Memoria Recuperada: Final
La entrada anterior la escribí el 4 de Octubre de 1995, fue la última reseña que apunté en mi diario de lectura. Sólo quedaban un par de meses para acabar el año y cumplir así con el objetivo que me había marcado, pero no fui capaz.
Hay explicaciones para esta deserción, por una parte había vuelto a trabajar de profesor y había empezado de nuevo a estudiar la maldita oposición, ambas actividades no me dejaban mucho tiempo libre y, como era lógico, el poco que tenía (principalmente en el transporte público) lo usaba para leer, mi diario, pues quedo postergado.
Además, tenía serios problemas de pareja, mi novia se había ido a vivir a 500 kilómetros de distancia y la relación iba cada vez de mal en peor, de hecho, acabaría destrozada, de una forma un tanto traumática, un mes después. No tenía, como era de esperar, mucho humor para este tipo de proyectos.
Trece años después, todas estas explicaciones me suenan un tanto pueriles, a fin de cuentas, siempre podría haber encontrado un hueco para escribir las dos cuartillas que me ocupaba cada entrada. Y es verdad que las pasé canutas con aquella ruptura, pero seguí leyendo libros bastante poco adecuados para mi “sufrimiento”, como las novelas del campeón eterno de Michael Moorcock. En fin, es posible que todo se reduzca a uno de los rasgos de mi carácter que menos me gustan pero que están ahí, haga lo que haga: me encanta iniciar proyectos pero me cuesta horrores acabar alguno. Este paleoblog de hace 13 años fue otro de mis esfuerzos baldíos que no acabaron como yo quería.
Y, sin embargo, algo cabezón soy, es cierto que dejé de escribir reseñas pero seguí apuntando religiosamente los libros que leí lo que quedaba del 95. Esta es la lista de las lecturas de literatura fantástica que hice el resto del año:
“La fuerza de su mirada” de Tim Powers
“El chico artificial” de Bruce Sterling
“La última partida” de Tim Powers
“Bosque Mitago” de Robert Holdstock
“Lavondyss” de Robert Holdstock
“El campeón eterno” de Michael Moorcock
“Crónicas del campeón eterno” de Michael Moorcock
“El ciervo blanco” de Nancy Springer
“El sol de plata” de Nancy Springer
“El bastón rúnico” de Michael Moorcock
“Crónicas del castillo de Brass” de Michael Moorcock
“La ciencia ficción de H. G. Wells”
“Soldado de la niebla” de Gene Wolfe
“Soldado de Arete” de Gene Wolfe
“Parque Jurásico” de Michael Crichton
“El mundo perdido” de Michael Crichton
“La balada de Beta-2” de Samuel R. Delany
“La guerra interminable” de Joe Haldeman
Me hubiese gustado haber escrito aquellas opiniones sobre estos títulos, recuerdo lo mucho que me impactaron los libros de Powers, lo divertido que fue descubrir a Moorcock, la pasión que sentí con Wolfe, el desencanto sufrido con Holdstock, Sterling y Springer…
¿Quién sabe como hubiese expresado esos sentimientos en aquella época? Plantearse esto no deja de ser pura retórica, aquellas ideas pasaron y nunca se plasmaron en papel, no sobrevivieron.
Al final de año me dediqué a releer algunos libros que están entre mis favoritos como es el caso de Wells, Haldeman o Delany. En aquella época todavía releía, una costumbre que, por desgracia, también he ido perdiendo con el tiempo.
Cualquiera que me haya seguido en esta serie de la Memoria Recuperada puede pensar que soy un friki de tomo y lomo que sólo leía ciencia ficción, terror y fantasía. No es del todo cierto, leía y leo muchas otras cosas, y aunque no voy a hacer sufrir a nadie con las reseñas que escribí de los “otros libros”, si que voy a poner el listado de títulos, son los siguientes:
“El Húsar” de Arturo Pérez-Reverte
“Un chaleco de acero” de Gustav Hasford
“El juego de la mente” de Norman Spinrad
“Historia primitiva en Asturias” de Miguel Blas Cortina y Juan Fernández-Tresguerres
“El doblamiento paleolítico de Europa” de Clive Gamble
“Prehistoria de Europa” Varios Autores
“Lord Jim” de Joseph Conrad
“Los papeles póstumos del club Picwick” de Charles Dickens
“Los guerreros implacables” de Martin Caidin
“Memorias” de Winston Churchill
“Fases de gravedad” de Dan Simmons
“El mundo micénico” de John Chadwick
“Los griegos micénicos” de Martín Ruipérez y José Luís Melena
“El mar en la Gran Guerra” de Luís de la Sierra
“Seis ejércitos en Normandía” de John Keegan
“Guerra y sociedad en la Europa del Renacimiento: 1450-1620” de J. R. Hale
“La plata de Britania” de Lindsay Davis
“El gran cuaderno” de Agota Kristof
“La guerra apasionada” de Peter Wyden
“Al este del Edén” de John Steinbeck
“Territorio comanche” de Arturo Pérez-Reverte
“Misterios celtas” de John Sharkey
“La sombra del águila” de Arturo Pérez-Reverte
“El hombre” de Jean Rostand
“Los celtas” de T. W. Rolleston
“Historia de la música” Varios Autores
“Mozart” de Gabriel Jackson
“Darwin” de Julian Huxley y H. D. B. Kettlewell
Como se puede observar, gustos muy variados, destacando algunos de mis “otros vicios” que no tienen cabida en este blog, como la historia, los clásicos del XIX, las biografías, Pérez-Reverte, o los temas militares. Ya se sabe, el que mucho abarca…
Bien, con esta entrada acabo esta serie de Memoria Recuperada, el cuaderno se acabó y el tema no da para más, espero que lo hayan disfrutado, los pocos que se pasan por aquí, y que hayáis sabido disculpar este pequeño arrebato de nostalgia autoindulgente. Veré en el futuro que nuevas ideas extravagantes se me ocurren para seguir con el blog.
Hay explicaciones para esta deserción, por una parte había vuelto a trabajar de profesor y había empezado de nuevo a estudiar la maldita oposición, ambas actividades no me dejaban mucho tiempo libre y, como era lógico, el poco que tenía (principalmente en el transporte público) lo usaba para leer, mi diario, pues quedo postergado.
Además, tenía serios problemas de pareja, mi novia se había ido a vivir a 500 kilómetros de distancia y la relación iba cada vez de mal en peor, de hecho, acabaría destrozada, de una forma un tanto traumática, un mes después. No tenía, como era de esperar, mucho humor para este tipo de proyectos.
Trece años después, todas estas explicaciones me suenan un tanto pueriles, a fin de cuentas, siempre podría haber encontrado un hueco para escribir las dos cuartillas que me ocupaba cada entrada. Y es verdad que las pasé canutas con aquella ruptura, pero seguí leyendo libros bastante poco adecuados para mi “sufrimiento”, como las novelas del campeón eterno de Michael Moorcock. En fin, es posible que todo se reduzca a uno de los rasgos de mi carácter que menos me gustan pero que están ahí, haga lo que haga: me encanta iniciar proyectos pero me cuesta horrores acabar alguno. Este paleoblog de hace 13 años fue otro de mis esfuerzos baldíos que no acabaron como yo quería.
Y, sin embargo, algo cabezón soy, es cierto que dejé de escribir reseñas pero seguí apuntando religiosamente los libros que leí lo que quedaba del 95. Esta es la lista de las lecturas de literatura fantástica que hice el resto del año:
“La fuerza de su mirada” de Tim Powers
“El chico artificial” de Bruce Sterling
“La última partida” de Tim Powers
“Bosque Mitago” de Robert Holdstock
“Lavondyss” de Robert Holdstock
“El campeón eterno” de Michael Moorcock
“Crónicas del campeón eterno” de Michael Moorcock
“El ciervo blanco” de Nancy Springer
“El sol de plata” de Nancy Springer
“El bastón rúnico” de Michael Moorcock
“Crónicas del castillo de Brass” de Michael Moorcock
“La ciencia ficción de H. G. Wells”
“Soldado de la niebla” de Gene Wolfe
“Soldado de Arete” de Gene Wolfe
“Parque Jurásico” de Michael Crichton
“El mundo perdido” de Michael Crichton
“La balada de Beta-2” de Samuel R. Delany
“La guerra interminable” de Joe Haldeman
Me hubiese gustado haber escrito aquellas opiniones sobre estos títulos, recuerdo lo mucho que me impactaron los libros de Powers, lo divertido que fue descubrir a Moorcock, la pasión que sentí con Wolfe, el desencanto sufrido con Holdstock, Sterling y Springer…
¿Quién sabe como hubiese expresado esos sentimientos en aquella época? Plantearse esto no deja de ser pura retórica, aquellas ideas pasaron y nunca se plasmaron en papel, no sobrevivieron.
Al final de año me dediqué a releer algunos libros que están entre mis favoritos como es el caso de Wells, Haldeman o Delany. En aquella época todavía releía, una costumbre que, por desgracia, también he ido perdiendo con el tiempo.
Cualquiera que me haya seguido en esta serie de la Memoria Recuperada puede pensar que soy un friki de tomo y lomo que sólo leía ciencia ficción, terror y fantasía. No es del todo cierto, leía y leo muchas otras cosas, y aunque no voy a hacer sufrir a nadie con las reseñas que escribí de los “otros libros”, si que voy a poner el listado de títulos, son los siguientes:
“El Húsar” de Arturo Pérez-Reverte
“Un chaleco de acero” de Gustav Hasford
“El juego de la mente” de Norman Spinrad
“Historia primitiva en Asturias” de Miguel Blas Cortina y Juan Fernández-Tresguerres
“El doblamiento paleolítico de Europa” de Clive Gamble
“Prehistoria de Europa” Varios Autores
“Lord Jim” de Joseph Conrad
“Los papeles póstumos del club Picwick” de Charles Dickens
“Los guerreros implacables” de Martin Caidin
“Memorias” de Winston Churchill
“Fases de gravedad” de Dan Simmons
“El mundo micénico” de John Chadwick
“Los griegos micénicos” de Martín Ruipérez y José Luís Melena
“El mar en la Gran Guerra” de Luís de la Sierra
“Seis ejércitos en Normandía” de John Keegan
“Guerra y sociedad en la Europa del Renacimiento: 1450-1620” de J. R. Hale
“La plata de Britania” de Lindsay Davis
“El gran cuaderno” de Agota Kristof
“La guerra apasionada” de Peter Wyden
“Al este del Edén” de John Steinbeck
“Territorio comanche” de Arturo Pérez-Reverte
“Misterios celtas” de John Sharkey
“La sombra del águila” de Arturo Pérez-Reverte
“El hombre” de Jean Rostand
“Los celtas” de T. W. Rolleston
“Historia de la música” Varios Autores
“Mozart” de Gabriel Jackson
“Darwin” de Julian Huxley y H. D. B. Kettlewell
Como se puede observar, gustos muy variados, destacando algunos de mis “otros vicios” que no tienen cabida en este blog, como la historia, los clásicos del XIX, las biografías, Pérez-Reverte, o los temas militares. Ya se sabe, el que mucho abarca…
Bien, con esta entrada acabo esta serie de Memoria Recuperada, el cuaderno se acabó y el tema no da para más, espero que lo hayan disfrutado, los pocos que se pasan por aquí, y que hayáis sabido disculpar este pequeño arrebato de nostalgia autoindulgente. Veré en el futuro que nuevas ideas extravagantes se me ocurren para seguir con el blog.