"Harry Potter y las Reliquias de la Muerte" de J. K. Rowling
Esta es la culminación a una de las sagas de Fantasía más importantes de los últimos años. Una saga que, aparentemente, impactó poco en el mundillo del Fandom, más centrado en Martin y Sapkowski, pero que fue una auténtica revolución a nivel mundial. Y es que, sí únicamente nos centrásemos en las ventas, estaríamos hablando de la serie más importante de Fantasía después de Tolkien.
Ciertamente, el bueno de Harry Poter ha recibido todo tipo de críticas furibundas y apoyos incondicionales. Me apresuro a decir que, personalmente, soy uno de sus defensores, pero, también reconozco que no me he dejado cegar por la pasión como, aparentemente, le ha ocurrido a muchos de sus fans.
Llegué a Harry cuando me enteré de que uno de los libros había ganado el Premio Hugo (“Harry Potter y el Cáliz de Fuego”), eso me picó la curiosidad, a que negarlo, y me embarqué en la aventura de leerme toda la saga.
Mis conclusiones al respecto pueden resumirse de la siguiente manera: los dos primeros me decepcionaron un tanto por ser demasiado cortos e infantiles, los dos centrales me parecen los mejores (“El prisionero de Azkaban” y “El cáliz de fuego”), creo que tienen el tamaño justo y la madurez suficiente como para que un adulto los pueda disfrutar. Los dos siguientes están un peldaño por debajo respecto a estos dos. Demasiado largos, menos imaginativos y un tanto crispantes. Harry se convierte con demasiada frecuencia en un adolescente malhumorado y gritón, y los adultos se exceden en ser más que crípticos. Un contraste frente al personaje anterior, más reflexivo y pacífico, y sus tutores adultos, más proclives a explicarle algunas cosas.
En cualquier caso, Rowling consiguió mantener el nivel lo suficientemente alto como para que mi interés por la serie no decayese y, como tantos, esperase el volumen final con impaciencia.
Probablemente (y esto es algo que también comparten Sapkowski y Martin), parte de los problemas de Harry Potter sea lo desproporcionado entre la historia y el número de páginas que ocupa. Siete libros son, sin ninguna duda, demasiados libros para contar tan poco. Uno no puede dejar de preguntarse que fue de aquella época en que una trilogía era material de sobra para desentrañar cualquier trama. Sí Tolkien pudo contar en tres libros el paso de una Era del mundo a otra, ¿no son siete libros excesivos para narrar la lucha ente un adolescente y un mago maligno?
En cualquier caso, esta magna historia culmina en este tomo: “Harry Potter y las reliquias de la muerte” y, todo hay que decirlo, no me gustaría haber estado en el pellejo de Rowling. Tanta expectación podía haberse convertido en una enorme decepción sí el libro no convencía, así que la responsabilidad era tremenda.
¿Veredicto? En mi opinión prueba superada aunque sin alharacas. “Las reliquias de la muerte” es mejor libro que los dos anteriores pero sigue sin llegar a la altura de los tomos 3 y 4 (insisto, mis favoritos). En cualquier caso es un digno final a las aventuras de Harry y no creo que haya decepcionado a sus seguidores (a mi no, desde luego).
Eso sí, queda claro que Rowling es una autora de éxito pero no una innovadora. El libro no deja de ser de un clasicismo apabullante: creación de una “compañía” que sigue al héroe en busca de un objeto mágico que librará al mundo del mal encarnado en un señor oscuro, traición de uno de sus miembros junto a su redención y perdón, batalla final, aparente muerte del héroe, último consejo del mentor teóricamente muerto, y triunfo incuestionable con algunas bajas menores.
No quiero parecer pedante pero da la sensación de que Rowling se ha empapado a fondo de “El retorno del rey” de Tolkien y ha calcado el esquema general de la obra. De hecho, la parte en que Harry y Hermione recorren los páramos nevados del norte de Inglaterra huyendo de los mortifagos y buscando los horrocruxes me ha recordado mucho (tanto en forma como en fondo) a esa parte de “El Señor de los Anillos” en que Frodo y Sam vagaban por los alrededores de Mordor.
Por supuesto, no estoy hablando de plagio, simplemente de inspiración, algo común y lícito dentro del mundo de la literatura (Tolkien también se inspiró mucho en, por ejemplo, George McDonald). Ahora bien, el problema es que al seguir este camino, Rowling sacrifica la originalidad en aras de la eficacia. Consigue una obra compacta y bien resuelta pero, desgraciadamente, un tanto gris y que suena ha ya leída. Como ya he comentado, este conservadurismo tiene su lógica, especialmente con tanta expectación levantada y tantas sensibilidades a flor de piel. Rowling eligió la senda más segura para culminar su “opus magna”, y no se lo podemos reprochar, aunque sí soñar con como podrían haber sido las cosas de otra manera.
Pero Tolkien, siempre presente, no es la única influencia de Rowling. Hay otras probablemente menos obvias pero igualmente presentes. La parte en que Harry visita el pueblo natal de Dumbledore y casi cae en la trampa de Voldemort es una impresionante y muy bien estructurada escena de terror que me ha recordado un tanto a Stephen King y un mucho a Ramsey Campbell, muy británico él, pero una referencia un tanto extraña para una novela infantil (aunque funciona de maravilla).
Otros elementos van más allá de la literatura y bucean en la historia del siglo XX, esa guerra de guerillas contra el poder de Voldemort, esa radio pirata que alienta a los rebeldes, esos estudiantes de Howgarths que hacen frente a la represión tiene un aire, una vez más muy inglés, a la Resistencia frente a los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Un referente igualmente peculiar pero que también funciona a la perfección.
Y es que, finalizada la historia, es cuando somos conscientes de que el gran tema detrás de las aventuras de Harry Potter no deja de ser el recordarnos que, cuando aparece la sucia cara del fascismo en escena, hay que hacerle frente cueste lo que cueste. Voldemort no deja de ser un epígono de Hitler, igual que los sangre sucia son un reflejo de los judíos y demás razas inferiores, y los mortifagos unos SS igual de siniestros que sus hermanos de uniforme negro.
En una época en que la Segunda Guerra Mundial es tan ajena a nuestros jóvenes como la Guerra de los 100 años, en que las lecciones aprendidas en ella van camino del olvido, Harry Potter ha demostrado ser una maravillosa forma de recordar lo que, por desgracia, nunca deberíamos haber olvidado. Y esto, en tiempo de inmigración masiva, racismo galopante, crisis económica, y descerebramiento generalizado no deja de ser una estupenda noticia.
9 Comments:
Me has animado a intentar leerme la saga, me daba vergüenza ir con un Harry debajo del brazo cuando estoy ya tan crecidito.
De todas maneras, las sagas son desiguales en resultados casi por definición. Acabo de terminarme por ejemplo la de Mundo río y me ah decepcionado un poco al final - me ha parecido un final poco sorpresivo y ya muy visto - quizá sea el esfuerzo de encajar las piezas o las ganas de pasar a otra cosa de los autores.
Saludos
Bueno, si erea un lector habitual de fantasía, terror y cf estarás aconstumbrado a miradas raras, así que si en tu barrio tines fama de friki tampoco será tan malo que, además, tengas fama de infantil :)))
El problema de las sagas, en mi opinión, es comercial. La gente pide más, el editor pide más (conservador él) y el autor da más (la hipoteca y esas cosas). El problema es que estirar una idea como un chicle no siempre es posible. Y coincido con tu opinión de "El mundo del río".
Yo estoy en un punto medio respecto a Harry Potter, aunque en las discusiones siempre me inclino hacia el "no", que es más divertido.
Coincido contigo en que los mejores libros son los centrales, pero mi principal crítica a la saga es que empezó como un libro infantil y acabó siendo un libro adulto. Eso sin duda le reportó mucho más dinero a Rowling, pero lo encuentro profundamente injusto para sus primeros lectores y fans, los niños, que han quedado relegados a un segundo término.
me gusto much tu post de harry potter y me siento muy muy identificada con el...me gusta muxo tu blog felicitaciones....
Anna --> Pues, precisamente, esa crítica tuya para mí es la mayor virtud del libro. Se supone que cada libro es un curso de Hogwarths, lo que significa que si Harry entra allí con 11 años sale con 18. Cada libro fue saliendo, al menos, con un año entre título y título, lo que significa que los lectores originales de la saga crecieron con los libros. Por tanto, esa progresión es lógica, los guastos de alguien de 11 años no son iguales que los de ese mismo alguien a los 18, Hary crece, sus lectores crecen y el libro crece en complejidad. Una idea muy buena, en mi opinión. Otra cosa es que lo pille un niño de 10 años con la saga ya terminada, le de la fiebre y se los lea todos de golpe. Ahí si puede haber un problema, lo reconozco.
Coincido bastante con tu análisis. Para mí, también el tercero y el cuarto son tal vez los más equlibrados.
Tiene su mérito haber concluido satisfactoriamente la saga después de todas las expectativas que se habían puesto en la resolución de ésta.
Y a mí también me recordó bastante al bombardeo de Londres las escenas de la batalla de Hogwarts.
Hombre, es que esas guerrillas en los bosques escuchando una radio clandestina que llama a la revuelta es pura Segunda Guerra Mundial.
Hola, Iván
Me ha gustado mucho esta reseña que hiciste de HP7, aunque a mí me gustó mucho menos que a ti y no concuerdo con algunas de tus opiniones, pero me gustó especialmente la parte de las referencias que mencionas.
Me preguntaba si te interesaría hacer una reseña de la saga completa para ser publicada en nuestro portal (forjadores.net). Me gustaría que me contactaras a mi correo sussmann.susana en gmail.com
Según mi criterio, no existe "literatura infantil o juvenil" sólo hay literatura. Siempre he sido aficionada la "literatura para niños" y de hecho terminé siendo ilustradora de estas obras.
Esta obra tiene muchos méritos, verdad es que hay desigualdades y tal vez demasiados tomos. Pero tiene suspenso, héroes con que cualquier chico con baja autoestima pueda identificarse y una alegoría sobre la ideología nazi, bien!
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