lunes, junio 30, 2008

Memoria Recuperada: "Extravagancias" Recopilación de Groff Conklin


Traducción aceptable de Antonio Álvarez, portada curiosa muy años 60. Estamos ante un libro de relatos recopilado en 1966 por Groff Conklin, el primer gran antologista de la ciencia ficción (y uno de los mejores). La obra se articula a través de una introducción del recopilador y doce relatos, a saber: "La sopa mágica" (Alan Arkin), "¿Qué es eso que llaman amor?" (Isaac Asimov), "Los dientes de la desesperación" (Avram Davidson y Sydney Klein), "La calabaza galáctica" (G. C. Edmonson), "Sin cuerda" (Robert Lory), "El problema de H.A.R.R.I." (Edward McKin), "El devorador de agua" (Winston K. Marks), "La guerra Tierra-Venus de 1979" (Gerard E. Neyroud), "La medicina de Coffin" (Alan E. Nouse), "En pantalla" (John Novotny), "Punch" (Frederick Pohl), y "Los jugadores de ajedrez" (Charles L. Harness). Además, cada cuento suele ir acompañado de una pequeña nota introductoria de Conklin.
El menosprecio que sufre la ciencia ficción en nuestro país no deja de ser un tanto absurdo. Puede que una buena forma de acabar con él sea leer libros como este, cortos y concisos, pero con un puñado de magníficas historias. Es posible que, en general, estén escritas de una forma un tanto torpe (no lo neguemos, un fallo habitual en mucha ciencia ficción), pero hay aquí un puñado de grotescas y extrañas historias que, aparentemente, sólo tienen el fin de entretener pero que, a la vez, nos hacen pensar un poco más en nosotros y lo que nos rodea.
Con un decidido tono humorístico, no exento de un cierto escalofrío, tenemos parodias tan agudas como las de Asimov o Harness, historias de aprendices de brujo, como las de Arkin o Marks, simples ratos para reirse, como con Nouse y Novotny, y temas más serios como el que se desarolla en "Punch" de Frederick Pohl, probablemente el mejor cuento de todo el libro.

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Me encanta la ciencia fición, y me encantan los relatos. Y tengo la inmensa suerte de que ambos gustos se complementan, porque es un lugar común decir que lo mejor de la ciencia ficción se ha escrito en forma de relato. Y es también llamativo que muchos buenos cuentos de este género han sido escritos por ilustres desconocidos, segundones mediocres que tuvieron su momento de gloria. Esta rara antología, que fue editada hace mucho tiempo en una colección generalista, es una buena muestra. Apenas un par de nombres famosos y luego una larga ristra de desconocidos con nombres que apestan a seudónimo (¿Novotny? ¿Neyroud?), pero da igual, los buenos cuentos están asegurados para disfrute de los adictos como yo.

viernes, junio 27, 2008

Margaret Atwood, Premio Príncipe de Asturias


Este año este premio, Nobel de segunda para algunos, mejor que el original sueco para otros, en su vertiente de literatura ha recaído en la canadiense Margaret Atwood, una autora inteligente donde las haya, que ha tocado muchos palos, y que ha basado su obra en un feminismo combativo e irónico. Es, en cierta forma, una escritora que recuerda a Doris Lessing, también ganadora del galardón asturiano, y que, al igual que la británica, no es descabellado que algún día gane el Nobel.
La razón por la que hablo de ella aquí es por otro punto en común con Lessing. Y es que, al igual que esta, Atwood ha cultivado en ocasiones y sin complejos, la ciencia fición. Como no podía ser de otra forma en una escritora crítica con la sociedad patriarcal que padecemos, la distopia ha sido el sub-género al que más ha recurrido. Pero, a diferencia de Lessing, cuyas obras de ciencia ficción son, por decirlo suvemente, menores dentro de su produción, Atwood ha conseguido en este género algunos de sus mayores éxitos. Éxitos, por otra parte, que un cierto sector del fandom, tachado en ocasiones de elitista, eso sí, ha celebrado con alborozo. Novelas como la ya clásica "El Cuento de la Criada", o la más reciente, "Oryx y Crake" son distopías de ciencia ficción "de libro", por más que las editoriales que las han publicado lo hayan intentado ocultar. Y como tales han sido comentadas en diversos volumenes, como "Las 100 mejores novelas de Ciencia Ficción del Siglo XX" (La Factoría de Ideas) o "Jabberwock 1" (Bibliopolis). En cualquier caso, sólo podemos felicitarnos de que alguien de tanto talento, y que escribe ciencia ficción de la buena, haya recibido semejante premio. Y es que, como se ha dicho mil veces, no hay buenos géneros o malos géneros, hay buenos escritores y malos escritores, y Atwood es de las buenas.

viernes, junio 20, 2008

Memoria Recuperada: "El Final de la Tierra" de Frederick Pohl y Jack Williamson


Buena traducción de Rafael Lassaleta, portada con un dibujito incomprensible y la engañosa y habitual mención a los premios Hugo y Nebula (ganados por Pohl pero no por esta novela).
Estamos ante un libro atípico y curioso, y, también, en cierta forma fallido. Todo lo extraño que rodea a esta obra viene por ser fruto de la colaboración de dos grandes escritores de ciencia ficción: Frederick Pohl y Jack Williamson. Esto es algo normal en este campo de la literatura, y muy corriente en la carrera de Pohl, que se hizo famoso gracias a sus colaboraciones con C. M. Kornbluth, pero que compartió trabajos con otros muchos escritores. A pesar de todo, la elección en este caso de Williamson como compañero de aventura es, cuando menos, discutible.
Desde luego, Williamson no está tan acostumbrado como Pohl a esto de las colaboraciones, pero esta no es la razón por la que el libro fracasa. Esta debemos buscarla en lo dispar en cuanto a la forma de escribir de ambos autores. De diferentes generaciones, (Wiliamson es el decano del género), su carrera ha sido bien diferente.
Williamson cimentó su fama en los 30-40, con una ciencia ficción ingenua e infantil, no exenta de cierto encanto. Pohl se abrió paso en los 50 con una rabiosa y controvertida obra basada en lo social y de la mano de Kornbluth. Tras la muerte de este se reinventó en los 70-80 con brillantes novelas como "Homo Plus" y "Pórtico". Williamson, en cambio, se ha quedado totalmente anticuado y anclado en el pasado.
Y de ahí vienen todos los males del libro. En él se narra el fin del mundo debido a una catastrofe ecológica, en la que sólo sobrevivien las tecnificadas y libres ciudades submarinas. Esta trama es muy de Pohl pero aliñarla con unos E.E.U.U. feudales y un ente inmortal devora almas parece corresponder con el espíritu de Williamson. Y, como era de esperar, ambas tramsas y estilos no acaban de encajar bien.

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Ser aficionado a la ciencia fición no deja de tener algo de heroico. Tragarse este truño y seguir leyendo este género y a estos autores sólo puede calificarse de cabezonería, estupidez o valor. Como aún sigo en la brecha que cada cual tome sus propias conclusiones sobre que adjetivo se ajusta más a mi persona.

jueves, junio 19, 2008

"Rosa Alquímica" de W. B. Yeats


“Rosa Alquímica” es un libro totalmente diferente a “Leyendas y Folklore Irlandés”, mejor escrito, más profundo, más denso, más misteriosos y más difícil. En resumen, más Nobel. Es un libro muy breve, apenas tres cuentos cortos, pero que posee todo un mundo en su interior. Yeats era un firme creyente en el saber esotérico de su época, miembro de la legendaria Golden Dawn, su obra poética puede leerse perfectamente desde esta optica.
En esta colección de relatos se centra en una orden misteriosa, una especie de secta en busca del saber ignoto del mundo. Habla de sus peculiares miembros, de sus extraños ritos y de los devaneos del propio Yeats con ella. Es, por tanto, una obra para iniciados, una lectura para creyentes que, como el propio autor, busquen entender lo que esconde la incognoscible rosa alquímica. Probablemente, para la mayoría de los lectores no dejará de ser una cosa rara e incomprensible. No les faltará algo de razón, aunque no es menos cierto que, a pesar de todo, posee una extraña fuerza y belleza.

lunes, junio 16, 2008

Memoria Recuperada: "La Ciudad Poco Después" de Pat Murphy


Traducción, buena, de A. Pareja. Portada insípida y, como siempre, la engañosa frase "Premio Nebula", ganado por Murphy pero no por esta novela en concreto.
Bien sabe Dios que la editorial Edaf y yo tenemos una relación difícil. Sinceramente, no les soporto, son chapuceros, horteras e ineficaces. Y, encima, han hecho una colección de ciencia ficción y fantasía que es una porquería.
Y, sin embargo, hasta entre la porquería pueden aparecer joyas como esta. Sin duda alguna, no sólo es la mejor novela de toda la colección sino que es una gran novela sin mayores comentarios.
Pat Murphy no es muy conocida en el género, apenas una recién llegada. Su novela estrella, "La Mujer que Caía", premio Nebula, fue acusada por Barceló de mainstream, sus relatos no me han llamado mucho la aención. Pero este libro la consagra. Parte de una situación habitual: la humanidad destruida y diezmada por una epidemia. Los supervivientes han retrocedido tecnológicamente, y surgen pequeños estados despóticos y militaristas en lucha por la hegemonía. Con esto un Heinlein montaría una fascistada curiosa, pero fascistada a fin de cuentas. En cambio, Murphy plantea una situcación nueva. La Ciudad de Los Angeles ha sido ocupada por artistas e intelectuales de todos los tipos que viven en una feliz anarquía gracias a la abundancia de la muerta ciudad. Pacifistas, bastante locos y ferozmente individualistas serán atacados por un señor de la guerra local. Contra todo pronóstico, vencerán usando la no-violencia y casi sin bajas. Puede que sea una historia un tanto ingenua pero no puede negarse que es estimulante y que posee una rara belleza.

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Si "El Tapiz del Vampiro" fue el mejor libro que leí en el 95, "La Ciudad Poco Después" fue el mas bonito. Sin caer en la ñoñería, Murphy crea una novela de buenos sentimientos y de espíritu hippy en el mejor sentido de la palabra. Es cierto que, a toro pasado, nos puede parecer un tanto irreal, pero mientras la leemos, la magia permanece y creemos a pies juntillas que una banda de artistas locos puede derrotar a un ejercito. Tan ilusoria como necesaria. Sólo por este título Edaf se redime de tan lamentable colección (bueno, y por las novelas de Burnet Swan).

domingo, junio 15, 2008

Una de Ferias

Pues no, no voy a hablar de la Feria del Libro de Madrid. Con el traslado a nuevas tierras este año no he podido acudir a tan augusta cita. Sin embargo, no todo está perdido. Por qué donde si estuve hace poco fue en Ávila y allí pude disfrutar, sorpresivamente, de una pequeña y agradable Fería del Libro Antiguo y de Ocasión. Apenas eran media docena de casetas, pero las disfruté igual que si estuviera en Recoletos o Moyano. Y la caza no salió del todo mal, entre otras cosas, y por ceñirnos al objetivo de esta página, pillé por sólo tres euros "Crab" de Marc Behm (Editorial Thassalia), un libro difícil de encontrar y que llevaba tiempo tras él.
También descubrí que ANS, la heredera de Pulp, ha iniciado el saldo definitivo de su colección. Un puesto tenía todos los números a 4 euros. La maniobra de esta gente, por llamarlos de alguna forma, es cada vez más clara. Escaneo de viejas ediciones, tiradas por cuatro perras a precios altos y cuando se ve que el negocio no da para más se salda y a arreglar cuentas. Un plan perfecto, especialmente si tenemos en cuenta que no hay problema a la hora de cambiar de nombre el chiringuito ante cualquier denuncia para poder seguir adelante en el futuro. Un asco.

jueves, junio 12, 2008

Memoria Recuperada: "La Doncella de Hielo" de Marc Behm


La traducción, buena pero con bastantes americanismos extraños, es de Jorge de Lorbar. En la portada una ilustración seudo-abstracta con motivos vampíricos. Estamos ante una divertida y poco seria novela de terror de temática vampírica. Y digo divertida por que hay que reconocer que con las aventuras de los tres desquiciados chupasangres que la protagonizan, uno se ríe bastante, pero, claro, también poco seria por que alucinas con las situaciones inverosímiles en las que se meten los tres coleguitas. Como rasgo a destacar, aquí los “buenos” son los vampiros y hay que reconocer que los tres están muy logrados, Cora, Tony y Brand son tres adorables, amorales y melómanos vampiros acuciados por los problemas de la vida moderna, desde pagar las facturas, a encontrar un buen sitio donde esconder el ataúd. Y siempre intentando evitar a las turbas enfurecidas de “vigilantes” armados de estacas.
La obra se divide en dos partes, en la primera se nos presenta a los protagonistas, su vida pasada y sus actuales problemas. La segunda (que me gustó menos) es una alocada descripción del extraño y alucinante robo que emprende el trío para solucionar sus problemas. En fin, un libro majillo y poco trascendente, un divertimento del que sólo hay que lamentar su racismo soterrado (con negros y árabes como objetivo) y un cierto descuido en los detalles.

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Aviso que es un libro difícil de encontrar, entre otras cosas por que la edición original la realizó Júcar en 1988. De hecho la edición que me dejó mi novia de aquella época fue la de Círculo de Lectores. Cuando luego esa novia pasó a la historia y me quise hacer con este libro sude sangre y, de nuevo, volví a hacerme con un ejemplar de Círculo. Hasta donde sé, Behm publicó más novelas de rasgos similares en Thassalia, como Círculo no las sacó, conseguirlas se ha convertido casi en misión imposible, los libros de esa editorial son muy complicados de pillar, desconozco el porqué.
Aparte de mis propias manías como coleccionista, tampoco sé si merece la pena el esfuerzo de dedicarse a Behm. “La Doncella de Hielo” es una obra muy divertida, graciosa de verdad pero poco elaborada como novela. De hecho, parece más un chiste largo (en especial la parte del estrambótico robo) que una narración propiamente dicha. Tampoco se caracteriza por su coherencia, ni su originalidad. Pero, repito, para echarse unas risas es inmejorable.

miércoles, junio 11, 2008

Ómicron, Conclusiones

La salida al mercado de cualquier editorial nueva que se dedique a esto de la ciencia ficción es siempre recibida por el aficionado con una mezcla de curiosidad y alborozo. Cuando hace ya un tiempo Ómicron inició su andadura salude en este blog su nacimiento y me quede a la espera para ver como era su evolución.
Bueno, a día de hoy, es posible ya llegar a algunas conclusiones que, como todo en la vida, no dejan de ser provisionales, siempre pendientes de posibles virajes de la colección.
El aspecto, digamos, estrictamente material de Ómicron es casi impecable, acogido al formato de tapa blanda y tamaño destacable, que también utilizan la Factoría, Nova o Minotauro, sus libros no desentonan en cuanto a calidad con los de cualquier otra colección de género o no. Las portadas son, como tan a menudo ocurre con este tema, terreno de debates. Bastante discretas para lo que es este mundillo, aunque algunas derrapen hacia el "pulp", en general, se las puede calificar dentro del buen gusto.
El interior de los libros es también correcto, sin erratas, con un buen tipo de letra, una obra de calidad. Respecto a las traducciones, hay de todo, a que negarlo, pero, generalizando, el nivel medio es bastante aceptable.
Un pero podría ponérsele al precio, bastante caro, pero en función de los contenidos, es posible que el público este dispuesto a pagarlo.
Hasta aquí, pues, la valoración sólo puede calificarse de positiva o muy positiva. Pero, claro, los libros no se compran para decorar un salón, luego está el contenido, lo que hay dentro de ellos y aquí, me temo, es cuando Ómicron no está a la altura.
La selección de títulos es, aparentemente, atractiva, aparecen autores conocidos y que tienen tirón, caso de Connie Willis, Joe Haldeman, Robert J. Sawyer, o Lois McMaster Bujold. También se ha apostado por escritores poco editados pero ya conocidos por el aficionado como Robert C. Wilson, James P. Hogan, Rudy Rucker, John Kessel o Geoff Ryman. Y, por último, se ha editado a una serie de nombres nóveles o poco conocidos como Frank M. Robinson, Maureen McHugh, Roger McBride Allen o Paul Park.
Como decía, aparentemente una selección atractiva, pero, por desgracia, también fallida. Es muy complicado leer por ningún lado una crítica constructiva de casi ninguna novela de esta editorial, los libros de Haldeman, Willis, Bujold, Hogan, Rucker o Ryman han sido recibidos con tibieza, indiferencia o franco desprecio. De otros títulos es como si nadie los hubiera comprado por que no se mencionan prácticamente por ningún sitio, llamativo en el caso de Park, un autor con cierto nombre allende nuestras fronteras y significativo en el resto.
El único acierto de Ómicron ha sido "China Montaña Zhang" de Maureen McHugh, considerado como una de las mejores distopías editadas en mucho tiempo. Del resto es mejor pasar un discreto velo. Por ser caritativos, libros menores que no pasarán a la historia de la ciencia fición, excepto como una nota a pie de página. Mucho debe cambiar Ómicron si quiere sobrevivir en el actual mercado menguante e hipercompetitívo.
Hay un viejo refrán que dice, "no debes juzgar un libro por su portada". Va como anillo al dedo para Ómicron: libros atractivos y bien editados pero terriblemente insulsos o, sencillamente, malos. Una pena.

miércoles, junio 04, 2008

Memoria Recuperada: "El Tapiz del Vampiro" de Susy McKee Charnas


Traducción, buena, de Albert Solé, portada un tanto hortera, con colores chillones y vistosos y la ilustración en relieve. Ilustración esta que tiene tela, no queda claro si es una reinterpretación del “Nosferatu” de Murnau o de la serie de TV “El Misterio de Salem´s Lot”.
Estamos ante un libro provocador, magníficamente escrito y apasionante. Mejor que Ann Rice, Charnas emprende aquí la descripción racional de cómo sería la vida de un vampiro en la época actual. Lejos de la parafernalia típica del género, el libro es deudor claro de “Soy Leyenda” de Matheson.
Weyland, el vampiro, es una recreación totalmente científica de cómo sería un auténtico vampiro, o sea, un depredador superespecializado en una presa abundante pero peligrosa: nosotros. El lujo y el detalle con el que está descrito Weyland hace dudar sobre si este libro es fantasía o ciencia ficción. Por lo demás, estamos ante un personaje curioso, perfectamente adaptado a su medio y en constante evolución. De hecho, el eje de la novela es el proceso de maduración del protagonista, de depredador que nos ve como presas (el rebaño) a un ser que puede llegar a sentir amor por alguno de nosotros.

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Este fue el mejor libro que me leí en el 95. Cierto, como es posible ver en esta serie, ese año me leí mucha porquería pero “El Tapiz del Vampiro” sigue siendo una gran novela. Junto a “Soy Leyenda” mi libro preferido sobre vampiros (clásicos aparte) y, en mi modesta opinión, netamente superior a las obras de Rice o al “Sueño del Fevre” de Martin.
Un perfecto fix-up donde es difícil decidirse por que parte es mejor que otras: el rapto de Weyland es pavoroso, pero el capítulo centrado en la visita a la opera donde se interpreta “Tosca” de Puccinni deja sin aliento. El final del libro es uno de los mejores, más profundos y perfectos que he leído en mi vida. En fin, que más decir, una obra maestra.