El Tamaño No Importa
Cuando yo era jovencito sobre todo consumíamos libros de bolsillo. Eran más baratos (mucho más baratos) que los de otros formatos y, sobre todo, no había un descenso en la calidad de la edición debido al precio. Casi todas las editoriales tenían una línea de bolsillo y, algunas, se convirtieron en míticas: Bruguera, Alianza, Destino, Caralt,… En el mundo de la ciencia ficción pasaba tres cuartos de lo mismo: Nebulae 2º Época, Ultramar eran colecciones de bolsillo y Super Ficción de Martínez Roca prácticamente lo mismo.
Ese mundo murió, los tiempos cambiaron, como siempre cambian y como debe ser, y las ediciones de bolsillo pasaron a un segundo plano. Sin embargo, los de mi generación nos acostumbramos a unas normas de calidad, en el diseño, las erratas, la maquetación e, incluso, la traducción (quizá este apartado podría ser un poco más discutible). Comprábamos un producto barato pero que cumplía las mismas normas que los más caros. Ante alguna chapuza, ningún comprador hubiese aceptado la excusa es que es una edición de bolsillo. Ya sabíamos, y aceptábamos, que eran más pequeñas, estaban peor encuadernadas y el papel era de menor calidad, pero en lo demás, las ediciones de bolsillo eran tan legibles como las lujosas de tapa dura.
Como decía, los tiempos cambiaron y se impuso otro modelo editorial, también en la ciencia ficción. Prima el libro caro de gran formato, (aunque la tapa dura retrocede) y, curiosamente, también se ha puesto de moda que la calidad se vaya a hacer gárgaras.
Leer ciencia ficción en España es, hasta cierto punto, llorar. Las erratas campan por sus anchas, la maquetación es delirante, el diseño absolutamente amateur y las traducciones dignas del sombrerero loco de Alicia.
Los más viejos nos quejamos, nos rasgamos las vestiduras y no entendemos nada. Otros, en cambio, parecen ser más comprensivos (curiosamente, en este apartado suelen estar los propios editores) y buscan disculpas una detrás de otra: somos editoriales pequeñas, prácticamente el trabajo lo hace una sola persona (o dos, o tres), total para cuatro gatos que compran estas cosas, para cuatro duros que ganamos, como os quejáis, ingratos, encima que publicamos lo que nadie publica… Y una parte del fandom traga, y se pone de su lado y lo “quejicas” (como yo mismo) quedamos en el apartado de raros, excéntricos y viejos locos.
Pues lo siento, pero no trago. Si en los 70-80 se podían hacer bien las cosas, en el siglo XXI deberían de hacerse mucho mejor aún. Y, lo siento, pero el tamaño no importa (vale, es un chiste fácil…) ¿Por qué? Por qué, incluso hoy, hay de todo como en botica. Pongamos, por ejemplo, una editorial mediana (para los parámetros de la ciencia ficción) como es La Factoría de Ideas culpable de muchos de los males de los que estamos hablando, se la puede poner en frente alguien que lo hace mucho mejor y con unos medios similares, como es el caso de Bibliopolis/Alamut.
O descendamos al terreno de los muy pequeños, aquellos que por su tamaño despiertan automáticamente simpatía. Ahí está AJEC cuyos libros son todo un ejemplo… en el peor sentido de la palabra (y una vez más hablo de criterios de edición no de calidad de los textos). Para AJEC siempre ha habido disculpas, precisamente por ese carácter artesanal y diminuto. Bueno, pues lo siento pero no cuela. Por qué ahora mismo ha nacido una nueva editorial: NGC Ficción!, a priori igual de canija que AJEC y da la casualidad de que su primer libro publicado (el muy estimable “Fragmentos de Burbuja”) es de una profesionalidad apabullante. Nada en él tiene que envidiar a editoriales más grandes y famosas como Seix Barral, Cátedra, Anagrama, Alfaguara, Tusquets, Mondadori o cualquier otra que se nos pase por la cabeza.
Así pues, lo siento mucho pero se acabó la coartada moral del tamaño o del carácter friki del mercado. Si se quiere se pueden hacer bien las cosas, lo demás, excusas. Se puede ser profesional o no, así de sencillo. Por que, eso sí, a la hora de cobrarte el libro, curiosamente, todas te cobran lo mismo, editen bien o mal. Y ante el señor bolsillo me temo que todos los argumentos acaban perdiendo mucho de su peso.
Ese mundo murió, los tiempos cambiaron, como siempre cambian y como debe ser, y las ediciones de bolsillo pasaron a un segundo plano. Sin embargo, los de mi generación nos acostumbramos a unas normas de calidad, en el diseño, las erratas, la maquetación e, incluso, la traducción (quizá este apartado podría ser un poco más discutible). Comprábamos un producto barato pero que cumplía las mismas normas que los más caros. Ante alguna chapuza, ningún comprador hubiese aceptado la excusa es que es una edición de bolsillo. Ya sabíamos, y aceptábamos, que eran más pequeñas, estaban peor encuadernadas y el papel era de menor calidad, pero en lo demás, las ediciones de bolsillo eran tan legibles como las lujosas de tapa dura.
Como decía, los tiempos cambiaron y se impuso otro modelo editorial, también en la ciencia ficción. Prima el libro caro de gran formato, (aunque la tapa dura retrocede) y, curiosamente, también se ha puesto de moda que la calidad se vaya a hacer gárgaras.
Leer ciencia ficción en España es, hasta cierto punto, llorar. Las erratas campan por sus anchas, la maquetación es delirante, el diseño absolutamente amateur y las traducciones dignas del sombrerero loco de Alicia.
Los más viejos nos quejamos, nos rasgamos las vestiduras y no entendemos nada. Otros, en cambio, parecen ser más comprensivos (curiosamente, en este apartado suelen estar los propios editores) y buscan disculpas una detrás de otra: somos editoriales pequeñas, prácticamente el trabajo lo hace una sola persona (o dos, o tres), total para cuatro gatos que compran estas cosas, para cuatro duros que ganamos, como os quejáis, ingratos, encima que publicamos lo que nadie publica… Y una parte del fandom traga, y se pone de su lado y lo “quejicas” (como yo mismo) quedamos en el apartado de raros, excéntricos y viejos locos.
Pues lo siento, pero no trago. Si en los 70-80 se podían hacer bien las cosas, en el siglo XXI deberían de hacerse mucho mejor aún. Y, lo siento, pero el tamaño no importa (vale, es un chiste fácil…) ¿Por qué? Por qué, incluso hoy, hay de todo como en botica. Pongamos, por ejemplo, una editorial mediana (para los parámetros de la ciencia ficción) como es La Factoría de Ideas culpable de muchos de los males de los que estamos hablando, se la puede poner en frente alguien que lo hace mucho mejor y con unos medios similares, como es el caso de Bibliopolis/Alamut.
O descendamos al terreno de los muy pequeños, aquellos que por su tamaño despiertan automáticamente simpatía. Ahí está AJEC cuyos libros son todo un ejemplo… en el peor sentido de la palabra (y una vez más hablo de criterios de edición no de calidad de los textos). Para AJEC siempre ha habido disculpas, precisamente por ese carácter artesanal y diminuto. Bueno, pues lo siento pero no cuela. Por qué ahora mismo ha nacido una nueva editorial: NGC Ficción!, a priori igual de canija que AJEC y da la casualidad de que su primer libro publicado (el muy estimable “Fragmentos de Burbuja”) es de una profesionalidad apabullante. Nada en él tiene que envidiar a editoriales más grandes y famosas como Seix Barral, Cátedra, Anagrama, Alfaguara, Tusquets, Mondadori o cualquier otra que se nos pase por la cabeza.
Así pues, lo siento mucho pero se acabó la coartada moral del tamaño o del carácter friki del mercado. Si se quiere se pueden hacer bien las cosas, lo demás, excusas. Se puede ser profesional o no, así de sencillo. Por que, eso sí, a la hora de cobrarte el libro, curiosamente, todas te cobran lo mismo, editen bien o mal. Y ante el señor bolsillo me temo que todos los argumentos acaban perdiendo mucho de su peso.
4 Comments:
Te robo esta frase:
"[...] ha nacido una nueva editorial: NGC Ficción! [...] y da la casualidad de que su primer libro publicado (el muy estimable “Fragmentos de Burbuja”) es de una profesionalidad apabullante. Nada en él tiene que envidiar a editoriales más grandes y famosas como Seix Barral, Cátedra, Anagrama, Alfaguara, Tusquets, Mondadori o cualquier otra que se nos pase por la cabeza".
Tienes razón. No hay excusas.
Sólo te quito razón en la idealización de tiempos anteriores: todo lo que he adquirido de cf de la década de los 80 o 70 editado en España es igual de vergonzoso, con igual o mayor número de erratas, con traducciones que parecen de palabra por palabra. Y hablo de no sólo Acervo, sino Martínez-Roca o Ultramar. Quizás antes te dabas menos cuenta :)
De las traducciones no digo nada pero lo de las erratas me extraña. Acervo siempre fue un poco chapuza pero juraría que Nebulae 2ª Época y Bruguera no hacían las cosas tan mal como ahora.
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