miércoles, septiembre 26, 2007

Pablo Escobar y la Ciencia Ficción


Hace unos días el dominical del diario "El País" publicó un artículo sobre el famoso narcotraficante colombiano Pablo Escobar. De él he sacado la imagen primera que teneis a la izquierda. Sí, tiene un punto a lo James Bond en plan cutre pero parece ser que Escobar, entre otras muchas cosas, era un tipo un tanto peliculero.
Hasta ahí todo normal (es un decir) si no hubiera sido por que servidor tiene sus rarezas también. No sé muy bien la razón pero me entretuve en fijarme en losfragmentos que sobrevivían del libro a ver si podía identificarlo y, sorpresa, lo conseguí y mi asombro fue mayúsculo. La pistola estaba encajada nada más y nada menos que en un ejemplar de "Dune" de Frank Herbert. Y por si alguien no me cree que le eche un vistazo a la segunda imagen (una ampliación de la primera) donde se ve perfectamente los nombres de Muabdib y Stilgar. De hecho, estamos ante la clásica edición de Acervo, para ser exactos en un fragmento climático del libro, cuando Paul monta por primera vez un gusano de arena y se convierte definitivamente en líder de los fremen.
Bueno, el sentido común dice que esto debe de ser casualidad, esa edición de "Dune" tiene cuatro centímetros de grosor, ideal por tanto para esconder una pistola pequeñita.
Ahora bien, existe una segunda explicación mucho más peregrina y fantasiosa pero no por ello menos interesante. Escobar parece que era algo aficionado a la lectura (en el artículo hay otra foto de su celda en la carcel y en ella aparece una balda llena de libros) y (¿por qué no?) podría ser aficionado a la ciencia ficción. Si analizamos su trayectoria sorprende las similutudes con "Dune". Escobar siempre pensó que la coca se acabaría legalizando y el se convertiría en un honrado millonario como el dueño de una tabacalera o una destilería, por poner dos ejemplos obvios. Sus ambiciones políticas siempre estuvieron presentes (llegó a diputado del parlamento colombiano) y no es descartable que contase con llegar a la presidencia de la nación (por dinero no iba a ser...). Cuando sus planes se frustraron le dio una pataleta de agarrate y "declaró la guerra" al estado colombiano. Bueno, todos sabemos como acabó la cosa, Escobar perdió y murió a manos de la policía colombiana pero durante unos años sus acciones terroristas llenaron Colombia de sangre.
Cualquier buen lector de "Dune" ve claramente semejanzas con su argumento. Paul Atreides también debe su fuerza al monopolio de una droga, la melange (legal, eso sí). Es expulsado del poder por sus enemigos pero consigue vencerlos en una guerra de guerillas sin muchos escrúpulos (llega a utilizar armamento nuclear, ejecuta a los prisioneros, etc). Al final se convierte en una especie de líder mesiánico, al igual, en cierta forma, que Escobar que entre algunos sectores de la sociedad colombiana se le rinde culto como a un santo (sin olvidar su conversión en mito: no ha muerto, algún día volverá, etc, etc).
¿Leyó Pablo Escobar a Herbert y lo utilizó como "guia"? ¿O como consuelo? ¿O esto no es más que una paja mental mía? (probablemente). En cualquier caso esto podría ser el inicio de otra leyenda urbana como aquella que asegura que Sadam Hussein era lector de Sapkowski y utilizó sus libros para elaborar una estrategía militar contra E.E.U.U. (se supone que los marines habrían encontrado "El último deseo" entre las ruinas de uno de sus palacios).
O esa otra que afirma que Bin Laden es lector de Asimov por que Al Qaeda puede traducirse como "La Fundación", una palabra poco habitual en árabe.
En fin, en el fondo una tontería absurda pero... y sí, de verdad, Pablo Escobar hubiera leído "Dune" antes de destripar el libro y convertirlo en otra cosa. "Si non e vero, e ven trovato", espero.

viernes, septiembre 21, 2007

Memoria Recuperada: "Las Furias" de Keith Roberts


Edición de bolsillo barata con una portada horrible, la típica chica desnuda y un monstruo surrealista, ninguna noticia del traductor ni del año de publicación. La edición es mala de veras, llena de erratas y frases cortadas, de hecho hay un capítulo (el II) que está hecho un Cristo, cada párrafo va a su aire y hay que unirlos como si fuera un puzzle. Además, en la contraportada hay un anuncio de la revista Teleguía (indescriptible).
La historia es la típica novela de catástrofes inglesa siguiendo a Wells y Wyndham. Esta vez la destrucción del mundo por un experimento nuclear a los bestia (500 megatones) que produce un terremoto desolador. Aprovechando la fiesta, los Guardianes, extraños seres de energía pura, se reencarnan en unas gigantescas avispas que arrasan lo que queda de la humanidad. El lugar, por supuesto, es Inglaterra y toda la historia tiene un aire típicamente británico.
Roberts debió de escribir el libro bastante deprisa y sin cuidado, y eso se nota, muchas cuestiones quedan sin resolver y algunas escenas están cojas o poco claras. La primera parte es bastante monótona y gris, escenas copiadas de “La Guerra de los Mundos” (el protagonista se queda encerrado en una casa en ruinas) y poca acción y dinamismo. La segunda parte, con la descripción de la lucha de guerrillas contra los invasores es mejor, dura, cruel y bastante realista. Los protagonistas están bien construidos y se hacen querer, su muerte duele, y aunque el desenlace final es demasiado fácil, las avispas se extinguen solas, uno se alegra por la suerte de los héroes. Hay una segunda trama en la que el protagonista busca desesperadamente a lo largo de la novela a su amiga de 16 años (¿pederastia?) aunque al final no la encuentre (inusual) y acabe con su compañera de guerra, desfigura y ex-prostituta (toque social bastante ajeno a la ciencia ficción). Sin embargo, y más que otras obras similares, no deja de ser un pastiche sobre una posible invasión nazi de Inglaterra.

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Bueno, veo que hace 12 años escribía de una forma muy parecida a la actual, quizá algo apresurado pero similar, se ve que evolucionar como escritor no es lo mío. En aquellos años aún me escandalizaba de ver lo mal editados que estaban ciertos libros, Producciones Editoriales, haya por los 60-70, era de lo más cutre pero no deja de ser curioso observar como algunas editoriales actuales (no voy a decir nombres que todos sabemos de que quien hablo) no han mejorado mucho las cosas en 40 años (otros que tampoco saben evolucionar).
En cuanto al libro de Roberts, este es un autor que no goza de mi simpatía y menos con un pastiche tan flojo (con todo, y aunque suene a herejía, me gustó más que "Pavana"). Es cierto que hay algunos rasgos en el libro que lo hacen más original que la media de autores catastrofistas post-Wyndham. Pero si pensamos que en 1966 (cuando Roberts escribió “Las Furias”) Ballard ya andaba haciendo de las suyas queda claro lo limitado de esta novela, probablemente un producto alimenticio más.

jueves, septiembre 20, 2007

Memoria Recuperada

El otro día, empujado por mi santa que se puso imposible, inicié la heroica tarea de hacer limpieza en un par de cajones que llevaba años sin tocar. Entre las muchas cosas que aparecieron allí (indescriptibles muchas de ellas y que dieron lugar a un par de comentarios sobre mi posible el síndrome de Diógenes) surgió un viejo cuaderno de 1995. Un cuaderno anodino, de esos de anillas para el colegio tamaño cuartilla. En él aparecían anotados y comentados los libros que leí durante ese año.
Verán, servidor es un hombre de proyectos, muchos proyectos. Cuando estoy sometido a una tarea rutinaria y aburrida mi cabeza empieza a ebullir ideas a toda pastilla como válvula de escape. Por desgracia también soy un hombre un poco vago (no es una disculpa, es un hecho), de ahí que la mayoría de las veces mis proyectos no pasen de mi cabeza. Y de ahí que los pocos que empiezo suelan quedarse a medias, inconclusos y olvidados.
Recuerdo que en las Navidades de 1994 se me ocurrió que podía escribir un diario literario, con las lecturas que iba realizando ese año. En enero del 95 lo empecé y lo mantuve hasta que se inició el 96. Aparentemente cumplí con mi promesa pero hice trampa, reseñé todos los títulos de lo que leí aquel año pero sólo escribí los comentarios de los primeros 67 libros.
Todo eso ocurrió hace ya mucho tiempo, cuando era muy joven y ni mis conocimientos informáticos ni internet eran lo que son hoy en día. Aquel diario fue, en cierta forma, una especie de paleo-blog similar a este que tengo ahora.
1995 fue para mí un año complicado. En 1992 terminé mis estudios universitarios de arqueología. El 93 fue un año confuso, perdido, en el que intenté ubicarme y decidir que hacer con mi vida. En el 94 empecé a estudiar las oposiciones para profesor de instituto. Fueron en junio y, por supuesto, no las aprobé. Pero lo hice lo suficientemente bien como para empezar a trabajar de interino, cubriendo las bajas de otros compañeros. De esa manera di mis primeras clases en octubre de ese año. El 95 fue un año de toma de decisiones, trabajé prácticamente del tirón en otros dos centros hasta el verano y en otro más después de vacaciones. Decidí que la de profesor era una buena opción vital y comencé a estudiar en serio las oposiciones del 96 (también las suspendería pero esa es otra historia). El 95, además, fue un año en que tuve una muy fallida relación que complicó un poco más mi existencia.
En fin, un año sin grandes acontecimientos (mi vida es un tanto gris) pero bastante movidito, y un año en que devoré un buen puñado de libros. Según mi diario 101, lo que no está mal pero también tiene sus explicaciones: cuando trabajaba pasaba entre dos y tres horas en transporte público y eso ayudaba bastante en mi ritmo lector. Por otro lado, algunos de los libros eran re-lecturas o más bien finitos, de los que te duran una tarde. Y, por supuesto, leí muchos libros de ciencia ficción, unos cuantos de fantasía y unos pocos de terror (de aquella así era mi racionamiento lector) y también otras muchas cosas. Aún así, el fantástico gana por goleada, 71 sobre el total. Una barbaridad, y una proporción que ahora no mantengo, no sé si por suerte o por desgracia.
Aquellos fueron años en que leía sobre todo saldos, por que los 90 fueron años de tremendos megasaldos y por mis ojos pasaron muchos libros de Ediciones B (Nova sobre todo), Timun Mas, Martínez Roca o Edaf.
En fin, que no tuve corazón para tirar el cuaderno de marras y he decidido reutilizarlo en este blog. Así que voy a iniciar una serie titulada Memoria Recuperada (había pensado en Memoria Histórica pero dudo que sea una buena idea) donde ese paleo-blog se acabe convirtiendo definitivamente en un blog. Y de paso añadiré un colofón a mis comentarios de antaño poniendo las cosas en perspectiva y en su justo término. Espero que lo disfruten.

lunes, septiembre 17, 2007

Jabberwock 2


Bueno, por segunda vez sale el anuario de crítica de literatura fantástica "Jabberwock", y por segunda vez soy uno de sus autores, en concreto tres críticas de sendos libracos que espero que gusten a la feligresía. Así que, una vez más, mi modesta petición: por favor, por favor, vayan a su librería más cercana (por ejemplo a la de Cyberdark que sólo hay que pinchar en el enlace del lateral) y compren este libro. No les defraudará, especialmente por lo que escriben mis compañeros, todo hay que decirlo (y yo se lo agradeceré que también tengo mi corazoncito).

lunes, septiembre 10, 2007

Larga Vida

Parafraseando al bueno de Isaac Asimov todos hemos tenido alguna Edad de Oro en nuestra vida (bueno, realmente más de una). Él hablaba de aquellos pulp de los años 30 que leyó cuando era niño, yo recuerdo con infinita nostalgia una época en que era más talludito: cuando Cyberdark reinaba sobre el Imperio sin que nadie osase discutir su hegemonía.
Disfrute mucho de aquel puñado de años en que la avalancha naranja tiñó el ciberespacio, pero, sobre todo, recuerdo a Cyberdark con añoranzay respeto por que allí fue donde di el salto de simple lector a pequeño artesano que elucubra sobre los géneros que más le gustan y disfruta en el empeño (otra cosa son los resultados, claro…).
Cyberdark fue el primer lugar donde aparecieron de forma pública ensayos y críticas mías. El artífice de semejante (y tardío) desembarco fue mi buen amigo Nacho que me dio el empujón inicial que aún me mantiene en acción. Nacho fue el primero en reclutarme y pedirme material para los artículos de la página y el primero en decirme que eran interesantes. Probablemente no sabía el monstruo que iba a desencadenar sobre el mundo (o puede que sí, Nacho es muy listo, consigue explicar la física cuántica de forma que hasta uno de letras acérrimo como yo la entienda), pero, en cualquier caso, gracias a él sigo aquí, dando la lata..
Recuerdo que lo primero que escribí fue un análisis de la narrativa corta de George R. R. Martin. Sin embargo, el primer artículo en aparecer, y que, modestamente, creo que tuvo un cierto éxito, fue “Los orígenes de la fantasía épica”, un título que se define en sí mismo. En fin, todos estos hijitos míos siguen ahí, en la página de Cyberdark, disponible para todos los que les quieran echar un vistazo.
Este arrebato de melancolía no tiene nada que ver con autocomplacencia, depresión o pajas mentales varias. Simplemente es que por uno de esos extraños milagros que solo en internet son posibles, alguien en México dio con ese artículo, a ese alguien le gustó y me pidió permiso para publicarlo en “Sextante”, una revista on-line de lo más cuca. Y ahí acaba de aparecer, un poco retocado como me solicitó mi editor, con una maquetación preciosa y son el nuevo título de “Abracadabra”. Es interesante la larga vida que parecen tenr algunas cosas que nacieron con condicion de efimera.
En fin, si eso no es para ponerse un poco ñoño, ya me contareis cuando. En cualquier caso ahí en el lateral está el enlace correspondiente. Pinchad, pinchad que merece la pena (la revista, claro, no mi artículo).

sábado, septiembre 08, 2007

"Crónica de las Tres Hermanas" de J. K. A. Musaeus


La genealogía del cuento de hadas es, aparentemente, sencilla: partiendo de mitos y leyendas prehistóricas, pasando por los fabulistas clásicos (Esopo y compañía), cogiendo de los cuentos populares medievales, recibiendo influencias de Oriente (a través de la España musulmana, como no), para llegar a Basile y su “Pentamerón” y de ahí a Perrault y demás franceses (especialmente D’Aulnoy) hasta los Grimm que, en cierta forma, cerrarían un ciclo y darían paso a autores más maduros y complejos que ya entroncaría con la moderna literatura infantil donde otras preocupaciones, al margen de las meramente míticas, muy a menudo de tipo ético-moral, primarían más (por ejemplo, el cuento de hadas victoriano con McDonald como mejor representante y las aportaciones de gente tan variopinta como Andersen, Collodi o Wilde).
Como todo esquema, este boceto que acabo de pergeñar tiene más agujeros que el famoso colador, y por esos agujeros se cuelan autores y más autores que, a veces, caen en un injusto olvido.
Este es el caso de Johann Karl Augustus Musaeus (auque he encontrado otras formas variopintas de escribir su nombre como Müsaus) un escritor prácticamente desconocido en nuestro país. En efecto, de su ingente obra estrictamente féerica (cinco volúmenes de cuentos) sólo hay publicado en nuestro país esta brevísima “Crónica de las tres hermanas” (apenas una veintena de páginas algo habitual en una editorial como Olañeta, peculiar donde las haya), sin descartar que algún otro cuento suyo haya aparecido en alguna antología que desconozco.
La importancia de Musaeus radica en que, a nivel alemán, es el puente entre Basile y su “Pentamerón” y los hermanos Grimm. Al respecto, hay debates entre los especialistas, para la traductora de este librito, Carmen Bravo Villasante, Musaeus es un genio, el primero en investigar el acervo popular germánico y crear una colección de cuentos al margen de los juegos clasicistas franceses encarnados, especialmente, por D’Aulnoy. Se adelantaría así unos cuantos años a los Grimm y sería su principal precursor.
Para otros, como Croce, el descubridor de Basile para el público moderno, Musaeus es, simplemente, el protagonista de un plagio. Su único mérito sería el de adaptar la obra de Basile quitándole sus aspectos más adultos y procaces (que no son pocos) y adaptándolo al mundo germánico.
En cualquier caso, y debates al margen, Musaeus como artista, en cierta forma, triunfó y fracasó. Sus intentos por tener éxito en el mundo editorial con sus cuentos y acabar así con la primacía francesa en este género no alcanzaron su objetivo. A pesar de la publicación en 1786 de sus colecciones de cuentos el público no reacciono y nuestro autor murió en la miseria.
Sin embargo, su triunfo fue póstumo, otro autor romántico, Clemens Brentanno, redescubrió su obra, y de rebote a Basile, y adaptó, una vez más, las historias a un gusto más infantil y políticamente correcto en sus “Cuentos italianos” (Brentanno con el título por lo menos fue honrado al reconocer el origen de sus relatos) que si gozaron de gran éxito y que, a su vez, azuzaron a los Grimm para empezar a escribir sus historias (mezclando una vez más a Basile con los cuentos populares germánicos).
En cuanto a la obra de Musaeus, con sólo un cuento disponible poco análisis se puede hacer. Aunque algunas pinceladas si que se pueden sacar. Por ejemplo, constatar la base mítica del cuento (las tres hermanas del título se casan con tres príncipes hechizados que adoptan la forma de oso, águila y delfín respectivamente hasta que el héroe consigue romper el hechizo ¡Lo que Graves hubiese sacado de aquí!), señalar como el escatológico imaginario de Basile ha desaparecido totalmente y mencionar como, a pesar de sus intenciones, Musaeus debe mucho a los autores galos (D’Aulnoy en especial) ya que su cuento es largo y complejo como los de la francesa y no breve y sencillo como luego serían los de los Grimm (aunque la ambientación germánica y medieval si que corresponde con las intenciones de los conocidos hermanos).
En cuanto al cuento propiamente dicho, agradable e imaginativo, cumple a la perfección lo que uno puede esperar de este tipo de narraciones: un sentido de la maravilla como el que se consigue con la ciencia ficción aunque, obviamente, partiendo de presupuestos muy diferentes.
Con todo, Musaeus demuestra ser un poco más torpe de lo aceptable. Los diferentes cabos que hay que atar a lo largo del cuento casan de una forma apresurada y poco elegante, dejando la sensación de que al autor no le vendría mal haber hecho una buena re-escritura de algunas partes de su relato.
Con todo, Musaeus merece mejor suerte de la que ha gozado en el mercado español, una afirmación ésta que se está empezando ha convertir en demasiado habitual en este blog.