domingo, abril 25, 2010

"Parecidos Razonables" de Christina Rossetti


Por muchas razones, este blog ha sido una auténtica caja de sorpresas, afortunadamente, en su mayoría agradables. Destacaría especialmente la relación que se ha creado con muchos de los que por aquí se pasan a dejar su opinión con asiduidad, opiniones que agradezco de verdad y que, muy a menudo, me han hecho reflexionar profundamente sobre muchos de los títulos de los que hablo con tanta ligereza. Y, por supuesto, opiniones que sirven para mucho.
Como ejemplo este libro, desconocía totalmente su existencia y si supe de él por el comentario de uno de los visitantes de esta página (y siento de verdad decir que no me acuerdo de quien en concreto). Dicho comentario me picó la curiosidad, lo compré y, realmente, me alegro mucho de haberlo hecho. Sólo por detalles como este merece la pena seguir con el blog.
“Parecidos razonables” es una colección de tres cuentos infantiles de Christina Rossetti, publicados originalmente en 1874. Son, sin duda alguna, de lo cuentos de hadas más peculiares que ha dado la literatura victoriana y, a fe mía que ese fue un momento de abundantes peculiaridades.
Christina Rossetti debe su fama principal como poeta y hermana de Dante Gabriel Rossetti, pintor y poeta pre-rafaelista como ella y de sensibilidad parecida. En vida, Christina fue una rara avis. De una profunda religiosidad, que impregna la mayoría de su poesía, fue, a la vez, una mujer rabiosamente independiente, que renunció a dos matrimonios, en teoría, por divergencias religiosas, y que pasó una gran parte de su tiempo colaborando con obras de caridad (hoy diríamos que en una ONG, pertenecía a una asociación que ayudaba a prostitutas “arrepentidas”). Una mujer realmente paradójica, solterona acérrima en unos años en que esa condición era casi un delito pero, a la vez, dubitativa con el derecho femenino al sufragio. Christina Rossetti dejó un puñado de novelas inéditas a su muerte y ha sido muy reivindicada en los últimos años por tendencias tan diferentes como la crítica feminista o el mismísimo Harold Bloom.
Los cuentos infantiles que se recogen en este volumen no son una excepción en la carrera de Rossetti. De hecho, el primer poema que le dio fama (“El mercado de los duendes”) también tiene una intencionalidad infantil, por lo menos aparentemente. Lo mismo que estos cuentos que, como ocurre muy a menudo con los cuentos de hadas (y más con los victorianos) esconden mucho más de lo que muestran.
Gran parte de su fama viene de los parecidos con la obra de Lewis Carroll. En efecto, Rossetti posee una imaginación igual de desbocada que la del autor de Alicia, les une el mismo gusto por lo juegos de palabras y similar predilección por ambientaciones oníricas deslumbrantes y un tanto perturbadoras. Como siempre que me ocurre cuando revisó estos clásicos, la sensación que me queda es que son una lectura que no se hasta que punto un niño puede disfrutar o entender y que, con mucha frecuencia, esconden un fondo oscuro y siniestro bastante peculiar.
Y este aspecto siniestro rodea todas estos relatos, en especial la última donde la crueldad hacia la infancia alcanza límites casi dickensianos. Por qué crueldad es uno de los rasgos que más sorprenden en estas historias. Crueldad en el tono de la narradora, una tía regañona y exigente para con su auditorio infantil, y crueldad respecto a los personajes: niños que han cometido pequeñas faltas, imperdonables probablemente para cualquier victoriano de pro, y que por ello son castigados con de una manera que roza el sadismo.
Desde luego, si la intención del cuento es la advertencia, a los niños de la época les quedaba claro que la más mínima falta podía traer consecuencias irremediables y desproporcionadas. Esta exageración entre el delito y la pena no sé hasta que punto es un aspecto de la época que Rossetti encarna convencida, o una forma de criticar los métodos educativos imperantes en aquellos años. En este sentido, la autora británica se muestra tan ambigua como en muchos otros aspectos de su vida. El resultado final es fascinante y, como ya he comentado antes, perturbador.
Un libro que merece la pena tener, entre otras cosas, por que la Editorial Funambulista ha tirado la casa por la ventana con la edición. Vale, el tamaño es similar a uno de bolsillo, y sólo son un centenar de páginas ¿Demasiado para 15 euros? Quizá no si tenemos en cuenta que la traducción es impecable, que el papel es de una calidad extrema, que la edición es en tapa dura con sobrecubierta, y que se incluyen todas las ilustraciones originales, una auténtica delicia que convierten esta edición prácticamente en un facsimil. Un trabajo muy bien hecho que hace más atractivo si cabe este título.

domingo, abril 11, 2010

¡Arranca, Javier, Por Dios!

Javier Negrete publica una nueva novela, “Atlántida”, y vaya por delante que me congratulo de semejante evento. Me encanta como escribe este tío pero, además, Negrete es, posiblemente, el autor de origen fandomita que mejor ha sabido hacerse un hueco en el terreno pantanoso que es la edición profesional (bueno, León Arsenal sería otro buen ejemplo). Pasó de ser conocido por cuatro gatos frikis cuando acumulaba finalistas al UPC y Nova era su casa habitual, hasta la fama relativa una vez que entró en Minotauro. Que ahora tenga su sitio en otro sello como es Espasa Calpe no deja de ser un buen síntoma y una buena muestra de su capacidad de adaptarse al medio. Que además haya diversificado su panoplia narrativa y lo mismo haga una novela histórica que erótica o, incluso, un libro de divulgación es simplemente un inteligente ejercicio de versatilidad. Y si no echémosle un vistazo a “Atlántida”, aparentemente un tecnothriller con un cierto ramalazo esotérico, un apocalipsis ecológico en ciernes y su habitual gusto por la antigüedad clásica (así, a bote pronto y simplemente tras haberlo hojeado en una tienda). En fin, un libro que seguro que tendrá buena acogida y que, probablemente, sea tan solvente como el resto de su obra.
Y sin embargo… personalmente echo de menos otro Javier Negrete. Ye que yo me enganché definitivamente con él a raíz de leer el ciclo de “La espada de fuego”, indudablemente las mejores novelas de fantasía épica (con guiños a la CF, cierto, pero fantasía épica sobre todo) que se ha escrito en nuestro país. Fue un gran éxito de público (así que mi opinión no es una voz aislada) y eso que salió en unos momentos en que la competencia era muy dura: Sapkowski, Martin,. Gemmell, Rowling,… Había donde elegir por aquellos años y, sin embargo, muchos eligieron a Negrete. Y yo, que he leído a todos los anteriores, certifico que el madrileño poco tiene que envidiarles.
Claro que ahí no acaban sus méritos. Por qué un poco más adelante, parió una gran ucronía de la que ya hablaré más largo y tendido aquí otro día: “Alejandro Magno y las Águilas de Roma”, otra novela espléndida.
Entonces ¿dónde está el problema? El problema es que sendos títulos son sagas y sagas que se han quedado inconclusas. Todavía me estoy mordiendo las uñas por saber como narices acaban las aventuras ambientadas en Tramorea, y que hablar de Alejandro Magno y su viaje por salvar al mundo (aunque si has leído cierto UPC es posible que tengas alguna pista). En cualquier caso que los años pasan y las series quedan inconclusas y eso me produce una comezón que para que. Sobre todo si la unimos a sensaciones parecidas producidas por Martin y Sapkowski (o más bien Bibliopolis/Alamut). En fin, un sinvivir.
Cada vez que veo que sale algo nuevo de Negrte me hago ilusiones, uno de los dos ciclos va a finalizar o va a seguir emocionándonos. Y luego, la decepción. Y sí, es verdad que con “Señores del Olimpo” ganó el Minotauro y a ningún autor le amarga un dulce en forma de premio. Y también es verdad que “Salamina” es una magnífica novela histórica y que le ha permitido llegar hasta un público que jamás hubiera comprado sus otros libros. Y me imagino que escribir “La gran aventura de los griegos” fue una gozada para un apasionado de la antigua Grecia. Pero, ¡Joder! Que los frikis también tenemos nuestro corazoncito y nuestras necesidades. ¡Javier, por Dios, arranca y acaba de una vez con esta incertidumbre que más que uñas me estoy empezando a comer ya los muñones!
Dicho lo cual en cuanto tenga oportunidad me agencio “Atlántida”, faltaría más, que uno es friki e incongruente y a mucha honra.