Sangre y Rosas
Hasta cierto punto, la compra de este “Sangre y rosas” no deja de ser un tanto absurda para cualquier buen aficionado al horror literario. Me explico, no es que el libro sea malo, ni mucho menos, es, simplemente, que recoge una serie de cuentos tan, pero tan conocidos, que es muy difícil que el friki concienzudo no los tenga casi todos. Clásicos indiscutibles como “El vampiro” de John Polidori, “La muerta enamorada” de Teophile Gautier o “Carmilla” de Sheridan Le Fanu son los platos fuertes del volumen y queda claro que los hemos leído más de mil veces.
El libro, además, cuenta con un par de fragmentos de novelas, práctica de los antologistas que ni comparto ni entiendo. En cualquier caso, es más de lo anterior, un par de páginas de “Los demonios de la noche” de Charles Nodier y de “Drácula” de Bram Stoker no llamarán la atención de ningún buen seguidor del género de terror.
Cierto es que como introducción para el lector novato, el libro podría tener algún interés, no lo niego, pero no es menos cierto que existen otros títulos infinitamente mejores (valga de ejemplo “El vampiro” de Siruela) con los que este modesto librito no puede competir.
Así pues, como decía, comprar este libro no deja de ser absurdo, hasta cierto punto. Y el punto son un par de detalles que, sin ser la bomba, pueden animar a algún coleccionista viciosillo. En efecto, Jorge A. Sánchez, el recopilador, es también autor de una modesta introducción al sub-género vampírico que tampoco destaca demasiado pero que incluye un extenso estudio sobre la reunión de Villa Diodati, lugar que inspiro a John Polidori la redacción de “El vampiro”, uno de los primeros cuentos sobre el tema cuyo éxito propició que esta figura fuese utilizada por todo tipo de autores hasta nuestros días. En dicho estudio hay una buena selección de textos de la época, incluyendo la introducción del propio Polidori a su relato, fragmentos de su diario, y, también, del de Mary Shelley. Con él va un interesante estudio sobre la figura de Lord Byron como inspirador del Polidori, y, y aquí llega lo más interesante, el inicio de la novela (que se quedo en eso, en inicio) que el propio Byron escribió a raíz de aquel encuentro literario. Este fragmento (intitulado “El Entierro”) puede que no sea nada el otro mundo (Byron como narrador deja mucho que desear) pero no deja de tener su interés y, por lo que sé, no es muy fácil de encontrar.
El otro detalle a tener en cuenta es el relato de Iván Turgueniev “Espectros”, un ejemplar raro y, hasta donde llegan mis conocimientos, inédito en nuestra lengua. Puede que los autores rusos del XIX fuesen una de las cumbres del realismo pero gente como Gogol o Pushkin también cultivaron el fantástico con resultados más que destacables, así que no es de extrañar que Turgueniev siguiera este camino.
“Espectros” es un cuento narrado en una clave extraña, onírico y perturbador no deja de tener una cierta aura de misterio debido a su final abierto y a lo poco que se explica sobre lo que ocurre en él. Estos rasgos lo convierten en una pieza muy moderna que a más de uno sorprenderá gratamente.
En fin, puede que un par de cuentos raros y poco conocidos no justifiquen la compra de este libro (por muy saldado que esté) para la mayor parte de los lectores pero los frikis somos gente rara, por tanto, avisados quedan los amantes de la noche que frecuentes esta página.
Una última cosa, “Sangre y rosas. Vampiros del siglo XIX” es un título magnífico. Por desgracia no deja de ser un pequeño y, probablemente, inocente plagio. En la bibliografía que aparece al final del estudio que sobre el tema realiza Jorge A. Sánchez aparece citado “Blood & Roses. The vampire in 19th century literature”, una recopilación estadounidense de los años 90. Una pequeña curiosidad que no podía dejar de mencionar.
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