jueves, noviembre 26, 2009

Una Irritante Costumbre de Iain M. Banks

Creo que mi adicción a Iain M. Banks es conocida. Considero que es casi el único escritor de Space Opera cuyas obras no resultan risibles o meros entretenimientos si no auténtica literatura con mayúsculas, plenas en complejidad, psicología de personajes y verdaderos y complejos problemas ético-morales. Y, por supuesto, son muy, muy divertidas, igual o mejores que las del resto pero, además, te hacen pensar. Por supuesto, estoy hablando de la Cultura pero también cabrían aquí otros libros como “Artefakto” o “Contra la oscuridad”.
Y, sin embargo, Banks tiene una irritante peculiaridad que me pone un poco nervioso y que, prácticamente, es el único aspecto de su obra que me hace fruncir un tanto el ceño.
Cuando empecé a leer a Banks (y dejando aparte obras no de ciencia ficción como “El puente” o “La fábrica de avispas”), de lo primero que devoré fue “Pensad en Flebas”. El primer libro de la Cultura y una estupenda introducción a su universo. A medida que lo iba leyendo asumí algo que el autor nunca escribió pero que mi cuadriculada mente daba por supuesto, La Cultura era una evolución de nuestra humanidad a miles de años en el futuro, aunque no de toda, otros grupos habían preferido mantener un modo de vida distinto, más o menos capitalista-autoritario-estatalista. Luego vino “El jugador” y seguí en mis trece. Sin embargo, con “El uso de las armas” mi universo empezó a tambalearse un poco. Aparecían sociedades humanas en diferente grado de evolución, desde la Prehistoria a la Revolución Industrial, muchas no conocían nada sobre la Cultura, otras ni siquiera el viaje espacial. Definitivamente algo no encajaba. Bueno, recurrí a otro cliché más de la CF: una oleada humana de colonización por la galaxia que ha olvidado sus orígenes y sufrido una regresión de diferente grado según el planeta. Aún así, cuando cerré el libro, esa respuesta no me acababa de convencer, no encajaba con lo que había leído.
Es posible que a otros lectores les hubiese pasado algo parecido, por que el siguiente volumen era “Excesión” y ahí Banks se marcaba un prólogo donde explicaba un par de cosas. La Cultura no es la humanidad, es humana pero no somos nosotros, de hecho, la forma humana es muy común en la galaxia y existen miles de planetas donde la vida inteligente ha evolucionado hacia algún tipo de forma humana. “Inversiones”, el posterior libro de la Cultura, estaba ambientado en uno de esos planetas donde la humanidad había surgido al margen de las otras humanidades, donde todavía no había pasado de algo parecido a la Edad Media o el Renacimiento y donde los agentes de Contacto no desentonaban en el paisaje correspondiente.
Bueno, ese truco de Banks tiene un nombre que es poligenismo. De hecho, es una de las teorías sobre el origen del hombre aquí en la Tierra. A saber, las diferentes razas humanas evolucionaron por separado en cada uno de los continentes a partir de homínidos muy antiguos. Los Homo Erectus africanos darían lugar a los negros, los europeos a los blancos, los australianos a los aborígenes y los asiáticos a los chinos. Suena racista, y de hecho lo es. Los poligenistas del XIX planteaban esta idea como una forma de acentuar la superioridad racial de los blancos. Cuando, a los largo del siglo XX los fósiles de homínidos mostraron África como cuna de la humanidad, la teoría se empezó a desmoronar pero se mantuvo como una última defensa de la superioridad blanca y su “diferencia” frente a otras razas.
Hoy en día, el poligenismo está en retirada, algunos investigadores aún lo defienden en el caso asiático, pero son una minoría muy minoritaria. El paradigma dominante dice que los Homo Sapiens surgieron en África del Sur y colonizaron el resto del planeta barriendo a los otros homínidos presentes en el resto de los continentes. Por supuesto que hubo una evolución divergente pero no dio lugar a una misma especie que nació en diferentes puntos a la vez, si no a especies muy distintas entre sí: Sapiens en África, Neandertal en Europa, Sinantropus en China, Homo Florensis en Indonesia (los hobbits, je, je), etc. Ahora sólo quedamos nosotros, los Sapiens y la mayoría de los científicos desechan la posibilidad de hibridación entre las diferentes especies de homínidos, llegamos y nuestros primos se fueron, así de simple.
Visto en perspectiva, el fácil ver lo absurdo del poligenismo. La evolución es tan azarosa que suponer que se va a repetir una especie a lo largo del proceso debe de resultar casi imposible, una probabilidad matemáticamente ínfima. Por otro lado, si el poligenismo fuese correcto nos meteríamos en el debate sobre la evolución dirigida, el diseño inteligente y todo ese cenagal pantanosos donde ciencia y religión cohabitan en alegre y desenfrenada coyunda. Un sito al que la mayoría de los científicos prefieren ni asomarse y con razón.
Si el poligenismo no existió en la Tierra asumirlo a nivel galáctico roza lo ridículo. Si el azar es como es a nivel planetario, a dimensiones cósmicas para que hablar.
No sé muy bien por que Banks eligió esta postura, no es racista, ni mucho menos, y tiene imaginación de sobra para crear alienígenas, no le hace falta un universo sólo humano como a Asimov. Repito, no tengo ni idea de cómo Banks cometió un error tan burdo, especialmente por que con sus estudios en Historia, Filosofía y Psicología debía de conocer bastante bien el tema. Para mí, su decisión es un misterio algo irritante. Y es que, cuando leo CF me gusta que haya una cierta verosimilitud científica, si quiero que mi imaginación desbarré cojo un libro de Fantasía y me olvido de la genética y la evolución, acepto que hay medio-elfos y no me planteo donde esta el eslabón perdido entre el orco y el enano. Pero cuando leo CF me gusta que el autor respete mi inteligencia como lector. Y Banks a este respecto no lo hace, y no sólo en la Cultura, “Contra la oscuridad” es otro ejemplo. Un planeta humano que no es la Tierra y tan alejado de cualquier otro sistema que los viajes interestelares son imposibles. Una idea interesante pero echada a perder por sus habitantes, tan humanos como tú y yo querido lector.
Vale, puede que sea pecar de exquisitos, pero cada cual es cada cual y a mí me ha dado por ese extraño integrismo. De todas formas es un fanatismo bastante inofensivo. Me irrita, pero sólo un par de páginas, después Banks despliega su hechizo y me olvido de todo, me embarco en un viaje a otros mundos, me olvido de mi arrebato pedante sobre el poligenismo y el monogenismo y disfruto como un enano. Por ejemplo, con “A barlovento”, el último libro de la Cultura (por ahora) que me he ventilado y una pedazo de maravilla. Lo que decía, irritante manía pero pequeña, muy pequeña.

sábado, noviembre 21, 2009

Decepción

La verdad es que Biliopolis me gustó casi desde el principio. Probablemente haya sido una de las más cuidadosas a la hora de publicar dentro de la última hornada de editoriales dedicadas al género fantástico. Traducciones impecables, portadas acertadas y lejos de los excesos pulp tan en boga, y un acertado equilibrio entre clásicos, novelas olvidadas, novedades y descubrimientos. En fin, la editorial perfecta, y a la que, sobre todo, debemos agradecer el descubrimiento de cierto autor polaco socarrón creador del brujo más famosos de toda la narrativa fantástica. Publicar a Sapkowski fue un riesgo, un salto al vacío que podía haber significado la muerte del proyecto pero salió bien, estupendamente bien, algo de lo que se benefició el editor pero, que duda cabe, en especial los lectores que pudieron disfrutar de la mejor saga de fantasía desde hacia mucho tiempo (y, sí, aunque suene a herejía y como ya he dicho muchas veces, mejor que la “Canción de hielo y fuego” de Martin).
Cuando alguien consigue un bombazo tal se le perdonan muchas cosas y, personalmente, decidí tener mucha manga ancha con Bibliopolis y sus decisiones y eso que, al poco tiempo, las cosas empezaron a derrapar.
Primero fue la lenta desaparición de los títulos de ciencia ficción sustituidos por la Fantasía casi al 100 %. Bueno, no me pareció bien, echaba de menos a Disch, Chiang, Sterling y demás pero también podía entender que, a fin de cuentas, era lo que el público quería. La ciencia ficción retrocedía ante las hordas del Fantasy y la caída de Biliopolis había sido un hito más en esa lucha.
Luego vino las trasmutación de Bibliopolis en Alamut. Sinceramente, aquello me desconcertó y las explicaciones dadas (líos con al distribuidora o algo así) no los entendí, me sonaron a chino. Pero bueno, me dije, a fin de cuentas ¿qué sabía yo sobre el negocio editorial? Muy poquito así que, aunque extrañado, di el cambio por bueno.
Lo malo es que, acto seguido, Alamut se centró en la novela histórica, el mainstream y cosas por el estilo. Lo fantástico empezó a escasear en su catálogo.
Nuevamente fui comprensivo, malos tiempos para la lírica, especialmente la friki, esto deja de ser negocio y, evidentemente, uno tiene que buscarse la habichuelas, que se le va a hacer, una baja más en esta larga guerra de desgaste. La verdad es que no me preocupé en exceso por las aventuras de Geralt, era el producto estrella de la casa, así que nadie iba a ser tan loco como para tirarlo por la borda.
Luego el asunto empezó a tener un cariz cada vez más siniestro, el último libro de Geralt tardaba en aparecer más de lo debido, bastante más de hecho. Entre medias había aparecido una colección de relatos (nada mala, todo sea dicho de paso) y el principio de una nueva saga de Sapkowski pero Geralt y su “Dama del lago” seguía en el limbo.
La gente empezaba a mosquearse pero preferí elegir la postura de la paciencia benedictina, me decía, habrá razones que justifiquen el retraso.
Y, efectivamente, las razones fueron dadas (un poco tarde, todo hay que decirlo): bloqueo de traductor.
Vale, sonaba raro y casi nadie se lo creyó pero a mi si me convenció y, de hecho, me sigue convenciendo. Pero, me temo, fui de los pocos.
Y ahora la guinda del pastel, el esperado último libro de Geralt sale al fin justo a tiempo para la campaña de Navidad: albricias, eureka y todo lo demás. Y, entonces, el chaparrón más horroroso. El libro sale partido, troceado, fileteado, vendido cual vulgar chope en forma de lonchas. Vamos, que sólo sale la mitad y, esta vez, la excusa no es ni el tamaño (que a mi nunca me ha colado, el tamaño… ¿Y la Biblia? ¿Alguien la vende a trocitos o no es suficiente tocha?) si no algo tan peregrino como: “esto es lo que hay en el futuro más”. No me jodas…
Tanto criticar a la Factoría por fechorías como esta, tanto defender lo indefendible por que nos habíamos dejado llevar por un sueño para que, al final, te vengan con semejante chapuza y falta de respeto. Como decía mi abuelo, no des la cara por nadie que, al final, te la acaban partiendo (o dejándote con el culo al aire, añado yo).
Una vergüenza y una terrible decepción, de las mayores en mi vida friki.
En fin, a que seguir, algunos fanáticos llaman a la jihad en forma de boicot (que se joda el editor y se coma con patatas los ejemplares). No seré yo quien caiga en semejante postura, llamadme friki (que lo soy) pero no me pienso perder el final de la saga que más he disfrutado en lo últimos años, un libro siempre es inocente incluso de las trapacerías de sus editores. Así que me haré con los sucesivos títulos y los paladearé y disfrutaré a pesar de los pesares. Sí fuera más joven puede que eligiese la opción de robarlos de El Corte Inglés (en mi época no había FNAC y mangar era más fácil que ahora). Pero soy un señor respetable y de una cierta edad así que me temo que no voy a arriesgarme a hacer el ridículo (le juro señor guardia de seguridad que no sé por que está pitando el bolsillo de mi abrigo cada vez que paso por el arco de detección). Mi única venganza será esperar (total, un par de años más…), esperar a que salgan todos los filetes, digo, ejemplares y adquirirlos y leerlos a la vez. Sé que no suena muy terrible pero es mi humilde y absurdo derecho al pataleo, por que, a fin de cuentas, uno es muy friki y, por desgracia, ya está más que acostumbrado a los tejemanejes de los editores de ciencia ficción, fantasía y terror de este país, que si contase aventuras de mi juventud alguno alucinaría.
Por acabar, para una editorial que parecía que se salvaba de la quema, para que te fíes. Moraleja y fin de la historia.

sábado, noviembre 14, 2009

Otro Ignotus para Hélice

No está mal, segundo año consecutivo como mejor revista. Todo un logro que, me imagino, animará al colectivo Xatafi a seguir en la brecha, máxime teniendo en cuenta que este año la revista ha pasado mucho tiempo en hibernación. En cualquier caso, como colaborador de Hélice, siento este Ignotus un poquito mío y hace que me sienta, igualmente, un poquito orgulloso. Y, como decía anteriormente, también me provoca deseos de seguir dando la lata en esto del fandom. En fin, como en todo, se verá.