lunes, agosto 29, 2005

Ciencia Ficción: Princiaples Sub-Géneros. Primer Contacto.


Los que no hayan visto nunca un marciano vivo, se imaginaran difícilmente el horror extraño de su aspecto, la singular boca en forma de V con el labio superior puntiagudo., la ausencia de barba por debajo del labio inferior, que es una especie de rincón, el temblor incesante de esta boca, el furioso agitar del gorgóneo grupo de tentáculos, la tumultuosa respiración de los pulmones en atmósfera distinta a la habitual, la pesadez y el esfuerzo notorio de los movimientos, debidos a la mayor gravitación de la Tierra y, sobre todo, la extraordinaria intensidad de los ojos inmensos; todo esto me produjo una sensación parecida a la nausea.
Había algo de hongo en su aceitosa piel oscura y algo indeciblemente monstruoso en la torpe dirección de sus pesados movimientos. Aún en este primer encuentro, en la primera ojeada, me sentí abrumado de asco y de miedo.

H. G. Wells La Guerra de los Mundos (1898).

Para la mayoría de la gente esto es la ciencia ficción, historias de extraterrestres, de bichos raros de otros planetas, de marcianos. Y aunque todos sabemos realmente que es mucho más, no es menos cierto que este es uno de sus grandes temas: la xenobiología, la posibilidad de que haya vida en otros planetas. Wells fue uno de los primeros en tratar el tema de una forma seria y concienzuda y lo hizo en los dos aspectos básicos del problema.
El primero es la biología, la morfología del alien y, desde luego, su horripilante marciano fue el primero de la larga serie de BEM (siglas en ingles de Monstruos de Ojos Saltones) que popularizo el genero en su época Pulp. Cierto es que el horror que describe Wells tiene su explicación lógica en función de las características medioambientales de su Marte natal pero ésta fue una lección rápidamente olvidada por el resto de sus imitadores que crearon una profusión de seres estrambóticos y espantosos sin pararse en muchos miramientos científicos (Burroughs y su serie sobre Marte-Barsoom son paradigmáticos al respecto). Una vez que el género maduró, los autores volvieron a la lógica científica (aparentemente) a la hora de diseñar sus E.T.s y, lo que es igual de apasionante, la ecología que determinaba sus rasgos, destacando aquí gente como Jack Vance (su serie de "Tschai: El Planeta de la Aventura" es una de los mayores catálogos de aliens del genero) y George R. R. Martin ("Los Viajes de Tuf" crea la mayor galería de fauna extraterrestre que se recuerde).
Pero más importante que el aspecto son las consecuencias reales del encuentro ¿Cómo será nuestra reacción ante estos visitantes? ¿Y cuál será la suya?. Wells en su celebre novela lo tenia claro, la vida es darwinismo en acción, lucha ente especies por dominar un ecosistema y, si los aliens son los primeros en llegar aquí, desde luego que serán mucho mas poderosos que nosotros y su objetivo será destruirnos. De esta forma, las invasiones de alienígenas se convirtieron en un clásico del género y dieron lugar a cientos de libros, la mayoría pobres imitaciones de "La Guerra de los Mundos". Incluso los mejores (como "La lucha contra las Pirámides" de Pohl y Kornbluth) no dejaban de repetir el manido esquema, lo que dio lugar a parodias humorísticas (como "Marciano vete a casa" de Fredric Brown).
La renovación era obligatoria y se produjo sin tardanza, sus variantes fueron básicamente dos: la humanidad es la que se extiende por el universo de una forma violenta y se encarga de aniquilar a las especies mas primitivas que encuentra ("El Nombre del Mundo es Bosque" de Ursula K. LeGuin). O, el cambio más radical, la interacción entre humanos y extraterrestres es pacífica y nos lleva a un enriquecimiento mutuo mas espiritual que material ("Estación de Transito" de Clifford D. Simak). Desde luego, y a pesar de los tópicos, las posibilidades de esta idea están lejos de agotarse.