Carbono Alterado de Richard Morgan
Digamos que este libro me lo leí un poco obligado. No era un título que me atrayese en exceso y hay tantas cosas apetecibles que leer y tan poco tiempo.... Sin embargo, y por razones más o menos profesionales, al final me decidí y, sinceramente, me alegro muchísimo el haber vencido mi prejuicio porque estamos ante uno de las más atractivas novelas de ciencia ficción escritas y publicadas desde el ghetto del año pasado. De hecho, si no fuera por el chorro de obras maestras publicadas en el 2005, “Carbono alterado” hubiera podido ser la sensación de la temporada y no dudo que en otro año de vacas flacas se hubiese llevado más de un premio.
Eso si, al Cesar lo que es del Cesar, Morgan no es un innovador ni un fino estilista, la historia que nos cuenta está más vista que el tebeo y la forma de narrarla es muy poco original, es pues un autor que podíamos calificar de artesanal, estrictamente de género y sin mayores pretensiones que no es poco.
“Carbono alterado” es una especie de cruce entre cyberpunk y novela negra escabrosa y poco delicada. Estamos ante un futuro relativamente poco lejano, la humanidad ha conseguido el viaje a las estrellas y, lo que es más importante, unos avances en genética e informática que permiten que nuestro “ser” sea almacenado en un soporte informático y descargado en cualquier cuerpo o “funda” (eso explica el título del libro).
Una idea, en sí, poco original y que creo que inauguró en todo su esplendor Varley en los 70 y que aquí en España ha desarrollado a la perfección Cotrina. En cualquier caso, Morgan, aunque sea un escritor primerizo, consigue crear todo un universo tangible y complejo alrededor de esta base: los criminales son “almacenados” mientras dura su pena, sus cuerpos pueden ser alquilados o comprados, y los más ricos se convierten en casi inmortales con cientos de fundas clónicas a usar a su antojo (de ahí su nombre de “Mats” por Matusalén).
En este universo un tanto distópico, Takeshi Kovacs, un convicto que antes había trabajado para una agencia de élite del gobierno, es sacado de su almacenaje y enfundado por un Mat extremadamente rico que le necesita como detective privado. El crimen a investigar es el del asesinato del propio Mat, que obviamente hace copias de seguridad de si mismo cada 24 horas así que matarlo de forma definitiva es un pelín difícil.
A partir de ahí nos embarcamos en una novela negra donde Kovacs debe descubrir quien es el asesino y que es una excusa para mostrarnos un futuro podrido que se parece bastante a nuestro presente. Morgan, aunque cae también en los tópicos de la novela policíaca más cruda, es muy efectivo a la hora de mostrarnos los más sórdidos ambientes futuristas y las bajas pasiones de los ricos (imaginaos las posibilidades de sexo guarro y sucio que hay con la tecnología disponible en este libro).
Como era de esperar, las cosas se complican y mucho y, al final, nada es lo que parece y Kovacs pasa por mil y un aventuras antes de salirse con la suya.
Como ya he dicho antes, el gran defecto del libro es su falta de originalidad, toda la historia nos suena a algo ya leído, tanto la parte de ciencia ficción como la policíaca pero, curiosamente, esto no es exactamente algo malo. A veces, apetece volver a leer la misma historia si esta es buena y está bien escrita y “Carbono alterado” cumple estos requisitos.
El libro está escrito a un ritmo casi cinematográfico que lo convierte en un pasapáginas absorbente, las sorpresas están bien dosificadas y los personajes, aunque típicos, muy bien descritos al igual que la muy creíble ambientación. Bueno, puede que Kovacas sea demasiado “perfecto” como tipo duro invencible y que a veces sus dotes estén más cerca de las de un superhéroe que de las de un humano normal pero al final se le perdona este defectillo, este es un libro en que todos queremos que el prota se acabe saliendo con la suya.
En cualquier caso, la novela ha sido un éxito en U.S.A. y parece ser que Morgan va a escribir más secuelas, incluso se habla de una película. Esperemos que todo eso llegue a España a su debido tiempo.
Por último, un par de cosas, Morgan vivió en Madrid y ha utilizado este dato de su vida en la novela, esta transcurre casi íntegramente en California pero el malo malísimo vive en Valle de los Caídos (que por supuesto Kovacs no tiene ni puta idea de que es) y cuando el prota decide irse de copas a lo bestia, elige Madrid, ya se sabe que la marchilla de la capital afecta mucho a los guiris.
La última cosa es que el aspecto exterior de este volumen me ha gustado poquito. La portada me parece bastante poco trabajada, de hecho podría ser uno de los bocetos para los carteles de Blade Runner (se ve que los ilustradores también pueden caer en lo tópico) y el paso de Minotauro de la tapa dura a la blanda solo puede calificarse como lamentable. Pero, en fin, lo que cuenta es el contenido.