Artifex 1
Renovarse o morir y, en este caso, afortunadamente, fue renovarse, de esta forma, Artifex encaró en el 2005 un nuevo avatar llamado Tercera Época y donde se dejó de lado el formato revista o el aire entre amateur y elitista de anteriores reencarnaciones para dar paso a lo que en el fondo siempre ha sido este proyecto: una antología de relatos fantásticos en castellano en formato bolsillo. Puede que las portadas sean más vistosas y llamativas que antaño pero la esencia de Artifex sigue intacta, esperemos que por mucho tiempo.
Este primer tomo presenta una variada y nutritiva selección donde, prácticamente, se tocan casi todos los géneros del fantástico nacional.
Gustarme, gustarme sobre todo me ha gustado “La cotorra de Humboldt” de Lorenzo Luengo, un afilado estudio sobre la condición humana y una muestra más de su prosa evocativa y barrroca.
Ahora, reconozco que el cuento que más me ha subyugado es “Las muchas hazañas de la Sección 13” de José María Faraldo, puede que no sea el mejor, de acuerdo con que apenas hay historia y solo es un esbozo de algo más grande, por supuesto que no deja de ser un pastiche, homenaje o plagio pero la idea de crear una Liga de los Hombres Extraordinarios con personajes de la literatura española de finales del XIX y principios del XX (la Doña Inés de Zorrilla, Silvestre Paradox de Baroja, Pío Cid de Ganivet e, incluso, ¡Marcelino Pan y Vino!) me resulta, sencillamente, irresistible y más aún si se sitúan en una República ucrónica dirigida por Don Manuel Azaña (que uno no es solo friki con esos de la cf).
El resto de los cuentos, sin llegar a deleitarme como estos dos, no dejan de tener su interés. “La traición de Judas” de Joaquín Revuelta empieza como un cyberpunk desquiciado y cuando está totalmente pasado de rosca se convierte en otra cosa para acabar volviendo a mutar en otra totalmente distinta, desgraciadamente me iba gustando más antes de los giros de tuerca. “El bolso de Marga” de Nuria C. Botey es un cuento tan breve que no merece la pena resumirlo, solo decir que es tan incongruente como delicioso y que da bastante miedo. “No les llames dinosaurios” de Javier Esteban es, para mi, el más flojito de todo el volumen, un primer contacto un tanto ininteligible. “Grex Christi Blues” de David Soriano es un muy buen análisis de cómo funcionan las mentes estrechas cuando les da por la manía religiosa, una buena y deprimente fantasía oscura con unos diálogos un poco forzados (por poner una pega). “Sushi” del prolífico Marc Soto es también bastante breve, muy poco fantástico y, si me apuran, un poco insustancial. “Lugares” de Sergio Gaut vel Hartman es uno de esos cuentos inverosímiles donde la lógica es lo menos importante y priman otros valores, en este caso una imaginación desbordada y el sano interés de acojonar al personal. “Bajo la aurora” de Blanca Martínez Sancho es un curioso híbrido entre cf y terror, misterioso y sobrecogedor, con un interesante tratamiento de los vampiros y un cierto aire a Hope Hodgson. Por último, “América” de Juan Antonio Fernández Madrigal no deja de ser un ejercicio de estilo. En este caso escribir un relato a la “New Wave” solo que en el 2005 y con el 11-S de fondo.
En fin, un libro de lo más interesante, no solo por los cuentos propiamente dichos si no por la variedad de estos, una buena pista para ver por donde van los tiros en el fantástico patrio.
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