sábado, marzo 18, 2006

Alonso Zamora Vicente



Ha muerto Alonso Zamora Vicente, un prestigioso filólogo y un poco conocido, aunque muy interesante, escritor. La noticia la traigo aquí por que Zamora cultivó con una cierta continuidad el género fantástico, principalmente en sus numerosas narraciones cortas (hay un par de buenas antologías en Castalia y Alianza he, incluso, una editorial más o menos de género como Celeste sacó cosas suyas). Para mí, estos cuentos de Zamora tuvieron algo de revelador, fueron una especie de eslabón perdido dentro de la escasa tradición fantástica española. Alguien que en la posguerra escribía cosas cercanas a un Borges o un Bioy Casares. Una luz que iluminaba un largo y desolador páramo de narraciones costumbristas, realistas y sociales que fueron el pan nuestro de la literatura española durante el franquismo.

Curiosamente, “El Mundo” dedicó un par de páginas de cultura a su figura haciendo especial hincapié en su papel como filólogo, algo lógico dada su condición de académico de la lengua. Lo que me parece más triste es que, cuando dicho periódico procedió a hacer una breve semblanza sobre su quehacer literario, se centrase única y exclusivamente en su faceta de escritor costumbrista y fiel narrador de la cotidianeidad, cosa que es cierta, y solo hay que leer sus novelas más famosas como “Vegas Bajas”, para saberlo pero que no es excluyente de su otra faceta de escritor fantástico en una vena kafkian cercana al absurdo.

¿Por qué se obvia este dato? ¿Por qué lo realista es más importante en su obra que lo imaginario? ¿Por desconocimiento del periodista? ¿Por qué escribir ciertas cosas es más prestigioso que escribir otras? No lo sé seguro pero, aún a riesgo de parecer un paranoico, me temo que sospecho cuales pueden ser las respuestas a algunas de estas preguntas.

1 Comments:

Blogger Manuel Torcuato said...

El propio Zamora Vicente narra en el prólogo que escribió para la reedición de su libro "Smith & Ramírez S.A." en Círculo de Lectores la incomprensión que despertó la obra. Un colega le atribuyó ciertos problemas mentales, por ejemplo; y con ocasión de una lectura del relato "De segunda mano" el resultado fue de "un despiste monumental".

En fin, nosotros a lo nuestro. A rescatar a los olvidados, o en palabras del gran filólogo a aquellos que "no pertenecíamos a la clase dirigente, los tolerados y marginales, teníamos que procurar escaparnos del ambiente, de alguna forma. La irrealidad ofrecía un buen refugio" El se refería al franquismo, pero imagino que es aplicable a cualquier época y país.

mar mar 13, 03:00:00 p. m. 2012  

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