domingo, febrero 12, 2006

Bautismo de Fuego de Andrzej Sapkowski


Si yo no fuese un friki de tomo y lomo, con filias fanáticas y fobias irracionales, escribiría de otra manera sobre “Bautismo de fuego” de Andrzej Sapkowski pero, por suerte o por desgracia, las aventuras de Geralt de Rivia se sitúan en el apartado filias y no hay nada que hacer.
Efectivamente, podría quejarme de que este libro tiene un punto de engañifa, por que, al acabar “Tiempo de odio” parecía que las cosas iban a acelerarse de una forma brutal, idea que se mantiene si uno lee la contraportada de este nuevo volumen de la saga. Así, uno esperaba que Geralt emprendiese camino hacia el sur, se encontrase con Ciri e iniciasen la lucha contra el malvado Imperio de Nilfgaard, probablemente con la ayuda de Yennefer que se les uniría en algún punto del libro. Uno podía pensar eso viendo que a la saga solo le quedan dos tomos más y que las cosas están pero que muy, muy enrevesadas.
Y, como ya he dicho antes, se te queda un poco la sensación de engañifa por que “Bautismo de fuego” no avanza de ninguna de las maneras, lo que cuenta es tan poco y escaso que en otros libros sería como mucho un capítulo. En fin, que es una de esas partes de una saga que parece puesta un poco con calzador y que aporta muy poco al conjunto.
Si, Geralt inicia el camino hacia el sur pero apenas avanza y si Yennefer aparece en escena pero en una trama diferente de la que se saca, de momento, muy poco jugo. Y, claro, la pobre Ciri aún anda en el sur liada de mala manera con esa banda de patéticos bandoleros.
Si uno no fuera un friki también podría acusar a Sapkowski de repetitivo, de empezar a perder originalidad. En efecto, Zoltan el enano bondadoso aunque intente disimularlo, y su compañía a la que se le unen Geralt y los suyos es demasiado parecido a otro enano y otra compañía que aparecían en “La sangre de los elfos” (desde luego, queda claro que el polaco tiene debilidad por los enanos).
Pero, como decía antes, soy un friki y, por lo tanto me importan tres narices todas esas consideraciones. Vale, el libro no avance ¿y qué? Sus 256 páginas han caído en apenas una tarde, desde luego, Sapkowski sabe lo que es el ritmo. Y que no avance tampoco significa que no pase nada, la trama se hace cada vez más compleja y la importancia de la política es cada vez mayor.
Bueno, Zoltan se repite como personaje pero sigue siendo un tipo irresistible y es que la creación de caracteres es otro de los puntos fuertes del bueno de Andrzej y si no, echarle un vistazo a un par de nuevos protagonistas que hacen las delicias del más curtido de los lectores: Milva, la arquera y Regis el vampiro.
Y, por supuesto, siguen ahí los elementos que hacen de esta Saga algo irrepetible: la magnífica traducción de Faraldo, el ácido sentido del humor, la figura de Geralt tan descreída y cínica como humana y el realismo exagerado que hace que todo sea mucho más creíble.
Pero, si por algo destaca “Bautismo de fuego” es por la guerra, que aquí se convierte en un personaje más de la novela. En efecto, las descripciones que realiza Sapkowski al respecto son sobrecogedoras y no aptas para todos los estómagos, la guerra es sucia y horrible y los sufrimientos de la población civil indescriptibles. Las salvajadas cometidas en la antigua Yugoslavia, en Ruanda, el Congo o Liberia parecen plasmarse en las páginas de este libro, nada extraño por otra parte si recordamos lo mucho que sufrió en la Segunda Guerra Mundial Polonia a manos de nazis y soviéticos, algo que parece que todo polaco lleva inscrito en sus genes aunque no lo haya vivido (y si, es cierto, siguen apareciendo situaciones calcadas de este último conflicto, hasta aparecen maquis).
Por acabar, que puede que sea un libro con algunos fallos que le convierten en el menos conseguido de la saga pero que a mi me da lo mismo, que lo he disfrutado a fondo y que ya estoy babeando esperando el siguiente tomo: “La torre de la golondrina”.