miércoles, febrero 15, 2006

Toda Regla Tiene su Excepción


Cuando empecé este blog tenía un firme propósito, ceñirme única y exclusivamente a la literatura fantástica, a esta decisión decidí añadir un par de principios básicos: no hablar nunca de mi vida personal ni de política.
Bueno, como dice bien el refrán toda regla tiene su excepción y creo que este es el momento de llevar a cabo esa excepción, pero, como no dejo de ser un friki, intentaré encadenarlo un poco con la literatura fantástica, ya se sabe que la cabra tira al monte.
Si, ese de la foto es Salman Rushdie, así que ya habréis adivinado por donde van los tiros. La foto es de finales de los 80, cuando publico “Los versos satánicos”. Como mucha otra gente yo al señor este no le conocía de nada y solo supe de su existencia debido a la fatwa que le condenaba a muerte por su novela. De aquella era un pelín joven, impresionable e idealista así que en la feria del libro de ese mismo año (1989) me compre el librito y me hice el firme propósito de leérmelo ese verano. Cuando lo abrí en casa hubo un detalle que me emocionó (sentimental que es uno), la obra había sido publicada conjuntamente por varias editoriales españolas, en concreto por las siguientes: Planeta, Seix Barral, Siglo XXI, Temas de Hoy, Tusquets, Versal, Aguilar, Alfaguara, Alianza, Anagrama, Cátedra, Círculo de Lectores, Columna, Destino, Empuries, Lumen, Muchnick y Portic. Además, había un pequeño añadido que copio textualmente: “El Ministerio de Cultura apoya moralmente la edición y distribución de esta obra en virtud del artículo 20 de la Constitución Española”.
El artículo 20 de la Constitución Española reza lo siguiente:

1. Se reconocen y protegen los derechos:
a) A expresar y difundir libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la
palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción.
b) A la producción y creación literaria, artística, científica y técnica.
c) A la libertad de cátedra
d) A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión (...).
2. El ejercicio de estos derechos no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa. (...)
Por si no queda claro, en el semifracasado proyecto de Constitución Europea, en la Parte II, Título II, artículo II-71 se dice:
1. Toda persona tiene derecho a la libertad de expresión. Este derecho comprende la libertad de opinión y la libertad de recibir o comunicar informaciones o ideas sin que pueda haber injerencia de autoridades públicas y sin consideración de fronteras.
2. Se respetan la libertad de los medios de comunicación y su pluralismo.
Es curioso como estas cuestiones, digamos, básicas parece que se le han olvidado de repente a mucha gente. A Rushdie un tribunal islámico le condenó a muerte por blasfemia, luego la sentencia se extendió a sus traductores y editores y creo recordar que el traductor japonés fue asesinado por aquellos años.
Rushdie tuvo que desaparecer de la faz de la tierra durante muchos años por su seguridad personal, el gobierno inglés veló a fondo por sus intereses a pesar de las presiones internacionales, el riesgo y el coste económico. En entrevistas posteriores Ruashdie dio algunos detalles de cómo fue su vida durante esos años, sinceramente, es lo más parecido al infierno en vida que uno pueda imaginarse. Como poco a él le costo su matrimonio y truncó durante largo tiempo su carrera.
Ayer, Irán le recordó al mundo que la fatwa contra Rushdie sigue vigente.

Al final, ese verano me leí el libro. Al principio me costó bastante arrancar, tiene un inicio tela marinera y que creo que ha echado para atrás a muchos lectores. Pero si perseveras se te abre ante ti una gran novela. Puede que no sea una obra maestra pero sigue siendo un gran libro y, curioso, también es literatura fantástica. Si podéis intentad su lectura, repito que cuesta pero a la larga merece la pena.
Otra cosa en que me ayudó esta lectura fue para entender el por que de la condena islámica contra Rushdie. Teóricamente hace referencia a una serie de capítulos que transcurren en la época de Mahoma, en ellos conversan dos antiguos combatientes musulmanes de la primera hora, viejos y desilusionados critican en que se ha convertido el Islam por el que han dado los mejores años de su vida. Estos fragmentos, en si, no dejan de ser un cliché archiconocido en miles de libros (memorias incluidas) es habitual encontrarse al desengañado que siente como sus ideales han sido pisoteados. Lo divertido de la escena (aparte de su contexto histórico) es que nada de lo que cuenta es falso: que si Mahoma se enriqueció con las campañas militares, que si mucho predicar que solo se pueden tener 4 mujeres y el tiene 8, que si admitió dentro del Islam a mucho trepa y mucho chaquetero que ahora son los que cortan el bacalao, etc, etc. Es una parte muy graciosa y que a ratos recuerda a las quejas de un honrado militante comunista tras la caída del Muro de Berlín. Por supuesto, es rigurosamente cierto desde el punto de vista histórico.
Probablemente, la parte más blasfema es aquella en que los protagonistas de esta charla acaban en un conocido burdel de La Meca que tiene a 8 prostitutas cada una con los nombres y características de cada esposa del profeta.
Bien, es para escandalizarse, si eres creyente pero tampoco creo que sea para matar a nadie. En el mismo libro hay críticas durísimas a la clase política de la India y una salvaje parodia de Margaret Thatcher (en una discoteca londinense los clientes destrozan todas las noches una muñeca hinchable que representa a la “Dama de Hierro” mientras el DJ azuza a la multitud). Todavía estoy esperando una condena de muerte por parte del gobierno hindú, el británico, el Partido Conservador inglés o la familia Thatcher.
Lo que mucha gente parece olvidar es que hay otro capítulo del libro en que se realiza una descripción despiadada dell Ayatollah Jomeini, es, probablemente, uno de las partes del libro más crueles y, me temo, más verídicas. El bueno de Jomeini no fue, precisamente, una hermanita de la caridad (a este respecto recomiendo un cómic fascinante y yo nos soy de leer cómics: “Persepolis”). Sinceramente, siempre he creído que fue esa parte (y no la de crítica y burla de Mahoma) la que molesto al dirigente iraní y la que le llevó a proclamar su fatwa. Resentimiento y poder absoluto no suelen ser una buena combinación.
Bien, las comparaciones entre lo que paso en 1989 con el libro de Rushdie y la actual situación de las caricaturas danesas las podéis hacer vosotros mismos: cuantos periódicos las han publicado en solidaridad o como parte de su labor informativa (en España creo que solo 2), lo arropado que se ha debido de sentir el gobierno danés por sus socios y aliados de la U.E., la actitud de nuestros gobierno al respecto, las curiosas opiniones de tanto izquierdista anti-católico de toda la vida que parece que ahora ha descubierto las delicias del islamismo radical, la absurda conexión entre la libertad de expresión y la injustificada invasión de Irak, etc, etc.
Creo que no hace falta ser muy espabilado para darse cuenta de lo mucho que han cambiado las cosas en 15 años, como bien decía mi madre, todas las comparaciones son odiosas, yo añado que, además, algunas son sangrantes.
Como parece que todos hemos perdido el norte ahora hay una propuesta en la O.N.U. para convertir a la blasfemia poco menos que en delito internacional. Así que, chicos, preparaos a ver como desaparece el artículo 20 de nuestra constitución y explicarle a Rushdie por que, al final, vamos a tener que prohibir su libro.
Y siguiendo por el refranero a río revuelto... En la prensa de hoy he leído que el Opus Dei solicita a la productora estadounidense de la película sobre el best-seller “El código Da Vinci” que corte aquellas partes que puedan ser ofensivas para los cristianos. Teniendo en cuenta que la obra gira alrededor de la idea de que Jesús se casó con María Magdalena (una prostituta para la tradición oficial católica) y tuvo varios hijos con ella cuyos descendientes aún andan por ahí, básicamente, lo que el Opus le pide a Hollywood es que tire la película a la basura.
En fin, que creo que nos hemos vuelto todos locos pero que yo, lo siento, pero pienso perseverar en mis principios por anticuados que parezcan. Así que, mientras llega la inquisición o un kamikaze islámico, servidor piensa leerse el jodido “Código Da Vinci” por muy malo que sea, releer a Rushdie, escuchar a los Siniestro Total con su fastuosos hit que ilumino mi adolescencia “Ayatollah no me toques la pirola”, visionar unas cuantas veces “La vida de Brian” y “La última tentación de Cristo”, leer los chistes de Máximo en El País sobre Dios aunque nunca me hagan gracia y la mitad de las veces no los entienda, recomendar la lectura de Voltaire que manda huevos que dos siglos después aún este vigente y atiborrarme, en solidaridad contra posibles boicots, de galletas danesas que están de muerte. Y, por supuesto, no volver a hablar ni de mi vida personal ni de política en este blog, que las excepciones deben de ser únicas para que tengan sentido.