Memoria Recuperada: "Gran Río del Espacio" de Gregory Benford
Portada muy maja, buena traducción, finalista del Nebula de 1988. Y aún no entiendo como no lo ganó, como me gusta Benford, a pesar de ser científico se le nota un bagaje humanístico nada desdeñable. Estamos ante un volumen de su serie de las inteligencias mecánicas, los otros dos son “En el Océano de la Noche” y “A través del Mar de Soles”, y ambos forman una sub-serie (la de Walmsey), este libro y su continuación (“Mareas de Luz”) forman otra sub-serie (la de Killen).. En el futuro aparecerán más libros que unifiquen ambas historias.
La temática es la habitual, el enfrentamiento entre humanos y mecs, aunque aquí estos últimos van ganando. En el planeta Nieveclara, los mecs han impuesto su civilización y los colonos humanos son ahora pequeñas bandas nómadas camino de la extinción. La humanidad ha olvidado mucho de su antiguo pasado y se ha convertido en curiosos entes cyborgs repletos de chips que aumentan sus capacidades físicas (falta les hace). Pero es también la historia de Killen, uno de estos errantes supervivientes, que de ser el último mono de su grupo, trasciende su personalidad y crece en sabiduría y poder, dando una posible solución a los problemas que aquejan a su tribu.
Obviamente, el libro deja abierta la puerta a las futuras continuaciones, pero aunque tiene un par de toques que no me convencen (la aparición de las entidades electromagnéticas como Deus ex machina), es maravilloso y convincente, lleno de dobles sentidos y continuas referencias culturales.
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Sé que no es una opinión generalizada, ni mucho menos, pero a mi me encanta Benford y, especialmente, su serie del Centro Galáctico. Y de los siete libros que forman la saga, este es mi preferido con diferencia. Recuerdo que en su momento me desconcertó un poco que dejasen colgado a Walmsey en medio de su viaje al centro de la Galaxia y pasasen a hablar de alguien tan diferente y distante como Killen, pero al final, la aventuras de este último personaje me han parecido las más interesantes de toda la serie.
“Gran Río del Espacio” está lleno de guiños de los que a mi me llegan: el nombre de las diferentes familias pertenece a las fichas del ajedrez (sus nombres en inglés, sin traducir), las vivencias de los Bishop se encuadran en una historia futura de proporciones bíblicas, y hay una constante referencia a los llamados siglos oscuros de la antigua Grecia (entre la destrucción de los asentamientos micénicos y aparición de las polis). Y a todo ello hay que sumarle un decidido intento por crear una novela que funcione bien desde el punto de vista literario, con un estilo de una cierta complejidad (Benford siempre ha tenido a Faulkner como modelo), personajes bien construidos, y una trama de la que sólo conocemos algunos retazos.
Verdad es que para otros lectores Benford escribe ininteligiblemente, es un fatuo y un pretencioso y la profundidad de sus personajes es similar a los de un culebrón, pero a mi su modelo me convence. Es una pena que después de “Mareas de Luz” la saga cayese en picado, probablemente demasiada ambición pero, a pesar de todo, un digno intento por crear una space opera madura y con ánimo de perdurar.
La temática es la habitual, el enfrentamiento entre humanos y mecs, aunque aquí estos últimos van ganando. En el planeta Nieveclara, los mecs han impuesto su civilización y los colonos humanos son ahora pequeñas bandas nómadas camino de la extinción. La humanidad ha olvidado mucho de su antiguo pasado y se ha convertido en curiosos entes cyborgs repletos de chips que aumentan sus capacidades físicas (falta les hace). Pero es también la historia de Killen, uno de estos errantes supervivientes, que de ser el último mono de su grupo, trasciende su personalidad y crece en sabiduría y poder, dando una posible solución a los problemas que aquejan a su tribu.
Obviamente, el libro deja abierta la puerta a las futuras continuaciones, pero aunque tiene un par de toques que no me convencen (la aparición de las entidades electromagnéticas como Deus ex machina), es maravilloso y convincente, lleno de dobles sentidos y continuas referencias culturales.
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Sé que no es una opinión generalizada, ni mucho menos, pero a mi me encanta Benford y, especialmente, su serie del Centro Galáctico. Y de los siete libros que forman la saga, este es mi preferido con diferencia. Recuerdo que en su momento me desconcertó un poco que dejasen colgado a Walmsey en medio de su viaje al centro de la Galaxia y pasasen a hablar de alguien tan diferente y distante como Killen, pero al final, la aventuras de este último personaje me han parecido las más interesantes de toda la serie.
“Gran Río del Espacio” está lleno de guiños de los que a mi me llegan: el nombre de las diferentes familias pertenece a las fichas del ajedrez (sus nombres en inglés, sin traducir), las vivencias de los Bishop se encuadran en una historia futura de proporciones bíblicas, y hay una constante referencia a los llamados siglos oscuros de la antigua Grecia (entre la destrucción de los asentamientos micénicos y aparición de las polis). Y a todo ello hay que sumarle un decidido intento por crear una novela que funcione bien desde el punto de vista literario, con un estilo de una cierta complejidad (Benford siempre ha tenido a Faulkner como modelo), personajes bien construidos, y una trama de la que sólo conocemos algunos retazos.
Verdad es que para otros lectores Benford escribe ininteligiblemente, es un fatuo y un pretencioso y la profundidad de sus personajes es similar a los de un culebrón, pero a mi su modelo me convence. Es una pena que después de “Mareas de Luz” la saga cayese en picado, probablemente demasiada ambición pero, a pesar de todo, un digno intento por crear una space opera madura y con ánimo de perdurar.
4 Comments:
Vaya, de oca a oca. Una de mis series predilectas. No es la tópica serie producto del alargamiento mercantilista, sino que estaba planeada así desde un principio. le llevó nada menos que 20 años terminarla, y concuerdo contigo en que el quinto libro es totalmente innecesario, proque el concepto del esti, lo único válido en él, vuelve a aparecer en todo su esplendor en el desenlace, que a mí, por cierto, me gustó bastante. Mi preferida es Mareas de luz. Y por cierto, que a mí también me parece que benford se torna a ratos infumable, literalmente incomprensible (véase como ejemplo máximo Tras la caída de la noche), pero me empiezo a preguntar cuánta parte de culpa tendrá la traducción.
Yo, personalmente, le echo la culpa más al traductor que al autor. Benford en esta serie (y en algunos de sus cuentos) tiene la intención clara de escribir "raro" y, me imagino, eso no debe de ser fácil de traducir, y menos aún cuando se traduce cf que no suele ser un campo donde se llame a los mejores profesionales posibles.
Amo a Benford. Y debo de ser de los pocos. De hecho ahí sí que debo tener rarezas: me engancha mucho más la fantasía que la ciencia ficción, aprecio más un pulp que un hard sesudo, y me encanta Benford, todo él. Maneja cojonudamente las tesis tanto psicológicas como tecnológicas, te saca símiles alucinantes que llegan al nivel de William Gibson, y trocea la historia de forma magistral. Es un grande, y un grande incomprendido a quien adoraré forever and ever.
Bueno, ya somos tres, seguro que alguien más "sale del armario".
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