos Felmar

E. T. A. Hoffmann

Los Hermanos de San Serapión Anaya
Fantasías a la Manera de Callot Anaya
Nocturnos Anaya

Alan Garner

Elidor Estela
La Piedra Fantástica de Brisinhamenn Alfaguara

Brian Moore

La Gran Colección Victoriana Argos Vergara
El Frío del Cielo Argos Vergara

L. Sprague de Camp y Fletcher Pratt

El Aprendiz de Mago Anaya
El Aprendiz se Hace Mago Anaya

miércoles, octubre 18, 2006

La Serpiente Verde y Otros Cuentos Maravillosos de J. W. Goethe


La verdad es que no deja de ser algo presuntuoso que un friki como yo se ponga aquí a criticar (¿o era reseñar?) nada menos que a J. W. Goethe. Ahí es nada, Goethe, el mayor escritor en lengua alemana de la historia y uno de los grandes de la literatura universal, con Cervantes y Shakespeare, y ahora llega este friki pedante y se va a poner a hablar de él.
Pues si, la verdad, da vértigo y aviso desde el principio que mis pretensiones son bastante modestas. Sólo voy a hablar de una parte ínfima de su producción, tres relatos que se pierden en medio de su voluminosa obra pero que tiene un carácter fantástico, claro, y esta condición no debería de sorprendernos, Goethe (junto a Schiller) fue el padre del Romanticismo alemán, un estilo literario donde lo fantástico tuvo un papel fundamental. Y, a fin de cuentas, “Fausto”, la obra maestra de Goethe no deja de ser, entre otras muchas cosas, una historia fantástica
De los tres cuentos, “El León y el Niño” es el menos fantástico, con una ambientación medieval narra como un incendio destruye un espectáculo de fieras y como el hijo de los feriantes (un niño) consigue que un león vuelva a su jaula gracias al sonido de su flauta. Hay claras reminiscencias y homenajes a historias clásicas (“Androcles y el León”) y bíblicas (Daniel en el foso de los leones) pero, quizás, lo mejor del relato es como queda insinuado, en apenas un par de párrafos, toda una historia de amor tempestuoso entre la mujer del señor feudal de la zona y uno de sus caballeros. Potente evocación sólo al alcance de los grandes.
“La Nueva Melusina” es, curiosamente, una historia de hadas, un cuento féerico para adultos como muchas similitudes con Bibbiena aunque con un contenido erótico menor. Narra el amor entre un humano y un hada y como este debe convertirse en liliputiense para alcanzar su amor. Es divertido pero poco más, sé que gozó de fama en su época pero desde mi ignorancia no acabo de tener muy claro si la intención del alemán es humorística o seria, si juega a hacer una sátira de este tipo de historias o todo lo contrario. En fin, un misterio.
Finalmente hay que hablar de “La Serpiente Verde”, la auténtica razón de ser de este libro y una bellísima y críptica historia fantástica dotada de un gran poder descriptivo y abierta a todo tipo de interpretaciones. Escrita en 1795 se puede decir que inaugura con gran fuerza el cuento fantástico alemán y que fue la auténtica fuente de inspiración para autores como Hoffmann, Hauff, Chamiso o Tieck, entre otros. Y aunque a Goethe no le gustaba mucho de lo que estos escribían hay que reconocer que sin “La Serpiente Verde” su obra hubiera sido imposible.
El libro es una oportuna re-edición dado que estaba descatalogado pero es una lastima que haya sido la Editorial Obelisco la encargada. No por el aspecto final del producto (bastante correcto) ni por el precio (ajustadísimo en estos tiempos que corren), sino por el aire forzado de esoterismo que marca la contraportada (muy acorde con el espíritu de la editorial) y por que el título original aparece ¡En inglés! (“The Green Snake”), lo que a uno le hace dudar sobre la cordura u honradez de semejante editorial.

martes, octubre 17, 2006

Mis 10 Más Buscados de Ciencia Ficción

Para recalcar mi condición de friki buscalibros de ciencia fición, ahí va mi top ten de los que aún no tengo y codicio de forma innoble. Aviso que son cosas raras y que quizás no valen un pimiento pero uno es un friki como Dios manda:

Tomás Salvador

K (Killer) Plaza Janés

Poul Anderson

Tau Cero Ediciones B

Hal Clement

Misión de Gravedad Ediciones B

Philip K. Dick

El Mundo Contrareloj Edaf

Robert Heinlein

Los Dominios de Farnham Géminis
Túnel en el Espacio Nebulae 1ª Época

Cyrill M. Kornbluth

Desfile de Cretinos Vértice

C. L. Moore

La Mañana Final Cenit

Frederick Pohl

Tomo 3 de la Ciencia Ficción en E.E.U.U. Aguilar

Theodore Sturgeon

Invasores de la Tierra Vértice

Un día de estos os contaré mis top ten en Fantasía y Terror.

¡Ah! y se admiten donaciones.

jueves, octubre 12, 2006

La Bella y la Bestia de Madame Leprince de Beaumont


Lo reconozco, este es mi cuento de hadas preferido, el que más me ha impresionado y cuyo recuerdo, grato y placentero, me seguirá toda la vida. Para este gusto mío hay dos explicaciones posibles, una de tipo personal y otra que tiene que ver más con la estructura del cuento.
No sé si fue Bruno Bettelheim (cuya obra todavía no he leído) el primero en señalar que lo más apasionante de “La Bella y la Bestia” es que empezaba donde los demás cuentos acababan. Repito, no estoy seguro de que sea suya esa afirmación, a mi me la comentó por primera vez un psiquiatra que conocí en un curso de inglés hace muchos años. Según su teoría (o la de Bettelheim, en cualquier caso teoría que apoyo) “La Bella y la Bestia” es, en el fondo una metáfora sobre el matrimonio. Como todos sabemos, en el cuento de hadas tradicional los protagonistas tras muchas vicisitudes triunfan y al final se casan, el famoso “Fueron felices y comieron perdices”. Pero como todo el que tenga pareja sabe, la convivencia puede dejar en chiquitas el luchar contra un dragón o una bruja malvada.
Vivir en pareja es difícil, es la auténtica aventura de la vida y sólo se consigue triunfar en ella con valor, paciencia y dulzura, justo lo que encontramos en “La Bella y la Bestia”. En cierta forma, Bella se “casa” con un desconocido al que no entiende y al que teme pero del que poco a poco y a través del día a día se va enamorando hasta aceptarlo tal cual es, con sus virtudes e inconvenientes.
Para una época como 1756 (fecha de publicación de la historia) esta metáfora era más bien una realidad bastante siniestra. Muchas mujeres eran criadas en un ambiente totalmente femenino y con muy poca información sobre los hombres y su mundo (educarse en un convento era de lo más normal en determinados grupos sociales) y, por supuesto, el sexo era el gran tabú, algo que, con horror, algunas mujeres descubrían en la noche de bodas con un completo desconocido.
Por qué esa era la otra parte de la ecuación, los matrimonios del XVIII eran muy a menudo concertados entre las familias sin tener en cuenta otros interés que los políticos o económicos, más de una chica “descubría” de verdad a su marido el día de la boda. Una experiencia traumática (recordemos a Madame D’Aulnoy) y, en cierta forma, una auténtica aventura. Y de eso habla “La Bella y la Bestia” de cómo dos desconocidos pueden llegar a entenderse y amarse, aunque uno de ellos sea, aparentemente, un monstruo.
Ese mensaje sigue funcionando en nuestros días y hace que el cuento siga siendo totalmente efectivo. A fin de cuentas, para muchas mujeres, y a pesar de los cambios en los usos y costumbres actuales respecto al XVIII, el hombre no deja de ser “el otro”, un ente violento, desconocido, casi incomprensible, en cierta forma, y sólo hay que recordar la violencia de género tan, desgraciadamente, de moda, una especie de bestia. Pero, y ahí radica la gracia de la historia, una Bestia que es tan humana y, al final, comprensible como la Bella que da título a la historia.
Hay en todo el relato una constante que nos da la clave para entender esta idea y que no conviene olvidar. Sabemos que la Bella (la mujer) es humana desde el principio pero la Bestia (el hombre) tiene que demostrarlo a lo largo de la historia hasta que nos convenzamos de su derecho a formar parte de la humanidad.
La cuestión más personal e intima que hace que me guste la historia es su carácter de “fantasía masturbatoria para adolescentes”. Para un quinceañero feo, peludo y un tanto desaliñado como era servidor y que, por supuesto, no se comía una rosca, resultaba alentador leer historias como esta, era muy fácil identificarse con la Bestia y saber que, en algún sitio, alguna Bella sería capaz de ver más allá del acne, las camisetas viejas y las greñas. Así que, mientras esperaba, historias como esta hacían que la esperanza no decayese del todo. Visto ahora puede parecer una chorrada mayúscula pero en su época ayudaba, así que mi agradecimiento a Madame Leprince de Beaumont.
Una mujer, por cierto, de lo más interesante. Sufrió, como no, un matrimonio concertado desastroso del que huyó trasladándose a Inglaterra donde se ganó la vida como educadora. Fue en su trabajo cuando decidió crear una colección de cuentos que sirviesen para educar a sus alumnas, como dirían los pedagogos actuales, en valores. El libro se título “Magasin des Enfants” y fue todo un éxito. En España se le conoció como “El Almacén de los Niños” aunque por desgracia no hay ninguna edición moderna disponible. De hecho, esta edición de Gaviota es un tanto decepcionante ya que sólo cuenta con ese cuento de Madame Laprince de Beaumont. Los otros tres (“La princesa Rosette”, “La bella de los cabellos de oro” y “El pájaro azul”) pertenecen a la mano de Madame D’Aulnoy, estando los dos últimos presentes en la ya comentada en este blog edición de Siruela. Y sabiendo que la obra de D’Aulnoy está disponible y que Beaumont ha dejado un buen puñado de cuentos a los que es imposible echarle el ojo, uno se pregunta que razones han empujado a la editorial Gaviota a semejante decisión. Máxime si tenemos en cuenta que no hay dos autoras más distintas entre si que la moralista y dulce Beaumont y la cruel y libertaria D’Aulnoy (bueno, tienen en común su proto-feminismo, pero poco más).
En fin, como decía, el libro fue todo un éxito que reivindicó la figura de la francesa y eso a pesar de que, hasta cierto punto, la historia es un plagio ya que existe una versión previa obra de Madame de Villeneuve en su libro “Cuentos Marinos” (1740). Nada grave si tenemos en cuenta la tradición de los cuentos de hadas donde este tipo de actitudes están a la orden del día.
Un último comentario sobre las versiones cinematográficas de “La Bella y la Bestia”. Sin que sirva de precedente, reconozco que la versión Disney me gusto, se toma las libertades habituales con la historia pero la vuelta del estudio al mundo del cine fue bastante lograda. Ahora bien, sin ánimo de parecer un pedante, existe una obra maestra del cine un poco desconocida aquí en España que es la versión francesa de 1946 obra del escritor surrealista Cocteau. Esa película es, sencillamente, impresionante, plena de espíritu surrealista, de efectos especiales que aún llaman la atención (a pesar de su primitivismo) y de una lectura respetuosa a la par que original del cuento. En fin, que si tenéis oportunidad vedla, me lo agradeceréis.

Ser Friki ¡Qué Cruz!

Ser aficionado a la ciencia ficción en plan friki a veces es una cruz. Me explico, una de las características del friki cienciaficcionero en esto del leer es que es un comprador compulsivo de libros, pero compulsivo de verdad. Y, muy a menudo, se acaba volviendo un completista del carajo, de un autor, de un subgénero de una editorial o colección, de lo que sea pero completista. En el fondo, nos convertimos en una especie de coleccionistas raros.
Y ahí es donde surge la tragedia. Por que, pongamos por caso, uno quiere hacerse con determinados libros de escritores “conocidos” y es fácil. Shakespeare, Dante, Lope de Vega, Cervantes todos tiene sus obras al alcance de cualquiera. Pero ¿y si a uno le gusta Clifford D. Simak, o Edmond Hamilton o James Blish? Pues aquí hay que armarse de paciencia y recurrir al mercado de segunda mano por qué muchas de sus obras no se han vuelto a editar desde hace 20 o 30 años.
En mis tiempos eso significaba (por lo menos en Madrid) patearse bien Moyano y unas cuantas librerías más o menos especializadas y, por supuesto, armarse de paciencia y de pasta por que los libreros, viejos zorros, saben de maravilla que somos unos frikis del carajo (insisto) y que nos dejamos las perras bien a gusto.
Hoy en día la cosa está más modernizada pero tampoco hay que exagerar, además de la batida habitual antes mencionada está internet que amplía la búsqueda pero la esencia sigue siendo la misma, paciencia y pasta.
Si tuviese ganas y alguien quisiese leerlo podría escribir muchas cosas sobre mis búsquedas reales y virtuales de libros de cf pero tampoco nos vamos a poner como el abuelo batallitas que al final todos nos parecemos al pescador del chiste contando sus últimas capturas.
En cierta forma esta compulsión nuestra además de cara es un tanto irracional y sólo hay que vernos cuando nos enteramos que una editorial ha saldado: estampida masiva a los puntos de venta habituales, peregrinación de unos a otros y vuelta a casa con 20 o 30 libros en nuestro haber (no exagero, tenías que haberme visto cuando saldó Nova o Ultramar), claro, a veces te mira un poco raro el dependiente de la Casa del Libro o del Corte Inglés (otros , perros viejos, ni pestañean), pero, en el fondo, este comportamiento tiene su lógica. Todos sabemos que ciertos libros puede que nunca más vuelvan a ser editados y entonces su precio empezará a subir en el mercado de segunda mano, así que marica el último y al ataque.
Pero, al final, todo en el fondo no deja de ser una apuesta arriesgada por que, claro, de vez en cuando, la editoriales deciden re-editar viejos clásicos muy demandados y, nuestro gozo en un pozo, ese libro por el que hemos gastado una pasta de repente ya no vale tanto.
No hay derecho, uno paga 7.000 pelas por “Muerte de la luz” de Martín para que un par de años después los vuelvan a publicar a 12 euros y casi todos tenemos en mente algún caso parecido. Y da lo mismo la antigüedad del libro o la editorial. Sin ir más lejos “El hombre completo” de Brunner sólo se podía conseguir en Nebulae 1ª Época a un precio probablemente disparatado hasta que La Factoría decidió resucitarlo.
Ejemplos hay a docenas, la serie de Carter de Burroughs editada por Aguilar hace la tana de años era una presa codiciada y me imagino que se depreció cuando los piratas de Pulp la decidieron volver a sacar.
Algunos de los ejemplares de Elric de Melibone de Moorcock alcanzaban cifras astronómicas en su avatar como Martínez Roca y ahí están ahora a un precio la mar de asequible.
La palma se la lleva la colección Última Thule de Anaya, sin ir más lejos hace un par de días vi un par de ejemplares a 45 euros, hace un par de años por “La espada rota” de Anderson se hubiese pagado eso y más pero ahora con la edición de Alianza habría que estar gaga para hacerlo.
Claro que ediciones B bate todos los records, no se por que pero algunos títulos suyos estaban entre los más buscados, por ejemplo “Los viajes de Tuf” de Martín o “El libro del día del juicio final” de Willis o la serie de “Hyperion” de Simmons y me consta que la gente se dejó unas cifras realmente alucinantes por estos libros. Bueno, pues ahora te montas un sello de bolsillo y los sacas a 5 euros, alguno aún se debe de estar haciendo el harakiri después de pagar 30 euros por alguno de Vorkosigan y ver al precio que están.
Un título semi-mítico era “La venganza de Channur” de Cherryh, el tomo dos de una tetralogía. Todo Dios tenía los otros tres pero ese parecía haber volado. Jo, lo que se llegó a ofrecer por ese tomo dos. Y, hala, llega la Factoría y te re-edita la serie por cuatro perras, para llorar.
Si es que, como dijo cierto sabio, al final todo se encuentra, todo sale, sólo hay que tener paciencia.
Pero ¿aprendemos los frikis? ¿escarmentamos? Me temo que no, por que el mercado es absolutamente aleatorio, por que nadie sabe cuando las editoriales van a publicar ese libro que andamos buscando o si algún día van a hacerlo realmente (no sé si creo en dios pero alguna editorial es casi divina, sus designios son inescrutables). Así que, cuando vuelva a mis batidas reales y virtuales si me encuentro a un precio abusivo, pongamos, “Tau Cero” de Anderson, “El mundo contrareloj” de Dick o “Tunel en el espacio” de Heinlein, seguro que me los compraré a pesar de los pesares y a pesar de los rumores (¿los aficionados a Banks aún siguen esperando que se publiquen los tres primeros tomos de “La Cultura”?). En fin que como iba diciendo, que cruz esto de ser friki.

martes, octubre 10, 2006

"Lo Superfluo y Otras Historias" de Ludwig Tieck


Me temo que Ludwig Tieck (1773-1853) es otro ilustre desconocido para el lector español. Por supuesto, la culpa no es del susodicho lector si no de cierta política editorial que ha decidido mantenernos en la ignorancia de ciertos autores con pertinaz obstinación. En efecto, “Lo Superfluo y Otras Historias” es el único libro disponible de este autor y dado que se publicó en 1987 un tanto difícil de encontrar.
Y es una pena que así sea por que los cuatro cuentos que aparecen aquí (una pálida muestra de una obra muchísimo más amplia) son uno de los hallazgos con los que más he disfrutado en los últimos meses.
Dentro del Romanticismo alemán, Tieck jugó al final de su vida el papel de patriarca oficial del movimiento y pope venerado e intocable. En cierta forma, este hecho tuvo más un carácter biológico que de cualquier otro tipo. Tieck fue longevo para su época, o, por lo menos, vivió más tiempo que otros contemporáneos suyos como Chamisso, Hoffmann, Hauff o Arnim, todos ellos muertos a una edad relativamente temprana.
Y es gracioso observar como esta situación afectó a su obra. El debut de alemán en literatura fue “Die Geschichte des Herrn William Lowell” (1796) una parodia, nada menos, que del “Wilhelm Meister” de Goethe y que provocó un escándalo mayúsculo (el héroe de Goethe asciende hacia la perfección, el de Tieck desciende hacia la degradación).
A partir de ahí, Tieck se consagró como un gran autor de cuentos y, en especial, de cuentos fantásticos al estilo de de la Motte Fouque, o de Hoffmann.
Al final de sus días, en cambio, sus obras aunque románticas, fueron abandonando el fantástico y acabaron cayendo en un costumbrismo sentimental que tiene cierta gracia pero que, bajo mi punto de vista, posee menos interés que su obra inicial juvenil y ardorosa.
Y esto se puede observar a la perfección en este breve volumen. “Lo Superfluo”, el cuento que da título al libro, es una historia de amor imposible con final feliz absolutamente inverosímil y teñida de una cierta ironía y filosofía que le da un cierto aire atractivo pero que no deja de ser una creación menor. Por supuesto, no hay nada fantástico en ella. Fue escrita en 1839 y se nota.
En cambio, los otros tres cuentos son realmente brillantes y fascinantes fruto de sus juventud (entre los últimos años del XVIII y los primeros del XIX).
“El Rubio Eckbert”, “El Runenberg” y “Los elfos” cuentan con una estructura similar y muy efectiva: lo maravillosos irrumpe en la vida cotidiana de un ser humano con consecuencias catastróficas. Tan catastróficas que los tres podrían funcionar a la perfección como cuentos de terror casi preternatural.
Ahora bien, la irrupción trágica de lo fantástico no es una condición intrínseca de este elemento, es más bien el ser humano (el protagonista de cada cuento) el que, en cierta forma, no sabe como adaptarse a esta situación o, más bien, no cumple con las reglas no escritas que dictan estos encuentros y será la transgresión de estas reglas la que desencadena el horror, horror que no sólo afecta al individuo sino que es colectivo y alcanza auténticos ribetes de tragedia griega y de tremenda actualidad (la muerte, la locura o la catástrofe ecológica respectivamente).
Desconozco si Lovercraft leyó estos cuentos, creo que no por que no los menciona en su breve ensayo sobre el género de terror pero, si lo hubiera hecho, apuesto algo a que le hubiesen encantado. No tanto por como se cuenta (blando incluso para la época del de Providence) sino por lo que se cuenta.
Paradójicamente, otro autor que me ha recordado al alemán es J. R. R. Tolkien, tampoco sé a ciencia cierta si fue lector de Tieck pero sospecho que si. Las influencias son claras, en este caso no únicamente por la temática de estos cuentos, si no por el estilo onírico y alegórico que les caracteriza. Por supuesto no me refiero al Tolkien de “El Señor de los Anillos” o “El Hobbit” si no al más modesto pero no menos interesante de “El herrero de Wotton Manor” un cuento que Tieck podría haber firmado perfectamente.
En fin, un autor poco conocido y menos publicado (y eso que fue uno de los mejores traductores al alemán de “El Quijote”) pero que, de verdad, es casi urgente que alguien recupere por que si su producción fantástica se acerca siquiera a estos tres cuentos, lo que nos estamos perdiendo.

miércoles, octubre 04, 2006

Cuentos de Wilhelm y Jacob Grimm


Probablemente estemos ante la más famosa colección de cuentos para niños de la historia. Jacob y Wilhelm Grimm (junto a Andersen y Perrault) forman la Santísima Trinidad del cuento infantil clásico aunque, todo hay que decirlo, su obra ha levantado más de una polémica.
Por una parte se les ha acusado de plagio, tanto de Perrault como del auténtico origen de este género “El Pentamerón” de Giambattista Basile (1636). Por otro lado se les ha tachado de crueles hasta la saciedad y bien se ha encargado Walt Disney de corregir (bajo mi punto de vista a peor) muchas de sus historias. Y, finalmente, los mitógrafos y estudiosos de las antiguas tradiciones germánicas les han echado en cara el haber “edulcorado” y modificado una gran tradición oral hoy perdida (uno de ellos dijo: “uno no se sabe si regocijarse por lo que han ayudado a sobrevivir o llorar por lo que dejaron perder”).
En mi modesta opinión todo este es bastante injusto. En cuanto a las acusaciones de plagio, ya puestos Perrault también se basó en Basile que a su vez partía de Bocaccio y su “Decamerón”, sin olvidar aportaciones tan fundamentales como “Los cuentos de Canterbury” de Chaucer o “Las Mil y Una Noches”. En resumen, que casi nadie es original y que la mayoría de los autores basan sus obras en los logros de sus predecesores. Esto, que creo yo que es una regla fundamental de la literatura, es más patente aún en el cuento clásico infantil. Es fácil trazar una línea que vaya de Basile a Perrault y acabe en los Grimm pero, por ejemplo, Brentano en sus “Cuentos italianos” también “copió” a Basile y sirvió de inspiración a Hoffmann, el famosso “La Bella y la Bestia” de Madame de Laprince de Beaumont contaba, igualmente, con una versión anterior y la leyenda de la ondina que elaboró a la perfección de la Motte Fouque sería luego imitada por Morike. En fin, que si vamos a meter a los Grimm en la cárcel me temo que allí se van a encontrar con una magnífica compañía.
En cuanto a la crueldad pues, efectivamente, existe y sería tontería negarlo. Hansel y Gretel son abandonados por sus padres en el bosque por que se mueren de hambre y una bruja malvada desea devorarlos (abuso infantil y canibalismo en un sólo cuento, ni Baker). Las putadas que sus hermanastras le hacen a la Cenicienta son de juzgado de guardia, claro que su padre las permite que tampoco la cosa es moco de pavo. Y lo de Blancanieves para que insistir, varios intentos de asesinato de una pobre niña huérfana, ni El Caso.
Y eso que las versiones ñoñas de Disney han obviado una serie de detalles macabros que harán las delicias de los aficionados al gore. Por ejemplo, en Blancanieves el castigo a la madrastra es meterle los pies es unos zapatos de hierro al rojo; o, en la Cenicienta, las hermanastras, en su afán de colocarse el famoso zapatito no dudan en cortarse una el talón y la otra el dedo gordo con tal de que encaje. Vamos, una lectura no apta para todos los estómagos.
Y, sin embargo, la cosa no es para tanto. Perrault, Madame D’Aulnoy o Basile son mucho más salvajes (especialmente el italiano que fue casi censurado durante el XIX) y la propia época en que los hermansio Grimm escribieron no era precisamente un baile de gala. Al salvajismo de la guerras napoleónicas (30.000 muertos en Borodino en un solo día) habría que sumar hábitos tan edificantes como la tortura y la ejecución públicas de la mayoría de los delincuentes incluso por delitos menores como el hurto. Para un niño de principios del XIX los hechos narrados en estos cuentos evidentemente no le iban a llamar mucho la atención.
Por otro lado, las quejas de los especialistas en mitología pre-cristiana son un tanto exageradas. Recuerdan al chiste del pesimista y el optimista con el vaso medio lleno y medio vacío. Vale, se perdieron cosas pero ¿y las que se salvaron? ¿Qué queda en otros países como España o Inglaterra dónde no existieron figuras como la de los hermanos Grimm? Pues desde luego, bastante menos (eso en sí igual no es malo, a Tolkien le espoleó para escribir “El Señor de los Anillos”, en España seguimos esperando). Y, por favor, la Alemania de 1815 no era la del 815. Habían pasado mil años desde la cristianización así que mucho se había perdido ya de una forma irreversible.
Se podrían contar más cosas de estos cuentos, como que, por ejemplo, fueron compilados por los Grimm con un claro interés político: demostrar que existía una nación alemana algo que, como ya he explicado anteriormente, era típico entre los autores románticos de aquellos años. O las variaciones que existen entre estos cuentos y la mayoría de las versiones que conocemos hoy vía Disney (más o menos aceptables en Blancanieves o La Bella Durmiente y muy pero que muy diferente en la Cenicienta). O también podríamos comentar como el ejemplo de los Grimm empujó a trabajos similares en diversos países escandinavos que llevaron a la recuperación de las Eddas y las Sagas o la re-elaboración del “Kalevala”.
En fin, se podrían contar muchas más cosas de estos humildes cuentos pero creo que es mucho mejor leerlos en cualquiera de las recopilaciones existentes en el mercado (esta de Alianza tiene el aliciente de los dibujos originales de Otto Ubbelohde, el de Rapuncel no tiene precio). Son cortos, son deliciosos y auténticos y hacen que se despierte el niño que llevamos dentro. Ahí es nada.

martes, octubre 03, 2006

Ignotus 2006

Como soy un vago lo copio del blog de Fidel (Lecturas en una isla desierta) un sitio que, desgraciadamente, se actualiza con cuentagotas.

CANDIDATOS AL PREMIO IGNOTUS 2006

NOVELA:

- Mundos y demonios, de Juan Miguel Aguilera (Bibliópolis) *
- Danza de tinieblas, de Eduardo Vaquerizo(Minotauro) **
- Perros bajo la piel, de Luis Ángel Cofiño (Espiral)
- Esperando la marea, de Joaquín Revuelta (Ediciones Parnaso)
- Sherlock Holmes y las huellas del poeta, de Rodolfo Martínez(Bibliópolis) *

NOVELA CORTA:

- Requiescat in pace, de Eduardo Gallego y Guillem Sánchez (Asimov 19,Robel)
- La traición de Judas, de Joaquín Revuelta (Artifex, Bibliópolis)
- Esencia divina, de Joan AntoniFernández (Espiral)
- La mirada del abismo, de Joan Antoni Fernández (Grupo AJEC)

CUENTO:

- La cotorra de Humboldt, de Lorenzo Luengo (Artifex, Bibliópolis) **
- Margabarismos, de Felix J. Palma (Artifex, Bibliópolis) *
- Dragón podrido, de Juan Díaz Olmedo (Paura, Bibliópolis) *
- El hombre de lapala, de Alfredo Álamo (Paura, Bibliópolis) *
- Días de otoño, de Santiago Eximeno (Galaxia, Equipo Sirius)

ANTOLOGÍA:

- Paura vol 2, de VVAA (Bibliópolis)
- Postales desde La Habana, de VVAA (Grupo AJEC)
- Artifex 3ª época vol 1, de VVAA (Bibliópolis)
- Artifex3ª época vol 2, de VVAA (Bibliópolis)
- Ven y enloquece, de Fredric Brown (Gigamesh) **

LIBRO DE ENSAYO:

- Jabberwock 1, de VVAA (Bibliópolis)
- Idios Kosmos, de Pablo Capanna (Grupo AJEC)
- Ed Wood: platillos volantes y jerseys, de David G.Panadero y Miguel Ángel Parra (T&B Editores)
- Tim Burton: Diario de un soñador, de David G. Panaderoy Miguel Ángel Parra (Ediciones Jaguar)
- Paradojas II, de Miquel Barceló (Equipo Sirius)

ARTÍCULO:

- Luz, más luz, de Santiago L. Moreno (Jabberwock 1, Bibliópolis)
- Ha ganado el cosmos, de FernandoÁngel Moreno (Vórtice en Línea 7, Ediciones Parnaso)
- Crónicas Marcianas, de Alfonso Merelo (Vórticeen Línea 6, EdicionesParnaso)
- Los seriales de ciencia ficción, de Alfonso Merelo (Galaxia 15, EquipoSirius)
- ¿Pueden jugar también las niñas?, de Thomas M. Disch (Jabberwock 1,Bibliópolis)

ILUSTRACIÓN:

- Gigamesh 41, de Alejandro Terán (Gigamesh)
- CineBote - Autocine valerano, de Pedro García Bilbao (NG11-Asesinato en Valera, Silente)
- Mundos y demonios, de Juan Miguel Aguilera (Bibliópolis)
- SherlockHolmes y las huellas del poeta, de Alejandro Terán(Bibliópolis)
- Cismatrix, de Alejandro Terán (Bibliópolis)

PRODUCCIÓN AUDIOVISUAL:

- Frágiles (Cine), de Jaume Balagueró
- Cálico Electrónico (Web), de Nikodemo Animation
- El crucero estelar (presentación de Hispacon), de Alfonso Seijas
- La caída Fingolfin (Estelcon), de Cormallen

TEBEO:

- La legión del espacio, de Alfredo Álamo (Sitio de Ciencia Ficción)
- Lidia y las canicas, de Txisko yFerrán Clavero (Vórtice en Línea 5, Ediciones Parnaso)

OBRA POÉTICA:

- On / Off, de Gabriella Campbell (Vórtice en línea 7, EdicionesParnaso)
- Fantasma, de Alfredo Álamo (Vórtice en Línea 7, Ediciones Parnaso)
- Stillborn universe, de MarcoAntonio Raya (Vórtice en línea 5, Ediciones Parnaso)

REVISTA:

- Asimov CF (Robel)Gigamesh (Gigamesh)
- Galaxia (Equipo Sirius)
- Solaris (La Factoría de Ideas)
- Vortice en línea (Ediciones Parnaso)

NOVELA EXTRANJERA:

- Jonathan Strange y el señor Norrel, de Susanna Clarke (Salamandra) *
- Nunca me abandones, de Kazuo Ishiguro (Anagrama) **
- La conjura contra América, de Philip Roth (Mondadori) *
- Tormenta de Espadas, de George RR Martin (Gigamesh)

CUENTO EXTRANJERO:

- El sumidero de la memoria, de Mike Resnick (Gigamesh 42) *
- No opinamos lo mismo, de Bruce Sterling (Gigamesh 41) *
- He tocado el cielo, de Mike Resnick (Gigamesh 42) **
- El hombre con forma de pera, de George RR Martin (Gigamesh 40) *
- Duelo, de Richard Matheson (Gigamesh 42) *

WEB:

- El sitio de CF, de Fco. José Suñer Iglesias (www.ciencia-ficcion.com)
- BEM On Line, de InterfaceGrupo Editorial (www.bemonline.com)
- Stardust, de Javier Romero (www.stardustcf.com)
- NGC 3660, dePilar Barba (www.ccapitalia.net/ngc)

NOTAS:

* Finalista de los I Premios Xatafi-Cyberdark de la crítica de literatura fantástica.
** Ganador de los I Premios Xatafi-Cyberdark de la crítica de literatura fantástica.

Sólo querría señalar un par de cosas. Primero, la gran coincidencia entre estos candidatos y los finalistas al premio Xatafi-Cyberdark (en el que, por cierto, Fidel también fue jurado). La verdad es que uno se siente orgulloso de haber "acertado" tanto.
Y dos, la inclusión de Jabberwock 1 en la categoría de libro de ensayo. Como uno de los autores de esta obra (mínimo y minúsculo, por supuesto) la nominación es para mí un motivo de orgullo y satisfacción. Si ganamos (y difícil lo tenemos con la obra de Capanna en liza) espero que Luis G. Prado (el editor) me deje acariciar un poco el monolito de marras que creo que es, proporcionalmente, mi "parte" en el premio.
Y, por supuesto, tampoco me olvido de los otros dos finalistas en el apartado de artículo que salen de Jabberwock 1, el gran Thomas M. Disch y Santiago L. Moreno (curiosamente, otro de los jurados de Xatafi-Cyberdark).
En fin, que hoy me ha salido una entrada un poco en plan autobombo pero, ¡Qué coño! Un día es un día y nos lo merecemos.