Una Reflexión
Para mí, una de las cosas más curiosas del 2005 en el campo de la ciencia ficción ha sido el gran número de escritores mainstream que se han atrevido con este género y que, además, lo han hecho igual o mejor que los profesionales habituales.
Igual de curioso me resulta el que algunos de estos escritores hayan reivindicado su obra como ciencia ficción y otros lo hayan negado con mayor vehemencia.
Veamos cuatro ejemplos de los que ya he hablado en este blog: Houellebecq y “La posibilidad de una isla”, Cunningham y “Días memorables”, Ishiguro y “Nunca me abandones” y Roth y “La conjura contra América”.
Los cuatro libros tocan temas clásicos de la ciencia ficción: Roth escribe una ucronía con el nazismo de fondo, Ishiguro habla de clonación, Houellebecq de post-humanos y Cunningham crea un refrito de casi todos las grandes ideas del género.
Houellebecq y Cunningham reivindicaron el carácter cienciaficcionístico de sus libros. El francés lo hizo con gran entusiasmo, cosa nada rara si tenemos en cuenta que uno de sus primeros libros fue un ensayo sobre H. P. Lovercraft. El norteamericano también defendió la importancia de la literatura especulativa en estos días inciertos, en concreto alabó la obra de Ursula K. LeGuin. Sinceramente, sus afirmaciones me sorprendieron gratamente ya que no me las esperaba de alguien tan “literario” como él, obsesionado por gente como Virginia Woolfe o Walt Whitman.
En cambio, Roth e Ishiguro eligieron otro camino bien diferente. Nadie se atrevió a preguntarle al cascarrabias del neoyorkino por la conexión de su obra con clásicos como “El hombre en el castillo” de Dick (o best sellers como “Patria” de Harris”). Pero es que encima el muy ególatra se tiró el rollo autoproclamándose creador de semejante sub-género de historia alternativa lo que en mi modesta opinión resulta sangrante por que como creo que ya he mencionado por aquí la cosa data del siglo I cuando Tito Livio se preguntó que hubiera ocurrido si Alejandro Magno hubiera atacado Roma e, incluso, existe una corriente historiográfica llamada Historia Contrafactual originaria de E.E.U.U. que defiende la ucronía como metodo de investigación histórico. Sinceramente, puedo asumir que Roth no sepa quien es Murray Leinster (el que introdujo esta temática en los pulp norteamericanos en los años 30) pero dudo que sea tan ignorante en la materia como pretende.
En cuanto a Ishiguro, el británico-japonés sencillamente negó que su libro fuese ciencia fición “por que no estaba ambientado en el futuro y no se preocupaba de las cuestiones tecnológicas”, comentarios que te hacen dudar de la valía intelectual de ciertos autores o de su capacidad para mentir sin pestañear. Puede que Ishiguro no se haya leído “La quinta cabeza de Cerbero” de Gene Wolfe o “Donde solían cantar los dulces pájaros” de Kate Wilhelm pero no me creo que sea tan ceporro como para no saber que es realmente la ciencia ficción cuando Cunningham o Houellebecq si lo saben.
Bien, con estos antecedentes, está claro con que simpatías cogí los cuatro libros de marras pero los resultados fueron sorprendentes. Como ya sabrán los que me hayan seguido, “La posibilidad de una isla” me ha parecido espantoso, “Días memorables” me ha gustado pero “Nunca me abanodnes” me ha encantado y “La conjura contra América” es casi una obra maestra.
Básicamente, mi nivel de disfrute de cada libro ha sido inversamente proporcional al aprecio previo que tenía a cada uno de sus autores.
Moraleja de la historia, si es que hay alguna, nunca te fies de lo que dice un escritor cuando está promocionando un libro, son egoistas, son egocéntricos y son profesionales de la mentira (es su oficio), así que lee sin prejuicios y sin importarte un comino las opiniones o la vida personal de cada uno que, a fin de cuentas, deberían de fascinarnos los libros no la forma de ser de sus padres.
Igual de curioso me resulta el que algunos de estos escritores hayan reivindicado su obra como ciencia ficción y otros lo hayan negado con mayor vehemencia.
Veamos cuatro ejemplos de los que ya he hablado en este blog: Houellebecq y “La posibilidad de una isla”, Cunningham y “Días memorables”, Ishiguro y “Nunca me abandones” y Roth y “La conjura contra América”.
Los cuatro libros tocan temas clásicos de la ciencia ficción: Roth escribe una ucronía con el nazismo de fondo, Ishiguro habla de clonación, Houellebecq de post-humanos y Cunningham crea un refrito de casi todos las grandes ideas del género.
Houellebecq y Cunningham reivindicaron el carácter cienciaficcionístico de sus libros. El francés lo hizo con gran entusiasmo, cosa nada rara si tenemos en cuenta que uno de sus primeros libros fue un ensayo sobre H. P. Lovercraft. El norteamericano también defendió la importancia de la literatura especulativa en estos días inciertos, en concreto alabó la obra de Ursula K. LeGuin. Sinceramente, sus afirmaciones me sorprendieron gratamente ya que no me las esperaba de alguien tan “literario” como él, obsesionado por gente como Virginia Woolfe o Walt Whitman.
En cambio, Roth e Ishiguro eligieron otro camino bien diferente. Nadie se atrevió a preguntarle al cascarrabias del neoyorkino por la conexión de su obra con clásicos como “El hombre en el castillo” de Dick (o best sellers como “Patria” de Harris”). Pero es que encima el muy ególatra se tiró el rollo autoproclamándose creador de semejante sub-género de historia alternativa lo que en mi modesta opinión resulta sangrante por que como creo que ya he mencionado por aquí la cosa data del siglo I cuando Tito Livio se preguntó que hubiera ocurrido si Alejandro Magno hubiera atacado Roma e, incluso, existe una corriente historiográfica llamada Historia Contrafactual originaria de E.E.U.U. que defiende la ucronía como metodo de investigación histórico. Sinceramente, puedo asumir que Roth no sepa quien es Murray Leinster (el que introdujo esta temática en los pulp norteamericanos en los años 30) pero dudo que sea tan ignorante en la materia como pretende.
En cuanto a Ishiguro, el británico-japonés sencillamente negó que su libro fuese ciencia fición “por que no estaba ambientado en el futuro y no se preocupaba de las cuestiones tecnológicas”, comentarios que te hacen dudar de la valía intelectual de ciertos autores o de su capacidad para mentir sin pestañear. Puede que Ishiguro no se haya leído “La quinta cabeza de Cerbero” de Gene Wolfe o “Donde solían cantar los dulces pájaros” de Kate Wilhelm pero no me creo que sea tan ceporro como para no saber que es realmente la ciencia ficción cuando Cunningham o Houellebecq si lo saben.
Bien, con estos antecedentes, está claro con que simpatías cogí los cuatro libros de marras pero los resultados fueron sorprendentes. Como ya sabrán los que me hayan seguido, “La posibilidad de una isla” me ha parecido espantoso, “Días memorables” me ha gustado pero “Nunca me abanodnes” me ha encantado y “La conjura contra América” es casi una obra maestra.
Básicamente, mi nivel de disfrute de cada libro ha sido inversamente proporcional al aprecio previo que tenía a cada uno de sus autores.
Moraleja de la historia, si es que hay alguna, nunca te fies de lo que dice un escritor cuando está promocionando un libro, son egoistas, son egocéntricos y son profesionales de la mentira (es su oficio), así que lee sin prejuicios y sin importarte un comino las opiniones o la vida personal de cada uno que, a fin de cuentas, deberían de fascinarnos los libros no la forma de ser de sus padres.
3 Comments:
Cáspita, cómo controlas!
Hola. Lo que pasa es que en esto de la literatura hay mucho mamoneo, y a muchos autores Mainstream les jode reconocer que les encanta la cifi como género literario, y además lo escriben.
Como dices, la mayoría son unos egocéntricos y unos mentirosos compulsivos, pero una cosa está clara: no pueden engañar a quien está hasta las narices de leer cosas del género, y mucho menos a otros autores.
Por más que reniegue, Roth no puede ignorar que la ucronía es un género que toca directamente la cifi. y dudo mucho que un escritor ignore lo que es ciencia ficción, de una manera tan palmaria como dices que hace Ishiguro.
a mi modo de ver, esto no hace sinó reforzar la credibilidad y la grandeza del género literario, ya que quizás no esté dejado tan de la mano de Dios como pretenden muchos. Claro que con Dick y compañía en sus filas, a ver quién es el chulo que la vapulea sin sonrojarse.
Por de pronto, dos de los libros que nombras (La posibilidad de una isla y La conjura contra América, y es posible que también la de Ishiguro) están al alcance de mii mano, y posiblemente me ponga con alguno de ellos.
Un placer.
Tienes toda la razón Absoloon, hay algunos comentarios de ciertos escritores que resultan sangrantes pero eso no evita que sean grandes escritores y que se les perdone todo. Hace poco lei "Lo que queda del día" de Ishiguro (que no es cf) y creo que después de ese libro el tio ya puede decir lo que le de la gana que yo le digo que si a todo.
Y, por supuesto, hay que tener la cabeza fría y huir del victimismo que tanto le gusta al ghetto: "nos odian, no nos entienden, somos mejores que ellos".
Aunque claro, no hay nada como un blog para soltar presión....
Publicar un comentario
<< Home