Una Caja de Cartón...
Estoy de mudanza, adiós Madrid y hola Toledo. Un cambio importante en mi vida, y que explica por qué el blog anda como anda, pero no voy a hablar mucho de este tema ya que, desde un principio, decidí que mi poco interesante vida personal no iba a ser el objetivo de esta bitácora.
Podría hablar de los quebraderos de cabeza que da mover una biblioteca de un lado a otro pero, de momento, sólo voy a hacer una breve reflexión. Hasta que lleguen las estanterías que hemos encargado únicamente voy a disponer de unos pocos libros en mi nuevo hogar. Así que, visto lo visto, y como soy un poco monotemático, he decidido hincarle el diente a la literatura francesa fantástica decimonónica, con la excepción de Verne, que por sí sólo merece un capítulo aparte. Tanto leer clásicos anglosajones (y en menor medida rusos y alemanes) y tengo a nuestros vecinos totalmente olvidados. Por tanto, corrí a mi vieja madriguera y empecé a rastrear las obras de Nodier, Vignon, Gautier, Sue, Schwob, Feval, Balzac, Sand y compañía.
Y ahora es cuando llega lo sorprendente, he rastreado una cincuentena de libros que caben en una ajada caja de cartón de 40 x 20x 25. No voy a ser presuntuosos y decir que tengo todo lo que se ha publicado en español en este campo, pero soy un tanto concienzudo y paciente y creo que todo no pero mucho si que está en esa caja, más el habitual porcentaje de libros que parecen fantásticos pero no lo son.
Por tanto, todo un campo, en teoría, tan amplio y vistoso como el fantástico francés del XIX cabe en una sencilla caja de cartón, repito, de 40 x 20 x 25. No se si este hecho significa algo, si es bueno, malo o todo lo contrario, simplemente me ha llamado la atención y aquí lo recojo, las reflexiones posibles, si la hay, las dejo en manos de los visitantes. Yo, de momento, me vuelvo con “Han de Islandia” de Victor Hugo, uno que parecía fantástico pero, de momento, no lo es.
Podría hablar de los quebraderos de cabeza que da mover una biblioteca de un lado a otro pero, de momento, sólo voy a hacer una breve reflexión. Hasta que lleguen las estanterías que hemos encargado únicamente voy a disponer de unos pocos libros en mi nuevo hogar. Así que, visto lo visto, y como soy un poco monotemático, he decidido hincarle el diente a la literatura francesa fantástica decimonónica, con la excepción de Verne, que por sí sólo merece un capítulo aparte. Tanto leer clásicos anglosajones (y en menor medida rusos y alemanes) y tengo a nuestros vecinos totalmente olvidados. Por tanto, corrí a mi vieja madriguera y empecé a rastrear las obras de Nodier, Vignon, Gautier, Sue, Schwob, Feval, Balzac, Sand y compañía.
Y ahora es cuando llega lo sorprendente, he rastreado una cincuentena de libros que caben en una ajada caja de cartón de 40 x 20x 25. No voy a ser presuntuosos y decir que tengo todo lo que se ha publicado en español en este campo, pero soy un tanto concienzudo y paciente y creo que todo no pero mucho si que está en esa caja, más el habitual porcentaje de libros que parecen fantásticos pero no lo son.
Por tanto, todo un campo, en teoría, tan amplio y vistoso como el fantástico francés del XIX cabe en una sencilla caja de cartón, repito, de 40 x 20 x 25. No se si este hecho significa algo, si es bueno, malo o todo lo contrario, simplemente me ha llamado la atención y aquí lo recojo, las reflexiones posibles, si la hay, las dejo en manos de los visitantes. Yo, de momento, me vuelvo con “Han de Islandia” de Victor Hugo, uno que parecía fantástico pero, de momento, no lo es.
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