Un Brevísimo Apunte de Harold Bloom sobre el Cyberpunk
En la última entrada deje entrever que Harold Bloom había realizado algún comentario negativo sobre el cyberpunk, cuestión esta que ha despertado cierta curiosidad. Es posible que haya sido un tanto exagerado ya que la cita en sí es bastante insignificante, aunque no deja de tener su interés. Las palabras textuales de Bloom, sacadas de su libro “Cómo leer y por qué” son las siguientes:
Parece evidente que leer una novela en el año 2000 es un hecho muy diferente de lo que lo era en 1944, cuando empecé a hacerlo, después de algunos años en los que sólo leí poesía y la Biblia. Novelistas importantes, como Philip Roth, me aseguran que el número de lectores de novela no se renueva ni aumenta, y que es posible que un arte que no se desarrolló por completo hasta el siglo XVIII expire en los comienzos de ese tercer milenio que se abate sobre nosotros con pasos de gigante. Quizá la novela de cyberpunk, la manifestación más moderna del romance, presagie una venganza cíclica de esta manifestación literaria en detrimento de su hija desagradecida, la novela. Esta, una veces más realista y otras menos, ha dominado la literatura occidental durante la mayor parte de los tres últimos siglos. Sus grandes monumentos van desde “Clarissa”, de Samuel Richardson, hasta “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust. ¿Cómo debemos leer las novelas cuando tememos que este género literario desaparezca y nos sea arrebatado muy pronto? ¿No sentiremos que nos oprime el corazón una pena muy distinta de la que nos ocasionan los pathos de sus distintos protagonistas?
A grandes rasgos, Bloom defiende la novela no tanto como peripecia y argumento si no como estilo y personajes. En otro párrafo asegura que leer libros de más de tres mil páginas sólo por saber que va a ocurrir es de locos. Lo interesante, para él, es la belleza del estilo y la evolución de los personajes. La novela, con el permiso de Rabelais, nace con Cervantes y se desarrolla en la Inglaterra del XVIII con gente como Defoe, Fielding, Richardson y demás, antes de alcanzar su mayor cima en el XIX. Obviamente, tiene antepasados claros. Sería ese “romance” del que hace referencia Bloom, y entre ellos estarían las llamadas novelas de caballería, cantares de gesta y otras épicas medievales como el ciclo artúrico. Muchos de estos libros son, en cierta forma, aventuras escapistas en las que el estilo o los personajes son secundarios. Para Bloom el cyberpunk sería un resurgir de ese tipo de obras, donde no cuenta tanto la evolución del personaje si no la historia propiamente dicha.
Lógicamente esta es mi interpretación y no estoy necesariamente de acuerdo con Bloom que, es posible, no conozca muy a fondo el cyberpunk. O puede que sí. A fin de cuentas, el cyberpunk no deja de ser una especie de novela negra futurista y Bloom no es muy partidario de la novela negra por dos pecados obvios: primero, la importancia de la anécdota (¿Quién es el asesino?) segundo, su pretensión de crítica social. Se ha comentado muy a menudo que la novela negra es la auténtica novela realista del siglo XX, con un especial hincapié en representar el lado más oscuro de la sociedad.
Tomemos, por ejemplo, el caso de “Neuroamante”, hay una clara parte aventurera con una trama compleja y difícil de desenredar, y hay también una crítica durísima contra el poder de las megacorporaciones y un entorno de capitalismo salvaje. Todo muy correcto y algo que gusta a mucha gente pero que a Bloom le repugna.
Si hablase de “Neuroamante” diría que los personajes no dejan de ser un cúmulo de tópicos (el hacker drogadicto y tío duro, la mercenaria sin corazón) que no evolucionan en todo el libro, y que su estilo resulta un tanto plomizo.
No quiero crear un debate absurdo sobre las bondades de “Neuroamante”, que es un libro que me gusta, pero si creo poder decir la posible opinión de Bloom sobre él. Lo que no deja de ser un tanto presuntuoso, lo reconozco.
En cualquier caso, las reflexiones de Bloom, se esté de acuerdo con él o no, son de lo más interesante y, al igual que “El canon occidental” “Cómo leer y por qué” es un libro al que merece la pena echarle un vistazo y que, además, es mucho más pequeño y fácil que su hermano mayor.
Parece evidente que leer una novela en el año 2000 es un hecho muy diferente de lo que lo era en 1944, cuando empecé a hacerlo, después de algunos años en los que sólo leí poesía y la Biblia. Novelistas importantes, como Philip Roth, me aseguran que el número de lectores de novela no se renueva ni aumenta, y que es posible que un arte que no se desarrolló por completo hasta el siglo XVIII expire en los comienzos de ese tercer milenio que se abate sobre nosotros con pasos de gigante. Quizá la novela de cyberpunk, la manifestación más moderna del romance, presagie una venganza cíclica de esta manifestación literaria en detrimento de su hija desagradecida, la novela. Esta, una veces más realista y otras menos, ha dominado la literatura occidental durante la mayor parte de los tres últimos siglos. Sus grandes monumentos van desde “Clarissa”, de Samuel Richardson, hasta “En busca del tiempo perdido”, de Marcel Proust. ¿Cómo debemos leer las novelas cuando tememos que este género literario desaparezca y nos sea arrebatado muy pronto? ¿No sentiremos que nos oprime el corazón una pena muy distinta de la que nos ocasionan los pathos de sus distintos protagonistas?
A grandes rasgos, Bloom defiende la novela no tanto como peripecia y argumento si no como estilo y personajes. En otro párrafo asegura que leer libros de más de tres mil páginas sólo por saber que va a ocurrir es de locos. Lo interesante, para él, es la belleza del estilo y la evolución de los personajes. La novela, con el permiso de Rabelais, nace con Cervantes y se desarrolla en la Inglaterra del XVIII con gente como Defoe, Fielding, Richardson y demás, antes de alcanzar su mayor cima en el XIX. Obviamente, tiene antepasados claros. Sería ese “romance” del que hace referencia Bloom, y entre ellos estarían las llamadas novelas de caballería, cantares de gesta y otras épicas medievales como el ciclo artúrico. Muchos de estos libros son, en cierta forma, aventuras escapistas en las que el estilo o los personajes son secundarios. Para Bloom el cyberpunk sería un resurgir de ese tipo de obras, donde no cuenta tanto la evolución del personaje si no la historia propiamente dicha.
Lógicamente esta es mi interpretación y no estoy necesariamente de acuerdo con Bloom que, es posible, no conozca muy a fondo el cyberpunk. O puede que sí. A fin de cuentas, el cyberpunk no deja de ser una especie de novela negra futurista y Bloom no es muy partidario de la novela negra por dos pecados obvios: primero, la importancia de la anécdota (¿Quién es el asesino?) segundo, su pretensión de crítica social. Se ha comentado muy a menudo que la novela negra es la auténtica novela realista del siglo XX, con un especial hincapié en representar el lado más oscuro de la sociedad.
Tomemos, por ejemplo, el caso de “Neuroamante”, hay una clara parte aventurera con una trama compleja y difícil de desenredar, y hay también una crítica durísima contra el poder de las megacorporaciones y un entorno de capitalismo salvaje. Todo muy correcto y algo que gusta a mucha gente pero que a Bloom le repugna.
Si hablase de “Neuroamante” diría que los personajes no dejan de ser un cúmulo de tópicos (el hacker drogadicto y tío duro, la mercenaria sin corazón) que no evolucionan en todo el libro, y que su estilo resulta un tanto plomizo.
No quiero crear un debate absurdo sobre las bondades de “Neuroamante”, que es un libro que me gusta, pero si creo poder decir la posible opinión de Bloom sobre él. Lo que no deja de ser un tanto presuntuoso, lo reconozco.
En cualquier caso, las reflexiones de Bloom, se esté de acuerdo con él o no, son de lo más interesante y, al igual que “El canon occidental” “Cómo leer y por qué” es un libro al que merece la pena echarle un vistazo y que, además, es mucho más pequeño y fácil que su hermano mayor.
4 Comments:
Vaya, es que yo aquí no veo donde rascar, esto es "la literatura según Bloom". Si a él le mola el estilo y los personajes y la novela fetén tiene que cumplir estos requisitos para ser eso, fetén, pues vale oiga, me parece fenomenal, a mí me parecen obras maestras todas las novelas en las que salen monos parlanchines con pistolas, que no haya novela sin su mono. Lo único que me pregunto es por qué lo otro no es válido.
Respecto al tema del cyberpunk como manifestación del romance que iba a matar a la novela, me parece una opinión a la ligera en plan "voy a darle un palito a estos modernos que salieron el otro día en el suplemento literario del NYT". Desde hace mucho pero muchísimo tiempo, el puesto del romance lo ocupan los folletines en forma de betsellers y series de televisión, del resto no lee ni dios. Al menos es lo que ocurre a mi alrededor, en un ambiente de personas para las cuales los libros son un elemento más -en franco retroceso- de la cada vez más amplia oferta del mercado del ocio.
Yo tampoco estoy de acuerdo con las ideas de Bloom sobre el cyberpunk pero no creo que sea tan fácil criticarle. Me explico, Bloom es uno de los pocos autores que conozco que es capaz de dar la sensación de una tremenda inteligencia por encima de la media. Cuando lees sus libros te embarga la sensación de estar ante alguien muy listo, muy leído y con las ideas muy claras.
La exposición sobre por que una novela es fetén y otra no es mucho más compleja de lo que indica este párrafo y, me temo, mucho más difícil de rebatir. Yo, aún no estando de acuerdo con sus opiniones sobre el cyberpunk o la novela negra, desde luego, no me siento capaz ni de lejos. Y no me gustaría tener a Bloom en un foro debatiendo el tema, haría trizas al troll más troll.
¿Neuroamante?
Si te refires a la novela de Gibson, me parece que se te ha colado una "a".
Por lo demás, opino que lo que está bien o mal para este hombre no tiene por qué estarlo para los demás, y ese es el punto de vista adecuado. Si Bloom tiene una visión formalista de la novela, y tú (o yo) no la tienes, entonces su disertación no vale para ti. Su afirmación "categórica" no lo es tanto, y este es un defecto excesivamente común en los críticos hoy en día (bueno, en realidad creo que siempre).
Personalmente huyo como un poseso de los críticos que ven la literatura fantástica como literatura menor, por la sencilla razón que ellos van por un lado y yo por otro, y lo que digan desde su posición a mí no me vale, o me vale menos, porque lo mismo hablamos un idioma diferente.
Como ya indiqué en la entrada anterior, Bloom no ve el fantástico como literatura menor. El está por encima de los géneros y se centra en el estilo. Obviamente parece que no le gusta el cyberpunk, sus razones tendrá que no tenemos por qué compartir, pero de ahí a colocarle en una postura que no es la suya va un abismo.
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