Escritores Maduritos
Como continuación de lo que escribí hace algunos días podríamos añadir una breve coda sobre escritores ya no adolescentes sino de la tercera edad. Gente que ha logrado el reconocimiento pasados los 60, en plena edad de jubilación. Una vez más son presa de las ansias homicidas de los medios de comunicación que parecen encantados en resaltar como otros viejecitos andan echando miguitas a las palomas y estos, en cambio rozan la genialidad. Una estupidez más de esta sociedad idiotizada en la que habitamos. Repito, parece muy igualitaria pero, al mismo tiempo, se sorprende de que uno puede ser “normal” cuando es o muy joven o muy viejo.
Hay varios ejemplos de autores que deslumbraron en su senectud. Quizá uno de los más conocidos últimamente sea Frank McCourt el creador de “Las cenizas de Ángela” pero, repito, no es un caso único. Desgraciadamente, parecen tenerlo tan complicado para editar como sus colegas que en vez de canas sufren granos. Me imagino que si un editor recibe un manuscrito firmado por alguien de 15 años fruncirá el entrecejo pero hará lo mismo si el autor pasa de 72.
En el mundo de la ciencia ficción también se han dado algunos casos, aunque pocos. El autor más conocido que entró en el género a una edad provecta fue R. A. Lafferty. Su primer libro lo publicó con 54 años y la mayoría de su obra la ha escrito pasada la sesentena.
Adolescentes y ancianos parecen ser dos colectivos que gustan de escribir, aparte del éxito o no de cara a la publicación. Sin embargo, es más difícil encontrar actitudes similares entre los adultos. La explicación me parece obvia si tengo en cuente mi propia edad. El trabajo (esa maldición bíblica) y las demás tareas asociadas al hogar y los hijos dejan poco tiempo libre. En cambio, cuando se es muy joven o muy viejo parece que el tiempo fluye de otra manera y estas pequeñas aficiones se hacen más sencillas.
Habrá que esperar hasta la jubilación.
Hay varios ejemplos de autores que deslumbraron en su senectud. Quizá uno de los más conocidos últimamente sea Frank McCourt el creador de “Las cenizas de Ángela” pero, repito, no es un caso único. Desgraciadamente, parecen tenerlo tan complicado para editar como sus colegas que en vez de canas sufren granos. Me imagino que si un editor recibe un manuscrito firmado por alguien de 15 años fruncirá el entrecejo pero hará lo mismo si el autor pasa de 72.
En el mundo de la ciencia ficción también se han dado algunos casos, aunque pocos. El autor más conocido que entró en el género a una edad provecta fue R. A. Lafferty. Su primer libro lo publicó con 54 años y la mayoría de su obra la ha escrito pasada la sesentena.
Adolescentes y ancianos parecen ser dos colectivos que gustan de escribir, aparte del éxito o no de cara a la publicación. Sin embargo, es más difícil encontrar actitudes similares entre los adultos. La explicación me parece obvia si tengo en cuente mi propia edad. El trabajo (esa maldición bíblica) y las demás tareas asociadas al hogar y los hijos dejan poco tiempo libre. En cambio, cuando se es muy joven o muy viejo parece que el tiempo fluye de otra manera y estas pequeñas aficiones se hacen más sencillas.
Habrá que esperar hasta la jubilación.
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