martes, febrero 14, 2012

"Perturbaciones"

“Perturbaciones” pretende ser un repaso al estado actual del cuento fantástico español. Una idea tan necesaria como ambiciosa. El antólogo, Juan Jacinto Muñoz Rengel, exitoso autor de narrativa fantástica breve el mismo con el celebrado “De mecánica y alquimia”, carga con esta arriesgada empresa y, más o menos, sale airoso del encargo.
Y digo más o menos, por qué algunos de los problemas que presenta el libro se deben especialmente a sus propias decisiones a la hora de escoger autores y relatos. En efecto, en este tomo podemos encontrar una nómina de los autores más recientes, de las jóvenes hornadas, de la próxima generación que hará que este género avance hacia adelante. Es lógico, por tanto, que muchos de los nombres suenen poco o, directamente, nada en absoluto. Pero, junto a ellos, aparecen viejos veteranos aún en activo y que siguen en la brecha.
Y ahí es donde empiezan los problemas, por qué de esos viejos veteranos si que hay muchos nombres que nos suenan, vaya si nos suenan, y, en ese caso, las ausencias son notorias y llamativas.
De esta manera, resulta lógica la presencia de gente como José María Merino, Cristina Peri Rossi, Cristina Fernández Cubas o Pilar Pedraza. Voces incuestionables entre los veteranos, lo que no deja que, personalmente, me llame la atención la ausencia de otros nombres como Alfonso Sastre, Juan José Millás, Gonzalo Suárez, o Javier Marías, por poner algunos ejemplos.
Se me dirá que esto entra dentro de la subjetividad del antólogo, de su libertad a la hora de decidir quien entra y quien no. Y eso es cierto, pero yo hubiera deseado un criterio un tanto diferente, no tanto basado en filias y fobias como en un panorama realmente completo de los autores fantásticos españoles. Por qué si en el terreno que más conozco me surgen las dudas ¿Qué no será en el que desconozco? ¿Qué ocurre, por tanto, con los autores más jóvenes? ¿Realmente están todos los que son? Y, rápidamente, me atrevo a esbozar un tímido no, por qué, desde mi ignorancia, echo en falta un nombre como el de Iban Zaldua, alguien que merecería haber estado aquí.
Y es que la subjetividad de Muñoz Rengel le lleva a incluir escritores que no se han caracterizado precisamente por su afición a lo fantástico (véase el caso de Ignacio Martínez de Pisón, famoso por sus obras realistas), lo que de nuevo me lleva a preguntarme por qué no se ha contado entonces con otros ilustres outsiders como Juan Manuel de Prada o Felipe Benítez Reyes.
Otra pega que se puede poner a la antología es precisamente esa división entre viejas glorias y jóvenes turcos. Posiblemente, alguien que no conozca nada del género fantástico agradecerá esta decisión, pero para aficionados como yo, con unos cuantos años de lecturas detrás, toda la pléyade de autores consagrados sobraba y hubiera sido más de agradecer un mayor número de novísimos, un estado de la cuestión actual.
Finalmente, no pude dejar de mencionar un sesgo que presenta la antología que me ha llamado bastante la atención. “Perturbaciones” se decanta por el fantástico, por decirlo de alguna manera, más literario y menos deudor de los géneros. Más cercano a Kafka y Poe, que a Asimov o Tolkien. En ese sentido, se echan en falta relatos de ciencia ficción, fantasía épica y terror. De hecho, los autores de origen fandomita brillan por su ausencia, con excepción de algunos de los que han logrado salir del ghetto y han conseguido el éxito más masivo como Elia Barceló y Félix J. Palma. Sin embargo, la reciente aparición de “Aquelarre” en la misma editorial, antología dedicada al terror, me hace suponer que es posible que la editorial Salto de Página haya decidido seguir el camino de las antologías temáticas. Y dado que Muñoz Rengel escribe una ciencia ficción de lo más refrescante no estaría mal que en un par de años hubiese un nuevo volumen dedicado a este tipo de literatura.
Hasta ahora he dado la sensación de viejo gruñón, y si algún lector ha llegado hasta aquí, debe de pensar que el libro no merece la pena en absoluto. Nada más falso, “Perturbaciones” resulta una antología de lo más equilibrado en cuanto a la calidad, es cierto que no hay ningún cuento deslumbrante, pero tampoco ningún truño declarado. Los relatos se sitúan en una posición intermedia que evita las irregularidades habituales en este tipo de libros.
Leyendo “Perturbaciones (y su jugoso prólogo) uno es consciente de la edad de oro que la literatura fantástica está viviendo en España. Frente a la tradicional dictadura del realismo, parece que el fantástico ha conseguido hacerse un hueco, ha llegado de una vez por todas y, obviamente, para quedarse. Hay autores, hay diferentes voces y tratamientos y, curiosamente, hay un gran culto al relato corto (y al microrrelato, la nueva moda). “Perturbaciones” es una alegre celebración de este hecho, de esta situación tan novedosa como exultante. Y, en ese sentido, la lectura del libro no deja de ser una reafirmación, una constancia alta y clara de que nuestra afición no es cosa de cuatro frikis.
Señores, después de años de travesía del desierto, hemos llegado, puede que el oasis no sea exactamente igual a como lo habíamos soñado pero es totalmente satisfactorio. Disfrutemos de él, por ejemplo, con libros como “Perturbaciones”, que nos demuestran que no estamos ante ningún espejismo, que, realmente, las cosas han cambiado.
Por lo menos hasta cierto punto.