Michael Crichton (1942-2008)
Cuando en su momento organicé la biblioteca de mi casa dudé si colocar a Michael Crichton en las baldas dedicadas a la ciencia ficción. Y, seguramente, está duda habrá acompañado a muchos de los lectores de este autor. Efectivamente, Crichton no suele aparecer citado en muchos textos dedicados a la ciencia ficción. No aparece en la “Enciclopedia Ilustrada” de Clute, ni en “las 100 mejores Novelas” de Pringle, ni en el libro hermano de La Factoría de Ideas. Sólo Barceló le dedica unas líneas en su “Guía de lectura”, pero todos sabemos que Barceló es un poquito especial…
Es raro que en los foros frikis o entre fandomitas de pro se hable de él. En fin es difícil saber si, realmente, era “uno de los nuestros”.
Y, seguramente, el lector medio tampoco tendrá muy claro si Crichton escribía o no ciencia ficción. Con su volumen de ventas, está claro que llegó a un público que no tenía ni pajolera idea de quienes eran Dick, Ballard, Heinlein, Brunner o Benford, por poner algunos ejemplos.
Y, con todo, sí miramos su producción, Crhichton escribió, sobre todo, ciencia ficción: manipulación genética, invasiones de virus alienígenas, electródos aplicados al cerebro de enfermos mentales, viajes en el tiempo, nanotecnología… En fin, un panorama que habría firmado sin rubor cualquier autor tipo de CF.
Claro que Crichton podía escribir sobre temas típicos de la ciencia ficción pero no acababa de hacerlo como un autor de ciencia ficción ¿Por qué? Por que Crichton fue siempre un autor de best-seller. De hecho, fue el autor de best-seller de ciencia ficción por excelencia.
Me explico, existen los géneros literarios y existen los best-seller. Son dos mundos paralelos pero con convergencias escasas. Un autor puede escribir novelas “serias” de espías (como John Le Carre) o de ciencia ficción (poned el nombre que queráis) pero otros escriben best-seller de espías (como Robert Ludlum) y Michael Crichton escribía best-seller de ciencia ficción.
Puede parecer que estoy siendo despectivo con los best-seller ¡Dios me libre! Estaría bueno que los habitantes del ghetto de la cf, siempre despreciados por los lectores de mainstream, nos fuésemos a poner estrechos con los pobrecitos lectores de best-seller. El que no se haya leído alguno que tire la primera piedra. Yo, por lo menos, me he ventilado unos cuantos. Son ideales para la playita en verano, los viajes largos en tren o avión o, sencillamente, para desengrasar de lecturas más complejas.
Por qué, no nos engañemos, los best seller son simplones por definición, entretenidos, pero simplones: personajes planos, pero en gran número para que la cosa sea epatante, ambientación exótica, tramas inverosímiles, casualidades dignas del folletín más folletinesco, amores contrariados… En fin, visto así puede resultar espantable pero cuando está bien hecho (y Crichton lo hacía como Dios) resulta de lo más entretenido.
Crichton, además, fue un tipo listo y supo romper algunas reglas básicas del producto para lograr algo más original y refrescante. Así, por ejemplo, en sus novelas el amor no suele destacar por su abundancia (siempre me pareció un escritor un tanto frío) y trufa sus textos de información científica de complejidad variable (algo, a priorí, prohibido en un tipo de literatura, en principio, destinada al escapismo).
A Crichton el truco le salió lo suficientemente bien como para que sus libros fuesen un éxito y se forrase de mala manera (con la fiel ayuda de Hollywood, todo hay que decirlo).
Algo debe de tener el agua cuando la bendicen y el éxito del norteamericano obedeció a múltiples razones: esas ligeras innovaciones antes mencionadas, su habilidad para lograr libros con ritmo y fáciles de leer, su capacidad de comunicador científico y, especialmente, el que tratase temas que conocía muy bien.
A este respecto, no podemos olvidar que Crichton era médico y que en muchos de sus libros la medicina juega un papel fundamental. Además, parece ser que su carrera se la pagó escribiendo bajo seudónimo novelas de misterio, lo que fue un útil rodaje que se notó cuando se lanzó a la palestra con su nombre auténtico y su supuesta primera novela “La amenaza de Andrómeda”, un superventas que marcó un precedente que siguió el resto de su obra.
Sin embargo, en mi opinión, detrás del triunfo de Crichton hay una razón más oscura y que entronca directamente con nuestros miedos. Chrichton supo como nadie leer en el temor cerval que una buena parte de la sociedad tiene a la ciencia y a los científicos y explotó sin remilgos dicho miedo. Analizada en profundidad, esta idea y su desarrollo no dejan de ser un tanto pueriles y están perfectamente encarnadas en la famosa teoría del caos de “Parque Jurásico” que se puede resumir en una perogrullada del calibre de “sí algo puede salir mal, saldrá mal”. Y que llevada a la vida real invalidaría cualquier avance científico por nimio que fuera. Ridículo, por supuesto, pero efectivo en determinados lectores, especialmente en aquellos que, como la mayor parte de la sociedad occidental, unen un buen nivel de vida con una pánico profundo a perderlo y un desconocimiento enorme sobre el funcionamiento de la ciencia. Una combinación ideal para demostrar que la manipulación genética es peligrosa (“Parque Jurásico”), la nanotecnología terrorífica (“Presa”), la investigación médica digna del doctor Frankenstein (“El hombre Terminal”) y que los viajes en el tiempo no acaban de ir del todo bien (“Rescate en el tiempo”).
En este sentido, quizá sea “Esfera” la obra que mejor refleja la desconfianza de Crichton y sus lectores entregados hacia la ciencia, los científicos y, en suma, el género humano. El prodigioso descubrimiento que aparece en este libro (el más fantasioso de los suyos), una auténtica lámpara de Aladino, es tan mal empleado que, al final, es preferible desprenderse de él para evitar males mayores. Toda una metáfora muy significativa sobre la ciencia y lo que hacemos con ella.
Crichton, por supuesto, no sólo escribió CF, pero muchas de sus otras novelas (best-sellers a fin de cuentas) exploraron otros miedos presentes en la sociedad occidental como el manido “peligro amarillo” (“Sol naciente”) o el temor a las megacorporaciones y sus manejos (“Air frame”), En cualquier caso, sus libros más famosos y conocidos fueron los de temática fantástica aunque, no todos ellos tuvieron el mismo éxito.
Su obra primeriza, como ya he comentado, refleja perfectamente sus conocimientos de medicina y del mundo de la investigación médica. “La amenaza de Andrómeda” es la historia de una enfermedad que viene del espacio exterior (la invasión extraterrestre definitiva) pero, más bien, se centra en los esfuerzos para erradicarla.
“El hombre Terminal”, con la implantación de electródos en el cerebro de un enfermo que le acaban provocando instintos homicidas, es la más pesimista de sus obras y en la que aparece mejor reflejado el mundo de la investigación médica o científica en general. Debo añadir, además, que es, probablemente, el libro suyo que más me gusta.
Después de esta primera fase vino una época un tanto errática en la que Crichton parecía haber perdido el rumbo. “Congo” no deja de ser una re-escritura moderna de “Las minas del rey Salomón” que, me temo, empalidece comparada con el original de Haggard.
“Entre caníbales y vikingos” es una de sus novelas más atípicas, fantasía histórica de espadas y brujería, pretende ser el manuscrito de un viajero árabe en la Escandinavia del siglo X. En el fondo no deja de ser una modernización “científica” del “Beowulf” anglosajón pero, también es una notable y muy divertida novela de aventuras.
“Esfera”, como ya he dicho, es su obra más fantasiosa y desatada y las que posee mayor número de elementos de CF pulp. También es, todo hay que decirlo, una de las menos conseguidas.
Luego vino el boom de “Parque Jurásico” (notable y divertida, a que negarlo), la decepción de su continuación (“El mundo perdido”) y una trayectoria descendente (“Rescate en el tiempo”, “Presa”, etc) y cada vez más decepcionante y escéptica.
Por supuesto la vida de Crihcton fueron más cosas, sus muchos matrimonios, su vida ligada a Hollywood como guionista, director, productor y casi-actor y el éxito a gran escala como sólo puede ser posible en E.E.U.U.
Su muerte me ha sorprendido, era relativamente joven pero el destino puede ser así de injusto. Triunfo pero no longevidad, no hay nada perfecto bajo el sol.
Descansé en paz Michael Crichton, vendió libros como rosquillas y consiguió el título de ser el autor de ciencia ficción (¿o no?) que más dinero ganó con su obra (Hubbard aparte, claro). Pero, en mi caso, será recordado por que me permitió hablar de literatura de ciencia ficción con muchos amigos míos que no leían ciencia ficción. Y, como no, por algunos buenos momentos veraniegos.
11 Comments:
Curiosamente, la novela de Crichton que más he disfrutado es Esfera, leída en apenas dos madrugadas vacacionales. La ambientación me parece conseguidísima, y coincido contigo en que es su obra más cienciaficcionera. Ese aparato (o entidad) incomprensible entronca con algunas de las mejores novelas que ha dado el género.
Yo tengo debilidad por varias suyas, y reconozcámoslo, sigue dando unas cuantas vueltas al canadiense más brasas, Robert J. Sawyer. Aparte de "Los devoradores de cadáveres",una novela excelentemente escrita, documentada, estructurada, etc, me quedo con un prodigio de sátira llamado "Acoso", donde a la vez se menciona esa raza de mujeres triunfadoras casi machistas en su proceder, la forma de vender humo de las desarrolladoras de software y hardware, las trampas interdepartamentales y de forma incongruente y divertidísima, la realidad virtual. Pero es la intriga costumbrista lo que acaba trascendiendo, y ahí se le ven unas armas poderosísimas a Crichton. En fin, DEP.
Yo también mela ventilé en dos tandas. Crichton tenía un sentido del ritmo que para sí querrían otros. Y, efectivamente, es la más cienciaficcionera de su obras (naves espaciales, viajes en el tiempo, un artefacto alienigena) pero, en el fondo, tiene un regusto fantástico que no me acaba de gustar y la moraleja final es el culmen de la tecnofobia. Como no sabemos manejar semejante trasto mejor lo mandamos a su planeta. Con esa teoría deberiamos de haber ejecutado a Pasteur, no sdo las vacunas pero también las armas biológicas.
No deja de ser una versión moderna del cuento de los tres deseos.
Cierto m edeje "Acoso" en el tintero. Otro ejemplo de explotación del miedo, en este caso el miedo las mujeres.
No del miedo a las mujeres, sino de esas supermujeres que dominan al macho HASTA en lo sexual - que son más machos que ellos, que tienen más cojones que ellos. Na, es una novela muy inteligente, lo sigo defendiendo :P
Se echaba mucho de menos esta entrada.
No estoy muy de acuerdo conque su visión de la ciencia o del progreso científico fuera pesimista, aunque transmita esa sensación, creo mas bien que trató de jugar el papel de advertir de algunos peligros. En cualquier caso, el hecho de adjuntar referencias bibliográficas en sus libros habla de una labor por y no contra la ciencia.
Como comenté en otroa lares, me pregunto qué pasaría por su mente como escritor de ciencia ficción y médico al conocer su cáncer.
SAludos
Carlitos --> a mi esto de mujeres que se comportan como hombres me suena raro, no creo que exista un comportamiento masculino y otro femenino. En cuaqluier caso, el mensaje subliminal de "Acoso" es claro, si una mujer se comporta como un hombre es mala, malísima. En fin, una actualización de la vieja misoginia de siempre.
Wraitlito --> advertir de los peligros de la ciencia es una vieja labor de la CF pero de ahí a la tecnofobia hay un paso. En el caso de Crichton el paso se da muy rápido. Insisto en el caso de "Parque Jurásico", siempre me dio la sensación de que los problemas de seguridad del parque se podían solucionar con un poco de cuidado pero con eso Crichton monta una de "hay cosas que el hombre no debe saber" de cuidado.
Personalmente no tengo claro si esa postura era real o fingidas. Puede que lo segundo, a fin de cuentas tenía una formación cinetífica. En cualquier caso fue rentable.
Ivan, para explicarme: es esa mujer que interpretó Demi Moore en "La teniente O'Neil", la liberación de la mujer en trabajos masculinos teniendo el doble de cojones que un tío. Digamos a la mujer como depredador laboral, eso es el miedo al que apela el libro. Digamos a ese boca-a-boca de que las mujeres son mucho más trepas si quieren. Unido, por supuesto, al terror de tener a una mujer que te atrae sexualmente como jefa a la que te tengas que plegar. Y encima quiera echar un polvo contigo para utilizar el sexo como, lo que dice el libro, como poder. Y qué huevos, Demi Moore estaba fabulosa en ese papel.
Que, de paso, no sólo enlaza con el papel de Demi Moore en otras pelis, sino el de Michael Douglas en "Instinto Básico", otra visión casi satírica del machismo. Aunque claro, donde en Acoso está el terror a la mujer, en la de Verhoeven está la sublimación de la fantasía ultramachista de dominación, lo que sería una vuelta de tuerca más a la cultura del éxito de los 80. Joder. Qué buenos fueron los 90 para Hollywood!
Todo eso esta muy bien, Carlitos, pero sigue apestando a explotar el miedo a las mujeres. Misoginia pura y dura. Tíos felices en su mundo sólo de hombres que se sienten amenazados por mujeres que son como ellos.
Cuando uno de estos machos se comporta como la protagonista del libro no es noticia y no da para una novela pero cuando lo hacen ellas.. Entonces hay que "denunciarlo".
Rentable pero muy sospechoso.
Que sí, que es exactamente eso, y que me hace gracia cómo aprovecha ese miedo para manipular al lector masculino ¡y al femenino!
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