martes, noviembre 29, 2005

¿Avergonzarse de escribir ciencia ficción?


Hace unos días hablé de Michael Cunningham como uno de los posibles futuros de la ciencia ficción. Ahora me toca hablar de Kazuo Ishiguro, otro autor mainstream que ha escrito una novela de ciencia ficción, en este caso “Nunca me abandones” (Anagrama). Creo que Ishiguro es un escritor de sobras conocido, quizás no tanto por su obra si no por las famosas y, a que negarlo, fascinantes adaptaciones que ha hecho el cine de sus títulos más conocidos como “Lo que queda del día” de James Ivory (un apunte personal, siempre me ha llamado la atención que el más fino analista del “espíritu” inglés sea alguien de origen japonés, misterios de la vida).
En este caso, la novela de Ishiguro toca el tema de la clonación y, parece ser, cuenta con un enfoque cercano a la novelística del XIX y a los libros de misterio y/o policíacos. Hasta ahí nada que objetar, lo que me ha molestado un tanto son las siguientes declaraciones de nuestro protagonista: Nunca concebí este libro como una novela de ciencia ficción (...) el género me aburre y no tengo la imaginación ni la voluntad para recrear ambientes futuristas. Hombre...
Decir que a uno no le gusta la ciencia ficción y escribir luego una novela de ciencia ficción me parece, cuando menos, peculiar. La sensación que me da esta afirmación es que Ishiguro está en el bando de los academicistas estrictos que no consideran la ciencia ficción como un género serio. En su derecho está pero el escribir un libro de esta temática plantea, al menos, una seria contradicción. Creo que el japonés ha descubierto algo que los lectores y autores de ciencias ficción saben desde Wells, que nuestro género preferido es ideal para extrapolar algunas de las preocupaciones que acucian a cada generación de seres humanos que pisa este planeta. Y las posibilidades de la clonación de seres humanos es una de ellas. Vamos, que el bueno de Kazuo acaba de descubrir la pólvora y, mucho me temo, que lo ha hecho sin darse cuenta de que la ciencia ficción lleva tocando este tema unios cuantos decenios antes de la oveja Dolly que fue probablemente cuando este señor, como media humanidad, descubrió el tema. A partir de ahí pueden ocurrir dos cosas, que Ishiguro como buen escritor que es nos de una buena novela que ilumine esta peliaguda cuestión o que cree un refrito para él (y me temo que buena parte del público) tremendamente original pero que para nosotros, miembros de la secta, sea un bodrio chirriante.
Ambas opciones son posibles y, desde luego, en la entrevista de El Mundo de donde he sacado la noticia hay pistas que apuntan en las dos direcciones. Por un lado el nipón parece tener buenas intenciones (la clonación humana no es el tema fundamental de la novela si no una excusa para hablar de otra historia) pero por otra parte su desconocimiento de por donde van los tiros da miedo (predice la proliferación de clones y androides en el cine y la literatura, ¡Cachis la mar! Y Fritz Lang y H. G. Wells sin enterarse.
En fin, hasta que alguien me diga si merece o no gastarse los dineros en “Nunca me abandones” propongo la relectura de “Donde solían cantar los dulces pájaros” de Kate Wilhel, Ishiguro no debe saber ni que existe pero a mi siempre me ha parecido una buena historia de clonación humana.

jueves, noviembre 24, 2005

La Muñeca de Jean Galli de Bibbiéna


Bibbiéna es uno de esos ilustres desconocidos que en vida gozaron de fama pero que al lector de hoy le resultan totalmente desconocidos. “La muñeca” (publicada en 1747) fue su libro más famoso y gozó de la distinción de ser re-editado en español en 1992 por la editorial Grijalbo en su colección La Cabeza de Medusa, un intento fallido de emular el éxito de Siruela (por cierto, una magnífica edición con un estudio y una traducción más que decentes, obra ambos de Mª Teresa Ramos Gómez).
Realmente, no creo que gracias a esta novelita (100 páginas escasas), el francés sea rescatado del limbo de los ilustres olvidados. El libro, con razón, pasó sin pena ni gloria y hasta hoy. La historia que narra es sencilla a la par que artificiosa, muy diciochesca. Un joven se ha hecho sacerdote únicamente para poder seducir mujeres, su estilo al respecto (una mezcla entre metrosexual y latin-lover) es tan penoso que no consigue ningún éxito. Hasta que conoce a una sílfide que le instruye en el correcto arte de la seducción.
La novela se puede inscribir claramente en el género fantástico, la sílfide es un ser féerico que se aparece en forma de muñeca y que crece en tamaño a medida que su pupilo va adquiriendo conocimientos amatorios. Su objetivo es lograr un alma inmortal y puede metamorfosearse en cualquier ser y otorgar el don de la invisibilidad.
Pero también en el de la novela erótica. La culminación de todo el proceso consiste en que la sílfide y el joven se acaben uniendo en un acto sexual. En cierta forma, el libro no deja de ser una irónica carga de profundidad contra la religión católica: a la salvación por el sexo.
Por supuesto, lo que en su momento fue un escándalo hoy en día es casi apto para todos lo públicos y el libro no deja de ser un tedioso manual sobre modales cortesanos para jovencitos. En este aspecto, su máximo interés reside en el clarísimo mensaje feminista que transmite: la única forma de conseguir los favores sexuales de una dama consiste en someterse totalmente a su voluntad, lo que no dejaba de ser una fuerte crítica (explícita en varios pasajes de la novela) al comportamiento abusivo de la mayoría de los hombres de la época.
Muy poco a que hincarle el diente para el lector del siglo XXI si no fuera por un pequeño detalle desagradable que, me temo, ha sido el que ha dado un fama injusta al libro. Bibbiéna tuvo que huir de Francia al ser acusado de la violación de una niña de cuatro años. Un escritor pedófilo más que no es el único ejemplo dentro del fantástico (me estoy acordando de William Beckford, el autor de “Vathek”). Pero este dato arroja una luz realmente perturbadora a una serie de pasajes de la novela en los cuales su protagonista tiene un comportamiento más que peculair ante su sílfide del tamaño de una niña de cinco años.
Así pues, y sabido esto, “La muñeca” pasa de ser un insípido y anticuado libro a un perverso y ambiguo tratado de patología sexual. Avisado queda el que lo encuentre por ahí.

domingo, noviembre 20, 2005

Pulp y Re-Pulp

Andaba yo este viernes a la caza de libros inencontrables, cuando en una de las librerías de viejo que frecuento me acerqué, por curiosidad, al estante donde dormían placidamente su sueño culpable los libros de Pulp (si no conocen la historia busquen un artículo de Alberto Cairo que anda por Cyberdark, Bibliopolis y Gigamesh donde se explica todo), dado que fui uno de los afectados por el affaire (y tuve suerte, yo fui de los que cobró) reconozco que siento un cierto placer morboso en ver dichos ejemplares saldados por esos mundos de Dios. De hecho, imagino que como todos, creí que el mega-saldo de todas sus colecciones había significado la muerte de esta funesta editorial. Pues nasti de plasti.
Como iba diciendo, al echarle un vistazo a los libros vi algo raro, un par de ejemplares que no me sonaban, los cogí y casi se me cae el alma a los pies: la fecha de impresión era de Febrero de 2005. Eran dos títulos de la saga de Burroughs sobre Venus: “Carson de Venus” y “Huida de Venus” (los que faltaban para cerrar la serie que se quedó a medias), me fije bien en que el traductor no era ni Rafa Marín (que fue el que tradujo casi todos los Burroughs), ni el ubicuo M. Blanco, ni el increíble Román Goicoechea. También me fije en que el aspecto exterior era similar al de toda la colección Omean (eso si, las portadas más feas).
Cuando fui a pagar el Última Thule que me había agenciado, no pude menos que comentarle al librero la situación. El tío se rió y dijo algo así como: “Pues eso no es nada”. Y me enseñó una pila de libros que aún no había colocado, eran ediciones nuevas de Pulp, o mejor dicho, re-ediciones de la Saga de Marte, también de Burroughs, con un formato diferente (más pequeño y de color marrón claro) e ilustraciones de portada nuevas ¡Hasta habían cambiado el logo de la editorial! Me quede boquiabierto pero la cosa se agravó más todavía cuando vi que, además, había dos títulos nuevos, nada de reediciones de Burroughs, un par de antologías de relatos de Seabury Quinn. El librero me comentó que pensaba que andaban sin distribuidor por que a él se los pasaba un viejecito junto a libros “normales” de ciencia ficción de segunda mano.
Ya en casa, reflexione un poco sobre este descubrimiento. Uno de los rumores que corrieron cuando se desato el escándalo era que los derechos de autor de Burroughs si estaban pagados, que sus herederos tenían muy malas pulgas y que prefirieron cubrise las espaldas. Seabury Quinn es un escritor de los años 20, quizás sus derechos de autor hayan caducado (no lo se). En cualquier caso, puede que por ahí no haya delito. En cuanto a las traducciones, ese es otro cantar. Las de Marte estaban sin pagar (que se lo pregunten a Rafa Marín) o eran plagios de las anteriores ediciones de Aguilar o Interesa. De las de Venus no tengo el dato, la última edición en castellano creo que fue la de Jose Janés hayá por los inicios de los 60 y, al menos, uno de los títulos no coincide (“Huida de Venus” en vez de “Huyendo de Venus”) pero eso tampoco significa nada. De los de Seabury Quinn, ni idea, no es un autor que haya leído mucho, solo se que a Valdemar (que había sacado hace poco una magnífica, lujosa y cara antología de este autor) no le debe de hacer mucha gracia la historia y eso, siempre y cuando, no hayan decidido tomar prestados sus relatos para la edición pulpera (dato que desconozco, es solo una hipótesis).
Me imagino que algunos se alegrarán ya que pensarán que a lo mejor algunas de las series que quedaron a medias (como las de los Lensmen de Smith) puede que al fin se terminen. Pero no deja de ser muy triste que los mayores piratas del mercado editorial español de los último años hayan vuelto a las andadas y de nuevo con manejos más que turbios.
Moraleja: ¿Quién dijo que el criminal siempre paga?

jueves, noviembre 17, 2005

Viaje al Mundo Subterránero de Ludvig Holberg


Ludvig Holberg era, para mi, un perfecto desconocido y reconozco que si me compre este libro fue por que había sido saldado y tenía un precio más que irresistible. También influyó que fuese uno de los primeros títulos de la Editorial Abraxas, un proyecto que acabó fracasando pero que publicó un buen número de títulos clásicos tan peculiares como improbables de encontrar en cualquier otro sitio. Abraxas intentó ser una especie de Valdemar a lo pobre (sólo hay que ver el aspecto exterior de sus libros) pero no deja de ser una pena su más que segura desaparición.
Leído el prólogo parece ser que Holberg es toda una institución en su Dinamarca natal, una especie de fundador de la literatura en lengua danesa por lo que no deja de ser curioso que este “Viaje al mundo subterráneo” este escrito en latín (Nicolai Klimii iter subterraneum es el título original).
El libro puede situarse claramente en el apartado de utopías y distopías y es claramente deudor de “Los viajes de Gulliver” de Swift. En efecto, la obra del irlandés es de 1721 y la de Holberg de 20 años después, sin olvidar que el danés era un buen conocedor de la literatura anglosajona gracias a sus viajes por Inglaterra, incluida una estancia en Oxford hacia 1710.
Nicolas Klim, el protagonista de la historia, viaja al centro de la tierra (más de un siglo antes que Verne) y descubre que esta está hueca y cuenta con un pequeño sistema solar en su interior. Se convierte en satélite de uno de sus planetas hasta que un dragón lo captura y lleva a la superficie de Nazar. Allí descubre una peculiar civilización de árboles móviles e inteligentes, los cuales inicialmente le aceptan dentro de su sociedad para finalmente exiliarle al vecino planeta de Firmamento habitado por diversas razas de animales, plantas y objetos parlantes. Allí, Klim encuentra una primitiva tribu de humanos a los que lidera y lleva a una guerra de conquista que le permite convertirse en emperador de todo el planeta. Finalmente, es derrocado por sus súbditos y vuelve de nuevo a la superficie terrestre.
El propósito inicial de Holberg es muy similar al de Swift, las descripciones de las diferentes razas y pueblos de Nazar y Firmamento (que abarcan más de la mitad del libro) son un mera excusa para criticar de una forma u otra a la sociedad europea del XVIII. Unas veces colocándola frente a su imagen deformadas, como entre los monos de Martinia y otras enfrentándola a una raza mucho más sabia y pragmática como los potuanos, los árboles inteligentes de Nazar. Sobre todo, en este último caso, la imitación del último libro de “Los viajes de Gulliver”, el del país de los Houyhnhnms, roza el plagio. En efecto, Klim el humano se nos presenta como un perfecto idiota que queda en ridículo constantemente frente a los mucho más avanzados potuanos, hasta que estos, hartos de sus tonterías, le exilian.
El terreno donde Holberg bate a Swift es en el de la imaginación a la hora de describir sus diferentes razas con su peculiar carácter, los sabios potuanos, los vacuos martinianos y un largo etc son un perfecto ejemplo de cómo crear una raza de aliens perfectamente creíble y, al mismo tiempo, distinta de los humanos. De hecho, los potuanos parecen un claro precedente de los ents de Tolkien, no solo por su carácter arbóreo y por su sabiduría sino por que entre ellos se considera el colmo de la inteligencia el tardar mucho, pero mucho tiempo en pensarse las cosas y llegar a alguna conclusión (Klim es tachado de imbecil por que siempre discurre a una velocidad de vértigo). La teoría podría ser peregrina si no fuera por que Tolkien era experto en literatura escandinava y mucho me extrañaría que este libro no hubiese caído alguna vez en sus manos.
Otra curiosa referencia es uno de los pueblos que Klim encuentra en Firmamento y que se comunican entre ellos, literalmente, mediante los pedos que sueltan. Una gracia escatológica sin más trascendencia si no fuera por que Aldiss la uso en una novela suya titulada “Los oscuros años luz” (esta vez no tengo tan claro que el inglés si se hubiera leído este libro aunque Aldiss es un gran experto en la ciencia ficción más primitiva).
Por otro lado, algunas de las ideas que muestra Holberg para presentarnos su sociedad ideal son de una modernidad impresionante para 1741. Los potuanos gozan de una total igualdad entre sexos y, de hecho, su primer ministro es una mujer. Esta situación escandaliza de tal forma al pedestre Klim que sus intentos para derogar semejante ley son los que al final hacen que sus anfitriones le expulsen.
En resumen, el libro es bastante potente y más si penamos en su brevedad (apenas 170 páginas), el hecho de que imite a Swift es únicamente un pequeño handicap que se supera fácilmente al ver el derroche de imaginación que despliega la narración. Impresiona leer una novelita de ciencia ficción tan antigua, por que, efectivamente, esto es ciencia ficción, la teoría de la tierra hueca era una de las muchas pseudociencias que colearon por el mundo hasta finales del siglo XIX (ya se sabe que la ciencia ficción bebe tanto de la ciencia de verdad como de la de mentirijillas). Únicamente la introducción de esos animales y objetos parlantes desvirtúa un tanto este panorama pero son solamente una pequeña nota discordante.
Lo peor de todo el libro es cuando el autor abandona el tono descriptivo y ensayístico para, en su último tercio, montarse una novelita épica de conquista de un imperio con rancio sabor oriental que resulta tan ramplona como innecesaria, a la par que bastante ajena al espíritu general de la obra.
Por lo demás, la traducción de Carlos Castillo es bastante buena y no deja de ser una obrita que si bien no pasará a la historia del género es un perfecto ejemplo de en que consistía eso de la proto-ciencia ficción.

miércoles, noviembre 16, 2005

Michael Cunningham: ¿El Futuro de la ciencia Ficción?


Probablemente, a casi ningún aficionado al género fantástico le sonará el nombre: Michael Cunningham. Incluso dudo que sea muy conocido entre les aficionados a lecturas “mainstream”. Sin embargo, en E.E.U.U. es un autor de reconocido prestigio, ganador del Pulitzer o el PEN. A mi, personalmente, lo único que me sonaba de él es que la película “Las horas” (esa en que la Kidman se desfiguraba y afeaba para parecerse a Virginia Woolf) estaba basada en una de sus novelas.
Bien, pues resulta que este señor a merecido hoy en El Mundo un artículo relativamente extenso a cuenta de su nueva obra “Días memorables”. Y, agárrense a las declaraciones: Muchos de los libros más interesantes y profundos, especialmente entre los escritores norteamericanos, han sido escritos por autores de género, que, si no son leídos como debieran por los lectores cultos, es por esa etiqueta que parece apartarlos de la literatura seria. Y más adelante comenta como Cervantes y Poe escribieron géneros populares (el humor y el terror respectivamente) añadiendo: Sólo que lleva tiempo que eso se convierta en alta literatura. Y, por último, la bomba, dos de los libros que reconoce que más le han influido son “Solaris” de Stanislaw Lem y “La mano izquierda de la oscuridad” de Ursula K. LeGuin. Que más adelante en el texto se hable de Virgina Wolf o Walt Whitman como otras fuentes de inspiración a alguno le parecerá chocante pero el bueno de Cunningham lo ve de lo más natural.
En cuanto al libro en si, “Días memorables” (Editorial El Aleph), se trata de tres novelas cortas de género ambientadas en Nueva York, una en el pasado (una historia de fantasmas), otra en el presente (un thriller sobre terrorismo) y otra en un futuro distópico.
De esta última, el autor señala: En los E.E.U.U. del futuro que yo imagino, Nueva York seria una ciudad visitada solo por turistas, el resto del país estaría peligrosamente contaminado y dirigido, de un modo balcanizado, por fundamentalistas religiosos y grandes corporaciones; los emigrantes estarían oprimidos y la gente no sabría lo que pasa por que la noticias no tendrían credibilidad. Podríamos mencionar que el norteamericano ha debido de leer a algún que otro escritor de ciencia ficción más aparte de Lem y LeGuin, nombres como Disch, Priest o Brunner se me ocurren casi sin pensar. También es digno de señalar como Cunningham es un buen conocedor de nuestro género y sabe perfectamente lo potente que puede ser como herramienta para diseccionar los conflictos de nuestro presente.
Pero, sinceramente, lo que me ha sorprendido de una manera total es como un autor de reconocido prestigio defiende sin complejos la literatura de género y sitúa a escritores de dicho campo entre sus grandes influencias. Cuanto me gustaría ver a una de las luminarias de nuestras letras patrias reivindicar la figura de autores como Rodolfo Martínez, Aguilera, Cotrina o Rafa Marín, por mencionar únicamente algunos nombres, o ver como intenta escribir un libro de ciencia ficción sabiendo bien lo que está haciendo y sin venir a inventar la pólvora.
No se si llegaré a leerme el libro de Cunningham (hay tanto que leer y tan poco tiempo...) pero si me queda claro que el futuro de la ciencia ficción va por ese camino, no solo que los autores mejoren su producción y alcancen estandares estilísticos aceptables, como tanto reivindican algunos, si no que el gran público, los escritores “serios” y la academia se den cuenta que la ciencia ficción es algo más que marcianitos verdes y chorraditas afines.

miércoles, noviembre 09, 2005

Cuentos Completos de Charles Perrault


He decidido centrar algunas de mis futuras lecturas en la literatura infantil y juvenil, sección clásicos. Muchos de estos libros tienen una clara vertiente fantástica así que de vez en cuando protagonizarán este blog. ¿Por qué a mis años me ha dado por ahí? ¿No soy ya un poquito mayorcito para estas lecturas? Bueno, realmente, de joven leí poco de este tipo de libros y, la verdad, no me arrepiento. La mayoría de los libros de este tipo que circulaban por mis años mozos (finales de los 70 y principios de los 80) eran versiones expurgadas o adaptadas, ilustradas generalmente de una forma tan ñoña y atroz que casi siempre me echaron para atrás. O, si no, me tocó engullirme la versión Disney de la historia con consecuencias irreparables para mi tierna cabecita.
Bueno, creo que es el momento de solucionar esta asignatura pendiente, entre otras cosas por que ahora me es posible encontrar las versiones integras y originales de estas historias y creo que merece la pena detenerse en un apartado de la literatura fantástica que es pura narración e imaginación, creador de una serie de arquetipos que nos guste o no aún están presentes en el fantástico actual y que en épocas de dictadura del realismo se convirtió en, prácticamente, el único territorio literario donde subsistía la Fantasía.
Y he empezado por el abuelo de todos los cuentos para niños, el francés Charles Perrault. Autor de dos colecciones de cuentos (“Griselidis. Avec le conte de Peau d’Asne et celuy des Souhaits ridicules” de 1694, en verso, y “Histories ou Contes du temps passe” de 1697, en prosa). Ambas aparecen reunidas en un apañado y barato tomito de bolsillo de Alianza (mi edición es de 2001) con preciosas ilustraciones de Gustavo Doré. En total son 11 cuentos, tres en verso (Griselidis, Piel de Asno y Los deseos ridículos) y el resto en prosa (La bella durmiente del bosque, Caperucita Roja, Barba Azul, El gato con botas, Las hadas, Cenicienta, Riquete el del copete y Pulgarcito).
Primera sorpresa, me han gustado mas los poemas que los cuentos, especialmente Griselidis y Piel de asno. Ambas son historias oscuras, siniestras incluso y en las que es más fácil rastrear su origen primigenio dentro de algunas de las leyendas pre-romanas de la Europa Central. Me gustaría tener la habilidad de un Robert Graves para diseccionar estos cuentos como hizo el anglomallorquín con los mitos griegos. Evidentemente no me es posible pero esa imagen de la doncella que huye de un padre incestuoso envuelta en una piel de asno tiene un aire mítico-religioso de lo más potente.
Otra novedad que no es novedad por sabida de oídas, los cuentos son de un cruel que pasma que estén destinados a niños. Ante nuestros ojos desfilan padres incestuosos, otros que son capaces de fingir la muerte de un hijo para poner a prueba a su madre, hermanas que bordean el abuso, niños abandonados por falta de comida, canibalismo (esos ogros come niños...), violencia de género... en fin, un panorama muy poco “edificante”.
A más de uno también le llamará la atención algunos rasgos poco correctos políticamente hablando pero que eran bastante comunes en los años de publicación de estos libros. Efectivamente, el machismo resulta increíble, el despotismo de los reyes, como el de los maridos, se ve de lo más normal y las chicas guapas siempre triunfan mientras que las feas suelen ser malvadas por mera cuestión estética.
Por otro lado, resulta de lo más atractivo rastrear el simbolismo de algunas de estas historias. Siempre supuse que Caperucita Roja era una sutil forma de represión sexual femenina, lo que me ha sorprendido es que esto no era casual si no claramente intencionado como bien señala el autor en la moraleja del cuento. Barba Azul, en cambio, presenta una metáfora tan poderosa como, seguramente, no intencionada. Un marido le da a su mujer todas las llaves de la casa donde vive pero le prohíbe entrar en una habitación concreta, su mujer sucumbe a la tentación (como no) y descubre una estancia ensangrentada con los cadáveres de las anteriores esposas de su hombre. Una forma muy curiosa de decir que es mejor no saber todo sobre tu pareja, quizás en lo más recóndito de su cerebro, ahí donde no te deja mirar, exista una habitación llena de sangre y vísceras.
En el debe sólo tres cuestiones pero mayores. El estilo es bastante sencillo por no decir simple, aquí si que se nota que el público receptor eran niños y bastante jóvenes; ahora bien, eso no significa que los cuentos sean mas simplones que las versiones que de ellos circulan y, de hecho, La bella durmiente del bosque es bastante más complicado que, por ejemplo, la versión Disney. Algunos cuentos (como Los deseos ridículos) son mediocres pastiches de fábulas grecolatinas. Y, por último, todos son de una brevedad a veces exasperantes, Caperucita Roja, sin ir más lejos, tiene sólo tres páginas.
En fin, quizás sea un ejercicio de arqueología literaria pero, sinceramente, creo que se puede pasar un par de horas de interés con este librito y reflexionar un poco en el pobre Perrault que ha pasado a la fama por estos brevísimos cuentos de los que se avergonzaba en parte (su segundo tomo se publicó originalmente anónimo) ya que el francés únicamente deseaba ser conocido por sus poemas...

martes, noviembre 08, 2005

Jabberwock 1


Sale a la venta un volumen de ensayos y reseñas fruto de la arriesgada pero, bajo mi punto de vista, acertada batuta de Luis G. Prado y su sello Bibliopolis. Podría daros miles de razones para que compreis un ejemplar pero por una vez voy a dejarme llevar por el egotismo: Por favor, compradlo, una de las reseñas es mia. Para ser exactos disecciono el penúltimo tomo de la saga de Geralt de Rivia.
Que decir... da algo de vértigo encontrarse en el mismo índice que gente como Disch, Pedraza, Somoza o Merino (por citar algunos nombres) y también algo de miedo, la verdad, dudo que este a la altura de semejantes firmas.
Fue una pena que un árticulo mio sobre la ciencia ficción militarista se acabase cayendo a última hora del libro. Que se le va a hacer, igual en el número dos. En cualquier caso corred y reservad vuestro ejemplar, que escribe gente muy buena y maja (servidor aparte) y sale a buen precio.

La imagen de esta entrada ha sido cedida amablemente por la tienda on-line de Cyberdark, un buen sitio donde reservar vuestro ejemplar, ya, rápido, ipso facto, por fa...