Los Tiempos Están Cambiando
La literatura de género ha conseguido ya, por decirlo de alguna manera, un lugar bajo el sol. Frente a épocas, no tan lejanas, en las que sólo se respetaba la literatura más “seria”, hoy en día para críticos, escritores, lectores y académicos (con sonadas excepciones, por supuesto) leer y apreciar libros de género no sólo está bien visto si no que empieza a considerarse como necesario para tener una visión lo más completa posible de lo que se escribe en un país, y/o momento concreto.
Ahora bien, no todos los géneros gozan de similar status. Tomemos, por ejemplo, los suplementos culturales de los periódicos. En ellos es fácil encontrar críticas y artículos sobre autores de novela histórica, policiaca o de espionaje, también de obras de terror (aunque menos) o que imiten el llamado “realismo mágico” sudamericano. Es mucho más difícil encontrar referencias a libros de ciencia ficción o de fantasía (ya puestos, también a libros eróticos, aunque el peor tratado es el género romántico, sin ninguna duda).
Y, sin embargo, hay un caso peculiar que demuestra que las viejas barreras han acabado cediendo. Desde hace un buen número de años, un diario tan prestigioso como “El País” tiene la sana costumbre de publicar en verano algún especial sobre género fantástico. Unas veces con mayor acierto que otras pero, en más de una ocasión, de forma brillante e incluso innovadora (que se hable de Dick resulta de esperar pero aún recuerdo con sorpresa un monográfico sobre Martin años antes del éxito de “Canción de hielo y fuego”).
Hoy ha tocado uno de eso especiales y ¡Sorpresa! Esta se vez se habla del fantástico patrio y de una forma bastante correcta y acertada. Aprovechando un curso de verano en Santander sobre el tema, (otro ejemplo de cómo están cambiando los tiempos) el periodista J. A. Aunión da un buen repaso a lo que es hoy en día la fantasía, ciencia ficción y terror españolas. De forma breve (era de esperar) se desgrana una larga retahíla de nombres de autores en los que están prácticamente todos los escritores de éxito del momento. Aunión parece centrarse especialmente en cuatro casos, los de más éxito, calidad o fama: Rodolfo Martínez y sus pastiches holmesianos (que ya dije yo que mi opinión sobre el tema es bastante minoritaria), Elia Barceló y su universo de Umbría, Javier Negrete y su saga de “La espada de fuego” (sin olvidar su reciente ucronía sobre Alejandro Magno) y José Antonio Cotrina y su mundo de Lilith (sorprendente teniendo en cuenta que no protagoniza ninguna novela ¿Una concesión a la ciencia ficción cada vez más escasa?).
También se hace una importante referencia a los muy olvidados autores hispanoamericanos, con especial detalle a Liliana Bodoc y su “Saga de los Confines”, que ha vendido una barbaridad al otro lado del charco pero que aquí ha pasado un tanto desapercibida.
También se menciona más brevemente el caso de la fantasía histórica de Juan Miguel Aguilera y Rafael Marín o el de la pujante fantasía juvenil de, como no, Laura Gallego.
Pero lo que, personalmente, más me ha llamado la atención es la aparición de otros nombres relacionados con el fandom y que no son escritores, como Juan Manuel Santiago, Julián Díez o Luis G. Prado, cuyas opiniones aparecen aquí con un cierto detalle.
En fin, uno de esos artículos que aunque al friki poco le va a descubrir no deja de darle un cierto gustito cuando descubre que, quizás, no es ya tan friki como pensaba.
Ahora bien, no todos los géneros gozan de similar status. Tomemos, por ejemplo, los suplementos culturales de los periódicos. En ellos es fácil encontrar críticas y artículos sobre autores de novela histórica, policiaca o de espionaje, también de obras de terror (aunque menos) o que imiten el llamado “realismo mágico” sudamericano. Es mucho más difícil encontrar referencias a libros de ciencia ficción o de fantasía (ya puestos, también a libros eróticos, aunque el peor tratado es el género romántico, sin ninguna duda).
Y, sin embargo, hay un caso peculiar que demuestra que las viejas barreras han acabado cediendo. Desde hace un buen número de años, un diario tan prestigioso como “El País” tiene la sana costumbre de publicar en verano algún especial sobre género fantástico. Unas veces con mayor acierto que otras pero, en más de una ocasión, de forma brillante e incluso innovadora (que se hable de Dick resulta de esperar pero aún recuerdo con sorpresa un monográfico sobre Martin años antes del éxito de “Canción de hielo y fuego”).
Hoy ha tocado uno de eso especiales y ¡Sorpresa! Esta se vez se habla del fantástico patrio y de una forma bastante correcta y acertada. Aprovechando un curso de verano en Santander sobre el tema, (otro ejemplo de cómo están cambiando los tiempos) el periodista J. A. Aunión da un buen repaso a lo que es hoy en día la fantasía, ciencia ficción y terror españolas. De forma breve (era de esperar) se desgrana una larga retahíla de nombres de autores en los que están prácticamente todos los escritores de éxito del momento. Aunión parece centrarse especialmente en cuatro casos, los de más éxito, calidad o fama: Rodolfo Martínez y sus pastiches holmesianos (que ya dije yo que mi opinión sobre el tema es bastante minoritaria), Elia Barceló y su universo de Umbría, Javier Negrete y su saga de “La espada de fuego” (sin olvidar su reciente ucronía sobre Alejandro Magno) y José Antonio Cotrina y su mundo de Lilith (sorprendente teniendo en cuenta que no protagoniza ninguna novela ¿Una concesión a la ciencia ficción cada vez más escasa?).
También se hace una importante referencia a los muy olvidados autores hispanoamericanos, con especial detalle a Liliana Bodoc y su “Saga de los Confines”, que ha vendido una barbaridad al otro lado del charco pero que aquí ha pasado un tanto desapercibida.
También se menciona más brevemente el caso de la fantasía histórica de Juan Miguel Aguilera y Rafael Marín o el de la pujante fantasía juvenil de, como no, Laura Gallego.
Pero lo que, personalmente, más me ha llamado la atención es la aparición de otros nombres relacionados con el fandom y que no son escritores, como Juan Manuel Santiago, Julián Díez o Luis G. Prado, cuyas opiniones aparecen aquí con un cierto detalle.
En fin, uno de esos artículos que aunque al friki poco le va a descubrir no deja de darle un cierto gustito cuando descubre que, quizás, no es ya tan friki como pensaba.
1 Comments:
Sí, a mí también me sorprendió lo de Lilith. Por cierto, "Lilith", estupendo título para una novela ;) A ver si un año de estos se nos anima Cotrina y nos da una sorpresa, aunque me parece a mí que...
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